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Esos días

Tema en 'Prosa: Melancólicos' comenzado por nahuel Lorca, 24 de Enero de 2010. Respuestas: 1 | Visitas: 594

  1. nahuel Lorca

    nahuel Lorca Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    4 de Noviembre de 2009
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    Son días de eternos pensamientos en el recuerdo, de momentos inolvidables con extensas conversaciones debajo de un frondoso árbol, donde los tiempos eran ignorados, por la felicidad fugaz de sentirme en la entera contemplación de la paz, que irradiaba la importancia de sentirme nuevamente vivo.
    La esperanza parecía ser cada vez más real, la podía acariciar con las palmas del creador de sueños, salido del bello cuento de hadas de la joven enamorada en un balcón desconocido, de aquellas inmensidades que recorremos alguna vez en la vida.

    Los silencios estaban ausentes como recurriendo de manera desesperada al hablar, para que el momento no se fugara en el vacío de la inconciencia, estar siempre presente en los labios del momento presente, mirar sus labios era traducir la belleza de sentirme acompañado, como cómplices de la historia en formación ideal, donde era protagonista del tiempo en vida.

    Ella regaló esos instantes, nunca imaginó lo que estaba construyendo, me hacía cada vez más fuerte, hacía creer en nuevos episodios de una vida, ya terminados en ilusiones, renacía la ilusión, la formación del mundo olvidado, estaba interpretando las emociones que un día escondí en el lejano.

    Era nuevamente un hombre que miraba los ojos de una mujer con el deseo de cautivar el futuro que estaba perdido, parecía el beneficiado, la segunda oportunidad que años espere hasta olvidar.

    Estaba siempre presente en el pensamiento, las horas de soledad eran dedicadas por entero a su figura, que observaba a través del recuerdo de su compañía, me emocionaba pensar que estaba en su memoria, que podía ser su único referente durante esas horas, donde no necesitaba a nadie más, yo era su centro, el depositario de todos sus sueños y deseos, su fiel compañero de viajes, el ilusionista que transformaba sus espacios.

    Pero como todo empezó, un día acabó. Los momentos desaparecieron, no pude evitar la muerte de los instantes, nuevamente de vuelta a la realidad que estaba acostumbrado, el cautiverio cubría mi destino, era otra vez el solitario caminante de lugares desconocidos, visitante de esos lugares, en entera soledad, recordando todavía con las heridas vivas, la emoción envolvía cada espacio de la sombra del frondoso árbol, recordaba sus risas, sus lágrimas, sus juicios, sus lindos pómulos, sus delgados labios, sus deseos, su aroma se clavaba en mi pecho. Estaba presente por instantes, la podía sentir, abrazar, dedicarle una palabra, estaba en prenda del recuerdo.

    Buscaba esos lugares con la ambición de rescatar la sensación bella de volver a la vida, después de tanto tiempo compartiendo con los vestigios de la muerte presente.

    Hoy sigo en esa muerte, donde la soledad es la fiel testigo del recuerdo de esos días, que por instantes resucitaron como el nuevo hombre, que pretendía reconquistar sus espacios y formas que un día fueron sus dominios.

    Estoy presente en esos recuerdos, cautivo de la sensación conocida y tranquila de vivir en soledad. Pareciera que los designios quieren mantenerse en la completa perpetuidad de los momentos, de los recuerdos de un día mejor.
     
    #1
  2. ROSA

    ROSA Invitado

    #2

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