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Évano

Tema en 'Prosa: Surrealistas' comenzado por Évano, 11 de Febrero de 2013. Respuestas: 12 | Visitas: 1331

  1. Évano

    Évano ¿Misántropo?

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    Érase una vez un hombre de una sola pierna gigante y cuerpo pequeño. De su cabeza apepinada y diminuta colgaba una nariz enorme y alargada. Los ojos a penas se advertían y de sus brazos brotaban unas manos inmensas que llegaban hasta la rodilla.

    A la sombra de un cactus de tres ramas, al sol del mediodía, bajo un cielo azul de nubes despeinadas,
    sentado y desnudo, meditaba sobre una piedra de color verde oliva un unipierna cabizbajo que miraba la arena que pisaba su enorme pie.

    —¡Hola, extraño señor! —le saludé con mi cuello en alto— Parece triste —le dije, mas su boca no contestaba, seguía meditando, como en otro mundo.

    Se levantó (comprobé su altura de tres hombres) y con largos saltos se fue alejando. Intenté seguir las enormes zancadas, huellas profundas en las dunas aplastando a millones y millones de granos de arena.

    Los rayos de sol, o flechas agujereando mi cuerpo, evaporaban la poca agua que guardaban con celo los millones y millones de células de mi yo.

    La carrera se fue ralentizando; la vista decayendo en espejismos de cuervos revoloteando el espacio, hasta que por fin las piernas se negaron a caminar. Sobre una huella yacía mi vida. Los sueños degeneraban en pesadillas. Ya a punto de morir, el hombre gigante unipierna, me acurrucó en sus manos enormes y, como enorme canguro de zancanda tremenda, me llevó consigo.

    —¿Por qué me habéis seguido? —me preguntó con voz fina y pausada.

    —Yo sólo soy uno —dije estúpidamente, pues supe al momento que me hablaba de usted—. Yo andaba perdido, quizás en mí mismo; sólo buscaba la compañía de un amigo. Perdóneme si le he molestado.

    Me observó curioso y, sin decirme palabra, me dijo:

    —Lejos ha venido a buscar a un amigo.

    Luego se fue, quedándome solo, quedándome yo dentro de una cueva de una garganta de montaña que, junto con otras, cercaban al desierto olvidado.

    Paseé la cueva. Mientras caminaba por ella se transformaba en el palacio más bonito que yo había visto jamás. Miles de flores talladas en piedra esmeralda escalaban cientos de columnas de blancos marmóreos que mantenían las bóvedas de un techo catedralítico y rojo, de firme belleza sin igual. Azucenas azules, tulipanes verdes, margaritas granates y rosas negras y lilas y claveles ascendían en espirales entre medio de ninfas que bailaban desnudas y descalzas. Plata y oro dibujaban estrellas, dibujaban planetas, dibujaban la Tierra en baldosas de un mármol tan oscuro y etéreo como el universo que vemos. Millones de velas, en pétalos de seda de colores infinitos, pululaban por el aire con el aroma que incienso y canela llenaban. En las esquinas de tan bello palacio, aguas de diamantes emanaban de hontanares de cristal que brotaban de las paredes e iban a parar a medias esferas de piedras repletas de aguas de colores de mercurios que brillaban como pequeños soles amarillos.

    Corrí los pasillos con los brazos abiertos y, como pájaro que rasa los cielos, bebí el agua de todas fuentes. El unipierna avanzaba brincando con una cesta de frutas. De ellas comí, sentado en el centro de tan bello palacio; tumbado entre constelaciones que no recordaba. Le pregunté:

    —¿Cómo te llamas, perdón, cómo se llama usted?

    —Évano —respondió—, pero con uve —me contestó.

    Se marchó y volvió con un libro de tapas de madera labrada en ébano de cerezas. El ser, se titulaba. Firmaba en azul un Évano sin b.

    Abrí al azar una página y leí sus letras de contornos arabescos:

    La función del verdadero escritor no es el de conseguir metal, sino la posibilidad de transmitirl misericordia y sabiduría. Con ella toda vida se limpia de las inmundicias, a todos los niveles, y el hombre siente su entorno y así mismo con una mayor percepción de lo real, lo cual da una acción más efectiva dentro de la Leyes de la Naturaleza.

    El escritor debe encarrilar al lector hacia el Trabajo Interno, hacia la Verdadera Realidad de las cosas, a forjar la base sólida de la Roca del Espíritu, a la transformación de los programas humanos con las cargas intelectuales de la Verdadera Sabiduría. Todo ello encaminado a la realización de cada Ser.

    Mi rostro se asombró.

    —Lléveselo —me dijo—, ya iré yo a buscarlo algún día.

    —¿Y cómo me voy? —pregunté.

    —Ahora duerma —dijo.

    Y ahora estoy en mi casa, en mi mundo, lejos de ese desierto olvidado, recordando a mi amigo unipierna y con su libro para leer, para aprender a ser yo.



















     
    #1
    Última modificación: 22 de Abril de 2014
    A nube blanca y (miembro eliminado) les gusta esto.
  2. Cisne

    Cisne Invitado

    Señor Évano
    He disfrutado de principio a fin su narrativa. El protagonista retorna desde el mundo de los sueños con un libro de enseñanzas del Unipierna sostenido entre las manos. Comulgo con la idea de que la verdadera alquimia es la que busca la transformación interior y ese trabajo sobre el Ser requiere de la ayuda de la Misericordia universal que es la que posibilita la liberación de la esencia y el tacto de la Verdadera Sabiduría.
    Mis felicitaciones, realmente ha sido enriquecedor leerle.
    Estrellas y un abrazo con fraternal afecto.
    Ana
     
    #2
  3. marea nueva

    marea nueva Poeta veterano en el portal

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    Las buenas amistades bien valen la búsqueda y el encuentro, solo hay que tener una buena corazonada o una mirada aguzada para encontrarles y quizá encontremos un unipierna sabio, afectuoso y generoso como el Señor Evano no con b, El relato me encanto ya va contando la historia de tan singular personaje.
    Un abrazo enorme de inicio de semana!!
     
    #3
  4. Dennisse

    Dennisse Invitado

    como cada personaje irreal de nuestras vidas
    formamos un vinculo tan real en nuestras letras
    con nuestra persona que somos un resumen
    poco apreciable a los ideales,
    abrazos y kikos
    Denn
     
    #4
  5. Évano

    Évano ¿Misántropo?

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    Muchas gracias, señora Ana, por su pasar lindo y por su trocito de tiempo dorado dejado aquí.

    Debo pedirle perdón, pues no me acordé de acotar esas frases que usted marca en azul, ya que no son mías. Ya subsané el error, marcando las frases y la explicación.

    Se la saluda afectuosamente y se le desea una semana genial.
     
    #5
    Última modificación: 11 de Febrero de 2013
  6. Évano

    Évano ¿Misántropo?

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    Muchas gracias, Ethel, en su caso no hay que tener vista aguzada ni buena corazonada para descubrir o saber que en usted crece la piedra filosofal de la amistad.

    Que tenga una semana fantástica.

    Un montón de saludos afectuosos.
     
    #6
  7. Évano

    Évano ¿Misántropo?

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    Muy cierto, querida Denisse, a veces estamos o somos una mezcla de nuestros propios personajes.

    Es usted un cielito lindo.

    Se la saluda y desea una felicísima semana.
     
    #7
  8. dulcinista

    dulcinista Poeta veterano en el Portal

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    Un relato muy enriquecedor amigo querido,
    una forma maravillosa de hablarnos
    sobre esa búsqueda interior que algunos
    toman como la verdadera razón de su existir.
    Un abrazo, me ha sido muy grato leerte.
     
    #8
  9. nube blanca

    nube blanca Poeta que no puede vivir sin el portal

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    Realmente un relato muy creativo y reflexivo que da pie a la búsqueda de
    uno mismo, que a veces es muy complicado, mucha sabiduría desprenden
    tus letras, me ha encantado de principio a fin.
    Ha sido un placer poder pasar a dejar mi huella en tu talentoso escrito.
    Te dejo reputación merecida. Un beso y un abrazo. Tere
     
    #9
  10. Évano

    Évano ¿Misántropo?

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    Muchas gracias, Eladio. Es cierto, esa meta interior a la que algunos aspiran en esta vida, creo que es la más verdadera.

    Se le saluda, amigo.
     
    #10
  11. Évano

    Évano ¿Misántropo?

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    Muchas gracias Tere, por dejar su huella tan linda en este escrito y por su amabilidad y generosidad.

    Me quedo con ese abrazo y beso y le mando más.
     
    #11
  12. Sheyla

    Sheyla Poeta que considera el portal su segunda casa

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    señor Evano, usted tien mucha creatividad, me sumergí en su castillo...
    era de no querer salir, de ahí...
    y su amigo, maravilloso, el perfil de una persona grande, con fuerza quiza, dado el tamaño
    pero de un corazon tan hermoso, y accesible...

    un encanto de lectura, muy amena.

    un abrazo
     
    #12
  13. Évano

    Évano ¿Misántropo?

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    Mil perdones, Sheila, me olvidé de contestarla.

    Muchas gracias por su comentario tan amable y su lindo pasar.

    Se la saluda afectuosamente.

    ¡Ah!, perdón, me olvidé que no quiere que la llame de usted. Entonces, queda para otra vez.
     
    #13

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