Esperando detrás de unos ojos.

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Había allí dentro una luz laminada que entraba por el tragaluz de su retina. Era como un relámpago diagonal estrellado de motitas de polvo que vagaban por el espacio. La zona más oscura estaba templada y se oía el desperezar de sus ojos. El lugar olía a jazmín y estaba lleno de sueño. Sentía caer sobre sus pestañas una lluvia de luz que bajaba como una nevada invisible. Sin duda me encontraba en el paraíso. Era como el valle de un lago en el verano y tenía un manto amarillento de polvo de estrellas que se había acumulado allí como un aluvión finísimo y resplandeciente. Un charquito de lágrimas se estaba secado bajo la racha del tragaluz y en sus orillas ondulantes se veían las rayas escalonadas que el borde del agua había dejado allí desde su infancia. En medio del charco de lágrimas había una esperanza que tenía cuatro cepas levemente hundidas en el manto amarillo. La esperanza había echado raíz, y se extendía por todo el fondo de la laguna, entrecruzándose unas con otras como una tela de araña.
Yo me encontraba de cara a la ventana de sus ojos, y el sol temblaba tras el iris como si corrieran hilos vivos de luz. Tenía su mirada un aire soñoliento y abandonado, como de no oír más sonido que el piar externo y lejano de algún pajarillo que pasara por detrás. Desde allí podía ver la silueta difuminada de lo que parecía ser un texto, pero nadie puede ver nunca con claridad, desde ese lugar, lo que ocurre fuera.
A continuación se sentó en una silla. Una silla de madera de cerezo, barnizada a mano, de color rojo líquido, en sintonía con su cabello. Tenía sus cuatro patas levemente hundidas en el musgo del jardín. Nacían de los remates del respaldo unas ramitas verdes con hojas y cerezas en armonía con sus ojos. Las cerezas estaban maduras y cubiertas de motas de polvo pero aún alcanzaban a reflejar en pequeño todo lo que acontecía alrededor. Eran dos pares de cerezas pequeñas que se apoyaban alegremente sobre las hojas.
Se reclinó sobre el respaldo acertando a poner su cabeza entre las dos ramas de cerezo que rodearon sus sienes como una corona y las cerezas parecían colgar de sus orejas como pendientes de rubíes oscuros en equilibrio con su belleza.
Vi por el tragaluz de sus ojos, el cielo y un sol dorado de siesta, entonces imaginé que estaba leyendo un libro y a punto de quedarse dormida. Cerró los ojos y vi proyectarse sobre la película traslúcida de sus párpados juegos de luces con manchas grises que el sol había dejado en sus pupilas. Pero la nevada de polvo amarillo seguía cayendo y cayendo sobre sus pestañas... y se quedó dormida. - Hola amor, te estaba esperando ojitos de luz.

 

Lo leí una vez, lo leí por segunda vez con tu voz de fondo, y lo leyera cuatro mil veces más sin cansarme...
Es que tienes una magia en tu pluma y en tu voz que transporta justo hasta allí, a las imágenes que describes, y pude ver yo también unos ojos de luz , cansados de tantos mirar , con un brillo esperanzador y que la brisa del otoño cierra lentamente...una mezcla de tristeza con ilusión ....
Celebro encontrarme de nuevo con tu pluma amigo; tu poesía me hace sońar ....
Abrazos y reputación merecida.

 

Es como un cuento de hadas donde uno se siente diminuto y va descubriendo esas luces y esas sombras a medida que avanzas en la lectura. Derrocha imaginación.

Precioso, Felicidades amigo

Palmira

 

Qué ternura más grande, Engel. Nunca dejas de sorprenderme con las descripciones de todas las imágenes, la más mínima la haces grande como si fueras urdiendo lentamente hilos de seda, suavecito en tu palabra y uno se queda perdida entre ellas. Tu forma de decir es incomparable, muchos podríamos escribir parecido, tal vez pero tu esencia bendita es la que impregna ese matiz que te hace escribir de este modo. Yo recuerdo tus recitados y hasta tu voz, Engel, así es que como ahora no lo haces, me creerás, pero te escucho igual. Terminada la urdimbre das el toque final y rematas en puntadas de rojo encendido. Esa imagen de las cerezas las vivo, amigo porque en mi lado, las cerezas en el árbol están rojitas como las que parecieron sus pendientes finos. Aquí hay un complemento de todas las cosas y tu forma de hacer palabra las embellece mucho más aún. Un abrazo. Muchas gracias.

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Gracias por las hermosas palabras que me regalas. Eres como un sol dorado de siesta.
Fuerte abrazo, Beatriz.

 

Saludos, compañera. Gracias a ti, espoleo esta prosa hacia arriba.
Besos...

 

Waouh! Increible, el mundo onírico no tiene secreto para ti. Sabes expresar lo inexpresable, sabes pintar lo imposible...Decir que me encantó parece demasiado pequeño para expresar mi sentimiento. Toda mi admiración poeta Engel y gracias por ese viaje en tu universo y permitirme ver por "tus ojos". Amarilys

 

Gracias por tu presencia y el encantador comentario que me regalas. todo un lujo para mí.
Felicidades por tu prosa destacada.
Te dejo un fuerte abrazo con todo cariño, Margarita.

 

Me gustan los textos que dejan libertad de interpretación al lector, según, posiblemente, sus vivencias, o su estado de ánimo, o su propia personalidad.
Muy poético. Insisto en que algunas de tus frases, que vas rociando en tus textos, dotadas de belleza e inteligencia, son para guardar en el cajón de los tesoros.

 

Mil gracias Amarilys por el gentil y hermoso comentario.
Verdadero placer tu presencia en mi escrito.

 

Saludos cordiales y Feliz Navidad, Finé.
Gracias por el hermoso comentario.

 

Sueño dentro de un sueño en el que el soñador está pendiente de cada gesto, de cada acontecer que se magnifica y se adelanta a un primer plano en la dimensión onírica de la mirada. Haces irisados que van reflejando como caleidoscopio la anatomía fantástica de esos ojos soñados y su entorno, mientras el yo poético que duerme y sueña espera que los ojos soñados entren en la trama envolvente que se despliega ante el lector en el saludo final.
Muy hermoso, Engel.

 

Que hermoso Engel, me encanta como ves la vida y la manera en cómo la describes. Mil aplausos.
Saludos

 

Mil gracias, siempre, por tus hermosos comentarios-. Fuerte abrazo querida amiga.

 

Saludos y fuerte abrazo Hannah. Gracias por comentar.