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Espino negro y el Recolector de almas

Tema en 'Prosa: Ocultos, Góticos o misteriosos' comenzado por Simbolo, 20 de Octubre de 2013. Respuestas: 0 | Visitas: 1156

  1. Simbolo

    Simbolo Poeta adicto al portal

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    Los llantos salieron de los ojos de la joven madre cuando la indeseada nació muerta. Lagrimas blandidas para el despertar de una vida no querida.

    Ya en su inicio una niña entre dos mundos fue forjada, con un nombre sinónimo de la esperanza. Perseguida por todas las almas, en el limbo se encuentra en soledad, sin dejara a nadie indiferente, por la belleza con la que la moldearon las quemaduras del tiempo. Ella, rodeada del dolor del mundo, lo alimenta con su pura energía, sacando el mal de los seres desde que piso la tierra, ya hecha cenizas.

    La grotesca cara manchada por las nubes mira ahora desde arriba. Solo entre fantasmas se descubren las historias de las almas errantes, a quien el mundo no les cedió una vida completa.

    Perdiendo la comida de su boca alcanzo el cuerpo muerto a llegar hasta aquí. El acero enfundaba en sus carnes, la princesa enojada, para despertar la vida, para sentirla. Hasta que llegado el día del desvanecer de las circunstancias y busco a la flor más blanca y fuerte del jardín de la esperanza, para en aquel lugar de ensueños decirle que quería despertar, que cada muerto a su lugar.

    Entre manchas blancas buscaba caer por segunda, aunque solo la adentró en el limbo cuando sonó el primer tono, porque por capricho de la barra del sustento, se flexo la curvatura del mundo por unos guantes negros. El mal ladrón que mira a través del tiempo al fin estira la mano para robarte la ansiada muerte.

    El miedo sucumbió al dolor, y el poderoso recolector pudo acercarse con esa energía destructora. Detrás de él hay un sin fin de almas del otro mundo, a quienes dio un forzado hogar por el temor de los vivos. Él, aprecia su vida, la vida de un ser mágico, y el brillo del espejo parece que le brindo a alguien que pudiera entenderla.

    Pero los segundos corren en días y los días en meses, las energías se estabilizan se juntan y el guardián se corrompe. El mismo dolor le vuelve a la dama, una y otra vez la persiguen los recuerdos de quienes pensaba haberse librado. El limbo la adentra aun más, las almas se acercan llegando de todas partes y el dolor sucumbe al miedo de nuevo.

    -Lo siento.-

    -Tu no tienes la culpa.-Responde con una cara triste y no enfadada, mientras la decepción de su vida la reconcome por dentro.

    -Si la tengo, he sido uno más y yo no soy así.-Responde el recolector, que por tristeza pierde su fuerza, y todas las mal intencionadas almas que conserva se escapan acercándose a ella.

    -Dejadme-Dice enfurecida mirando al vació. Después su voz se vuelve triste.-Olvídalo, no sueltes esa energía negativa.

    Él se aparta rápidamente de ella, coloca las manos sobre su propia cara y se concentra.-No puedo. No puedo dejar de sentirme mal conmigo mismo.-<br><br>-Déjalo, no tienes la culpa, la culpa la tiene mi pasado.-

    -Lo siento.-

    El rostro de ella se vuelve serio y con una mirada fulminante.-No quiero tu compasión, ni la de nadie.-

    Él reprime la carcajada sarcástica que le sale del alma, no es el momento y lo sabe.-¿Pero que no entiendes que tu dolor me duele porque te quiero?-

    Ella queda en silencio un tiempo, él la mira y cuando por culpa no puede observa el infinito. Finalmente, ella habla.-Nunca podrás entenderlo.-

    -Lo entiendo, pero no puedo hacer nada, sol esperar que algún día me perdones y puedas mirarme de nuevo a la cara.

    -Nunca podrás entenderlo- Repite ella.

    El recolector coloca la mano estirada hacia ella, manteniendo la palma hacía arriba.

    Pasado un largo tiempo ella pregunta, la curiosidad que tiene por la vida gana a la pena.-¿Que haces?-

    -Yo ya dije un día, que no te quiero mía te quiero a mi lado. Así que espero que me perdones.-La mira con unos ojos penetrantes.

    -Pero no puedo.-

    -Lo entiendo, y no te pido que sea hoy. Solo mantengo la esperanza de que algún día puedas, pero mientras tanto mi mano estará ahí esperando.-

    El silencio se crea, ella aprieta las dos manos entre sus piernas, el tiempo pasa y acaba alargando su mano y colocando la sobre la de él. Pero pronto la retrae y cruza los brazos fuera.-Marcharos.-

    -¡Fuera!- Grita él mirando al vació, su energía fluye en forma de 8 tentáculos que cogiendo del cuello a las almas las sacan fuera, después hay un palpito en su pecho y las almas que intentaban volver adentrarse en la sala son empujadas. El recolector desaparece del mundo de las almas y solo queda su amenazante mirada que paraliza a los espíritus. Ella necesita estar sola y él lo sabe, por lo que queda hecho de piedra, sin sentir ni aportar nada.

    -Gracias.-Dice ella al sentirse liberada de ese peso. Ahora esta sola y tranquila, pero allí hecho de un material indeformable hay una mano esperando a que la cojan.

    -No se si voy a poder confiar en ti después de esto.-Dice ella.

    -Pues entonces aunque me duela...-Dice él muy parado y sin ser capaz de mirarle a la cara.

    -No digas eso.-Dice ella mirando lo de nuevo.

    -Tal vez sea mejor que volvamos a ser solo amigos.- El hace ahora el silencio y ella lo corta.

    -No digas eso idiota, yo te quiero.-

    -Y yo, por eso tengo miedo a volver hacerte daño y perderte del todo para siempre.-

    Los dos se abrazan. Y ella le pide que no repita eso nunca, a lo que él responde que nunca quiere repetirlo.
     
    #1

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