Esperanza ficticia

Esperanza ficticia
amor que impudicia
y el sol que hoy quema
el amor que blasfemas.
¿Puedes mirarme de frente,
en mi ojos, clavar tu mirada?
¿Con tu voz cautivada en ronquidos,
decirme que ya no me amas?
¡No vuelvas a llorar delante de mi!
Hay algo en tu mirada,
no me convence tu sentir;
tú hombría quedó en sombra,
dudas de tu amor y no me dejas ir.
Cautivaste las abejas
y a mi como reina me cortejas,
extiende el mantel
de ellas buscas la miel,
de mi la pureza que te da mi jalea.
¡Que nada me asombre!
No repetiré jamas tu nombre,
quédate con tu enjambre
yo con la esperanza ficticia de aquel hombre.

 

Hola poetisa: como es de costumbre paso a corregir con sugerencias sobre lo escrito.



Esperanza ficticia(,)
amor que impudicia
y (d)el sol que hoy quema (a mi gusto quitaría la “y” y agregaría el “del”, léelo tú y luego dime).
el amor que blasfemas.
¿Puedes mirarme de frente,
en mi(s) ojos, clavar tu mirada?
¿Con tu voz(,) cautivada en ronquidos,
decirme que ya no me amas?
¡No vuelvas a llorar delante de mí!
Hay algo en tu mirada,
no me convence tu sentir;
tu hombría quedó en sombra, (el “tu” de tu hombría y no el “tú” de tú dime)
dudas de tu amor y no me dejas ir.
Cautivaste las abejas
y a mí como reina me cortejas,(yo respetaría el tiempo verbal en esta ocasión “cortejaste”).
extiende el mantel (extendiste el mantel en la que ellas buscan la miel de mi pureza, la que te da mi jalea).
de ellas buscas la miel,
de mi la pureza que te da mi jalea.
¡Qué nada me asombre!
No repetiré jamás tu nombre,
quédate con tu enjambre(,)
(y) yo con la esperanza ficticia de aquel hombre.

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Te lo paso en limpio:




Esperanza ficticia,
amor que impudicia
del sol que hoy quema
el amor que blasfemas.
¿Puedes mirarme de frente,
en mis ojos, clavar tu mirada?
¿Con tu voz, cautivada en ronquidos,
decirme que ya no me amas?
¡No vuelvas a llorar delante de mí!
Hay algo en tu mirada,
no me convence tu sentir;
tu hombría quedó en sombra,
dudas de tu amor y no me dejas ir.
Cautivaste las abejas
y a mí como reina me cortejaste,
extendiste el mantel
en las que ellas buscan la miel
de mi pureza, la que te da mi jalea.
¡Qué nada me asombre!
No repetiré jamás tu nombre,
quédate con tu enjambre,
y yo con la esperanza ficticia de aquel hombre.


Un abrazo.

 

Gracias Daniel amigo querido por tu tiempo y dedicación un abrazo enorme Lili