Extenuante Guerra

Creo que esto va aquí. Espero que les guste.​

¿Alguna vez has sentido que estás perdiendo el poder de tu persona, que haz dejado de andar tus propios pasos, tu cordura se ha desfallecido, y tus controles han cambiado de mandos?

He escuchado a viejos trotamundos hablar sobre esa etapa del complejo camino de la vida.

Ninguno me asegura haber ganado la batalla, aunque algunos confirman que esto es mas complejo que una extenuante guerra, pues el enemigo es intocable, y sin duda impredecible. No puedes preparar un plan de ataque, pues se es bien sabido que el contrincante es capaz de con tan solo mirarte, inmovilizar cada parte de tu cuerpo y sacarlo de órbita. No puedes tomarlo por sorpresa, el oponente no necesita saber lo que planeas para desorientar tus pensamientos y lanzar largos periodos de titubeos.

Ni siquiera se te es permitido darte por vencido. Las banderas blancas no existen en este lapso de disputa. Una vez que estas dentro, no puedes salir a menos que hallas perdido cada pequeña gota de ilusión, optimismo o certidumbre; solamente así, se te es permitido morir en el maldito nombre de Eros.

Si, también he escuchado parlotear sobre la resurrección de almas tenaces que lucharon por la oportunidad de un nuevo combate. Unos cuantos enuncian que no se encontraron con el mismo oponente, mas sin embargo, estos tenían los mismos poderíos que los previos, incluso, algunas variedades.


Quienes hablan sobre este tema, garantizan que los infortunados que entran a esa batalla, nunca salen completos.


Al menos, en algo convergen todos los caminantes:
Amar es algo que necesitas experimentar antes de culminar el viaje.