Eyre (1/3)

I​

Irlanda. Otoño del 2017.

Ya hace cuatro meses que me mudé con mi amigo del instituto, Manuel, a la ciudad. Cada día llego a un servicio nuevo para realizar mis labores como enfermero raso. El contrato no está mal y la gente es simpática.

Los días laborales se componen de una estructura cuidadamente detallada y placentera. Buena cocina, una pinta en algún pub cercano, hacer algo de ejercicio y escribir poesía pensando en la de siempre.

Mientras estudiaba la carrera, las profesionales me advertían de que aprovechara. “Se acaba la fiesta más allá de la universidad”. Era falso. Este año está siendo mucho mejor que cualquiera de los anteriores ¿Qué más podría pedir?

Una noche me acerqué por la calle de las putas y descubrí a una jovencita que debía sacarme seis años.

-Buenas noches-

-Buenas noches guapo, ¿te interesa algo de lo que ves?-

-Claro-

-¿Qué tal si vienes conmigo a una cama de aquí arriba?-

-¿Cuánto va a ser?-

-Eso depende de lo que quieras-

-Follar-

Echó unas carcajadas como si acabara de hacer un chiste.

-Bueno guapo, si lo que quieres es un completo te saldrá a cien-

-Eso es demasiado para mí, no puedo permitírmelo-

-Bueno, tranquilo, te puedo hacer una mamada por cuarenta-

-Vaya, suponía que me iba a salir caro, prefiero quedarme como estoy, sinceramente-

-Carai cariño, ¿es acaso que eres pobre? Creeme, te lo haré como nadie te lo ha hecho nunca.

-Bueno, no me hace falta que me lo hagas tan bien. Prefiero que me lo hagas como me lo han hecho hasta ahora por menos dinero-

-Es la primera vez que te cojes a una puta encanto?-

-Sí-

-Oh, que mono, ¿sabes?, hoy es un mal día. Es fin de semana y hay mucho público, mejor vuelve otro y hablamos-

-Está bien, buenas noches-

-Buenas noches-

Volví un martes tras tomarme una pinta de más con Manu. Ella se mostraba en la esquina del otro día. Era morena de piel, casi negra. Llevaba una minifalda verde y los rasgos de la cara pronunciados. Sus pobladas cejas y las ojeras era seguramente lo más característico de su rostro. Se notaba que no era autóctona, debía ser de origen marroquí o sudamericano.

-Hola-

-Vaya, hola de nuevo. ¿Qué estás buscando guapo?-

-A ti-

-Claro cariño, ¿a donde me vas a llevar?-

-Creía que podríamos hacerlo en esa habitación de la que me hablabas-

-No puede ser, de hacerlo ahí habría que pagar y te saldría caro-

-Está bien-

-¿Te apetece antes tomar algo?- Le pregunté

-¿Me invitas?-

-Claro-

-Pensaba que eras un cutre-

-Que no quiera gastar tanto en follarte no quiere decir que no pueda invitarte a cenar o a una pinta-

-En verdad hoy no cené y me muero de hambre-

-¿Dónde te apetece ir?-

-¿En serio?, mmmmmmm, podemos ir al McDonald. Me encanta ese sitio.-

-¿Al McDonald? -

-Claro, seguro que es lo único abierto a esta hora-

-Vale, allá vamos. Pero si quieres tengo algo de estofado de carne en casa y podemos ir al Mcdonald otro día-

-Mmmmmm. Vale, vayamos a tu casa-

Cojimos un taxi.

-Por cierto, Cómo es tu nombre?- pregunté

-Giuliana-

-No, venga, el de verdad-

-¿Para que quieres saber el de verdad?-

-Bueno, si no quieres decírmelo no pasa nada. Sabes, te llamas parecido a una de mis exs-

Debía recordar que estaba invitando a cenar a una puta y que iba a tener que aflojar pasta. No era una cita normal.

-Bueno Giuliana, arriba estará mi compañero de piso. No puede enterarse que eres una puta. Si pregunta nos conocimos hoy a la noche en un pub.-

-Está bien, por cierto encanto, ¿cuántos años tienes?-

-22-

-Vaya 22, uno más que yo-

-Joder tía, yo te echaba más años-

-Me lo suelen decir-

No nos dirigimos la palabra de nuevo hasta llegar al piso.

-¿Cuánto llevas en la prostitución?-

-No jodas Pablo, ¿dónde carajo escondes ese estofado?-

La tía comía como si hiciera días que no se llevaba algo a la boca.

-Joder Pablo, es lo mejor que he comido en años-

Al finalizar me agarró de la mano y me llevó al dormitorio.

(Fin del capítulo primero)