Fijo del Onbre

Gesù de Nazaret, tesoro mío,
O' Fijo del Autor del Universo;
León e Redentor que tancto ansío...
me da Tu Amor el alma en cada verso,

e libra Tu Mirar de lo perverso
del tártaro abismal que soy vacío.
Protégeme Emanuel del sino adverso,
e guíeme Tu Mano en mi ecstravío.

Te imploro, Sanador de toda vida,
del fuego divinal de Tu Palabra,
elicsir de Tu Luz a mi ferida.

Qu'es Cielo la sonrisa que me labra
senderos a la Paz mi fe perdida,
andándome Criador ansí los abra...

 

El soneto, a mi juicio, perfecto. Endecasílabos compatibles, y en sus ritmos de cantidad, acento, y entonación, clavados. Mi enhorabuena. También observo tu habitual estilo usando palabras y expresiones del rancio castellano de abolengo y solera. Más mérito aún, por lo que te felicito.
No entro en el contenido, jajajajajaja, pues soy un empedernido agnóstico y contrario a todas las religiones oficialistas y litúrgicas, y endémicas, jajajajajajajaja, pero, eso sí, respetando las creencias y la fe de los demás.
Un fuerte abrazo, querido amigo.

 

No puedo hacer más que felicitarte por este excelente trabajo poético, Ricardo, y abonarme integramente a lo dicho por José, incluido lo de las creencias. Pero bueno, yo también he hecho poesía mística como homenaje a nuestros clásicos siendo como soy agnóstico.

Un abrazo, amigo.

 

Precioso, Ricardo. Me ha gustado mucho.
Saludos.

 

Es una lástima, y me disculpas la sinceridad, que uno no pueda dejar de advertir el carácter de ejercicio poético de un poema que reúne tan hermosas alabanzas a Cristo. Se pierde, en mi opinión, la belleza retórica y la naturalidad del discurso, al que ─dicho sea de paso─ no ayuda la inclusión de expresiones o matices gramaticales arcaicos. Insisto en que la poesía debe dar testimonio de nuestro siglo, y digo como Méndez Bejarano que "las voces arcaicas empleadas con sobriedad y gusto, aumentan la esfera del dominio poético, realzan elegantemente o la dicción o la frase, y aumentan la idealidad del estilo"; el problema está en que la sobriedad y el buen gusto resultan tan subjetivos como la propia belleza. Habría que decir, en este caso, lo que el poeta granadino Francisco Martínez de la Rosa (siglo XVIII):

Mas no aspiréis á ennoblecer el canto
Con importunas voces anticuadas;
Ni imitéis la ridicula manía
Del que sólo probara ilustre estirpe
Mostrando una antiquísima armería.​

Celebro el conjunto de elementos con los que evocas a Cristo en diversos aspectos: su amor, su mirar, su mano, su palabra, su luz, pues idealizan el enlace entre el pensamiento del poeta y la expresión poética. Las rimas que elegiste no son fáciles de aprovechar, de modo que la poesía tampoco puede aprovecharse de ellas. Aplaudo, sin embargo, el intento y te invito a reflexionar un poco en ello.

Un saludo.

 

Sensacional soneto, estimado Ricardo, todo un placer disfrutar de estos versos dedicados al Criador.
Con un saludo muy cordial.

 

Si Ricardo es verdaderamente emocional y sensacional este soneto que destella luz propia por la belleza de su contenido, marga