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Estocada final

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por ivoralgor, 28 de Junio de 2019. Respuestas: 0 | Visitas: 508

  1. ivoralgor

    ivoralgor Poeta asiduo al portal

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    No tenía caso maldecir mi suerte, ya estaba escrito en algún sitio, con letras límpidas y aseadas. Te lo dije, Jorgito, ese hijueputa me tenía entre ceja y ceja. La música en “El Subis” estaba retumbando en mis oídos. Dolores O’Riordan se mezclaba con el Vodka que tomada a sorbos largos. And in the day, everything's complex. Ahora que haré con todas esas deudas que tengo, el pulsito de oro que le prometí para su cumpleaños a Ximena, la cena de aniversario con mi esposa, todos esos planes, Jorgito, dónde chingados van a terminar. No me digas, ya lo sé, en la mierda. Una caricia tibia rozó mi mano. ¿Me invitas a una copa, guapo? La miré se soslayo, cómo implorando que se quedara gratis, como amigos. Yo te invito, dijo Jorgito relamiéndose los labios. Ella le hizo una seña al mesero con la mano derecha: una Caribe Cooler de durazno. Miró a Jorgito con ojos chispeantes y él asintió con una sonrisa de oreja a oreja. Minerva, así dijo llamarse, ya estaba algo alcoholizada. Devoró los labios de Jorgito desesperada, casi lo tragaba. ¿De qué hablan? Preguntó después del primer sorbo de la Caribe Cooler, soy toda oídos. Nada, dije, le estaba contando mi pato aventura de la oficina. Una risotada cimbró la mesa. Tragué saliva y continué.

    Pero me habías dicho que estaba en pláticas tu situación en el trabajo. Así era, pero resulta que no llegaron a nada y me llevó la chingada. Minerva casi se ahoga. No te pongas triste, papi. Sabes, le dije al punto del llanto, trabajar casi por veinte años, dejar lo mejor de mí en esa oficina, sortear un divorcio por lo absorbente del trabajo, son cosas que jamás te agradecen esos pendejos. Lo ves, Jorgito, la guerra ya estaba perdida desde que empezó todo esto. Alargó la mano y con las uñas, gastadas y despintadas, me acarició el rostro. Qué chingue a su madre es viejo, me oyes, qué chingue a su madre. El mesero me sirvió otro Vodka. Me trajeron como calzón de puta, en ascuas, no podía dormir por la preocupación. Jorgito, hasta un derrame en el ojo derecho, en serio, un derrame, mira. Una segunda Caribe Cooler se empinaba Minerva. Cacahuates, Nacho, tráete unos cacahuatitos picositos. Pero eso no era lo más cabrón, Minerva, lo más cabrón fue que me invitaron a una reunión, a eso que le llaman Evento de Integración, para socializar con los demás compañeros de otros departamentos. La fiestecita estuvo nice: cervezas, Vodka, Whisky, deep de queso de cabra, carpaccio de salmón, banderillas de camarones, panecitos con especias italianas, alguno fino y elegante. Ahí lo vi entrar, ese pendejete que tenía en sus manos mi destino; yo sin saberlo, me acerqué a saludarlo efusivamente y me correspondió con una sonrisa forzada. ¿En serio? En serio, Jorgito, me tomé mis buenos Vodkas con agua mineral, parecía el festejado, los meseros me atendieron a cuerpo de rey. Tragué un poco de saliva antes de sorber largamente lo que restaba del Vodka. Alcé mi vaso para que viera el mesero. ¿Hay palomitas de maíz, Minerva? Asintió mordiéndole la oreja a Jorgito que se encogía de hombros, erizado.

    Ya estaba medio borracho cuando se me acercó uno de Recursos Humanos. La mirada seria, una carpetita en la mano derecha. Pedí otro Vodka al mesero, Jorgito, sin remordimientos, sentía que pertenecía a la empresa, era la primera vez que experimentaba esa sensación. No te voy a mentir, Minerva, estaba en las nubes, todo pendejo. Extendí el brazo para saludar al tipo de Recursos Humanos. Me tomó del brazo y me llevó a un jardincito, lejos del bullicio. No soltaba el vaso, se me chorreó un poco. Tómate el último Vodka que te pagará la empresa, me soltó el muy cabrón. Jorgito, el último Vodka, el último. Se me bajó la peda en el ipso facto. Estás muy tomado ahora, pero el lunes pasa por mi oficina para que firmes tu finiquito. Aporreé el puño en la mesa. Cálmate, papi, no te enojes de nueva cuenta. De acuerdo, le respondí. Entré de nuevo al salón e intercepté a un mesero. Tráeme un Buchanan´s bien cargado, dudé un instante, que sean mejor dos, para que no des muchas vueltas. Acabé más borracho que pescador en temporada de pulpo, con eso de digo todo, Minerva. Recuerdo vagamente que empecé a agasajar a una muchachita de TI que estaba igual de pedísima. Nos dimos unos picoretes en el jardincito, entre risita y risita; le metía la mano torpemente por debajo de su vestidito floreado. Estaba muy húmeda, Jorgito, lista para la acción. Su compañera nos sorprendió en el jardincito y nos hicimos pendejos y regresamos al salón. Nos sacaron al poco rato del salón porque el servicio ya había terminado. A la chica la llevaron en vilo por su compañera que la andaba cuidando. Rumbo a mi carro, Jorgito, que estaba estacionado a un costado del salón, empecé a vomitar. No había nadie. Sentí que iba a escupir las tripas. Rumiaba como un toro herido de un limpia estocada. Me salía el carpaccio por la nariz. No sé ni cómo abrí el carro y me quedé dormido sobre el volante. A las cuatro de la mañana reaccioné y me fui a mi casa. Había muchas llamadas y mensajes de mi esposa registradas en mi teléfono celular. Divorcio seguro, Jorgito, pero no pasó a más.

    Esta vez, dije, yo pago los tragos, a salud de ese hijo de puta, que siempre supe, me traía en la mira. Jorgito, me andaba cazando el muy maricón, hasta que se le hizo. Gracias a Ximena supe todo eso, Jorgito, ella me lo contó hace un par de noches en el motel. Minerva ya está fumigada. Soltamos una carcajada. Le hicimos señas al mesero para que la viniera a levantar y se la llevara. Nada funcionó Jorgito, ni el cambio de departamento, ni dejarme en el mismo puesto, nada. Sólo porque no sabía nada ese día de la reunión, ya que le hubiera dicho un par de pendejadas a cínico ese y soltarle un par de madrazos. Ya es tarde, dijo Jorgito, mañana tengo que ir a trabajar. Dichoso, respondí masticando unas palomitas de maíz. La última y nos vamos. Asintió Jorgito y nos diluimos en una cumbia cubana que sonaba en “El Subis”, apunto de cerrar.

     
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    Última modificación: 28 de Junio de 2019

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