Feliz Navidad les desea la Doncella

La Doncella hacía mucho que había olvidado el calor de un hogar formado, entre otras muchas cosas, por el cariño.
Lo tenía frente a ella, su viejo piano, ese que por estas fechas hace ya años, le había sido concedido por ángeles. Esos ángeles que habían estado meciendo su cuna desde su nacimiento, aquellos ángeles que por muchos demonios que se encontraran en el camino, nunca cedían. Fueron esos ángeles los que le enseñaron a la doncella que jamás había que rendirse y que por muchas lágrimas que caigan de tus pupilas, no son mas que todos los pañuelos que existen para secarlas.
Ella lo olvidó, pasó días muy oscuros encerrada en ella misma.
Pero, es Navidad y dicen que por estas fechas, solían ocurrir milagros.
El milagro al que llamamos vida.
La Doncella pensaba, que en Nochebuena, se celebraba un nacimiento, pero no el de Jesús, ella creía que era el comienzo de otra época, una en la que olvidas todo y a todos, salvo a los seres queridos.
Una época que celebraba la resurrección de recuerdos ya perdidos. Esos en los que hay risa, amabilidad, calor, pero sobretodo, paz.
La Doncella creía haber olvidado esos momentos, hacía tanto que olvidó el calor humano…
Esta noche sería diferente, pues no tenía otra cosa en mente que disfrutar de la familia dejando cualquier mal fuera de su casa.
Así pues, cogió sus mejores galas, las sortijas de su madre, el collar de su abuela, la forma en la que su madrina le enseñó a maquillarse y se dispuso a borrar cualquier ojera, cualquier mancha, cualquier cicatriz que en su rostro pudiera verse y una vez preparada, sentóse sobre su banqueta y tocando una dulce melodía navideña, miró al cielo. Sonrió y le dio las gracias a su protector que la observaba desde el cielo, por otorgarle tan maravilloso regalo. Bajó la vista, miró sus dedos ahora deslizándose por las teclas de su amado piano y dejó escapar una lágrima por cada buen recuerdo que conservaba de esta hermosa época.

La Navidad es la mejor de las fiestas. Hay alcohol, amigos, música, vestidos bonitos y regalos. Pero lo mejor sin duda, son las tardes en las que decoras la casa con tus padres para cuando llegue tu madre a casa, darle una sorpresa. Las noches en las que todos colaboran para hacer la cena y vestir la mesa sin importar si uno hace mas que otro. Y los pequeños momentos en los que te emocionas y por escasa vez, lloras de la mas grata felicidad.

P.D. Probablemente, haya muchos sentimientos que no he expresado, momentos que he olvidado mencionar, pero mi familia acaba de llegar y mi padre como siempre ya está de los nervios porque mi abuelo se termina los entrantes antes de que lleguen a la mesa.
Os deseo muy feliz navidad y ojalá vuestra familia sea la mitad de lo maravillosa de lo que lo es la mía, si es así, tengo por seguro de que vuestras fiestas serán un precioso recuerdo que siempre tendrán un hueco en vuestro corazón. Dicho esto, FELIZ NAVIDAD Y FELICES FIESTAS SEÑORES! La Doncella hacía mucho que había olvidado el calor de un hogar formado, entre otras muchas cosas, por el cariño.
Lo tenía frente a ella, su viejo piano, ese que por estas fechas hace ya años, le había sido concedido por ángeles. Esos ángeles que habían estado meciendo su cuna desde su nacimiento, aquellos ángeles que por muchos demonios que se encontraran en el camino, nunca cedían. Fueron esos ángeles los que le enseñaron a la doncella que jamás había que rendirse y que por muchas lágrimas que caigan de tus pupilas, no son mas que todos los pañuelos que existen para secarlas.
Ella lo olvidó, pasó días muy oscuros encerrada en ella misma.
Pero, es Navidad y dicen que por estas fechas, solían ocurrir milagros.
El milagro al que llamamos vida.
La Doncella pensaba, que en Nochebuena, se celebraba un nacimiento, pero no el de Jesús, ella creía que era el comienzo de otra época, una en la que olvidas todo y a todos, salvo a los seres queridos.
Una época que celebraba la resurrección de recuerdos ya perdidos. Esos en los que hay risa, amabilidad, calor, pero sobretodo, paz.
La Doncella creía haber olvidado esos momentos, hacía tanto que olvidó el calor humano…
Esta noche sería diferente, pues no tenía otra cosa en mente que disfrutar de la familia dejando cualquier mal fuera de su casa.
Así pues, cogió sus mejores galas, las sortijas de su madre, el collar de su abuela, la forma en la que su madrina le enseñó a maquillarse y se dispuso a borrar cualquier ojera, cualquier mancha, cualquier cicatriz que en su rostro pudiera verse y una vez preparada, sentóse sobre su banqueta y tocando una dulce melodía navideña, miró al cielo. Sonrió y le dio las gracias a su protector que la observaba desde el cielo, por otorgarle tan maravilloso regalo. Bajó la vista, miró sus dedos ahora deslizándose por las teclas de su amado piano y dejó escapar una lágrima por cada buen recuerdo que conservaba de esta hermosa época.

La Navidad es la mejor de las fiestas. Hay alcohol, amigos, música, vestidos bonitos y regalos. Pero lo mejor sin duda, son las tardes en las que decoras la casa con tus padres para cuando llegue tu madre a casa, darle una sorpresa. Las noches en las que todos colaboran para hacer la cena y vestir la mesa sin importar si uno hace mas que otro. Y los pequeños momentos en los que te emocionas y por escasa vez, lloras de la mas grata felicidad.

P.D. Probablemente, haya muchos sentimientos que no he expresado, momentos que he olvidado mencionar, pero mi familia acaba de llegar y mi padre como siempre ya está de los nervios porque mi abuelo se termina los entrantes antes de que lleguen a la mesa.
Os deseo muy feliz navidad y ojalá vuestra familia sea la mitad de lo maravillosa de lo que lo es la mía, si es así, tengo por seguro de que vuestras fiestas serán un precioso recuerdo que siempre tendrán un hueco en vuestro corazón.
Dicho esto, FELIZ NAVIDAD Y FELICES FIESTAS SEÑORES!