Estación corporal

Mis sentimientos tienden a manifestarse ensobremanera por momentos, sutilmente esgrimen un detalle de bamboleo asimétrico,que describe inquietante el curso de mi ansiedad. De ningún modo intentaría detenerlos, pues no sabríacomo resolver mi vida sin ellos; no tendría la estabilidad emocional paralograrlo, sin embargo los retengo en la última frontera de mi cuerpo. Exacto, comolo pensé, la piel es la última estación corporal de mis emociones; Ellos losaben, pero de igual forma escrutan la salida. En este menester me enlazo conellos, en busca de la huida. Mi cuerpo y mi mente a fin de cuentas, con esterazonamiento, aparecen forjando una galería de sensaciones. Estremecimientosque demoro inconsciente y convierto en prisioneros de ambiciones yfrustraciones. Será por este juicio quelos detengo instintivamente y solo llegan al pellejo en forma de contorsión mímica,con ésta, su transmisión, su grafía, su aullido de autonomía dominada, que aveces fuera silenciada por mi mismo; su mutismo me representa, distorsiona elclamor de cientos de indecisiones, que prestas a disgregarse, corren sobre esa viscoelasticidadque se vuelve una metáfora de la fuga. Cuando ellos afloran, me siento unescapista sensitivo.
El movimiento exhibe nebulosa y fugaz una deformaciónque depende exclusivamente del tiempo, declarando propiedades viscosas, quesimulan ser elásticas y generan muecas de los dichos estados de ánimo. Físicamenteelásticos, mis sentidos pasan de la invisibilidad, a la gesticulación de lapiel, desplazando los átomos de su posición de equilibrio cristalográficos, enel interior de la materia, dejando ver sus sensibilidades en cada movimientogesticular.