Forence de distrito

Son cerca de las once y aun no termino la autopsia, me han traído un nuevo cuerpo casi apunto de salir. El estado de descomposición es evidente, el fango cubre la mayor parte de la superficie y el hedor que emana de él es casi comparable con un rastro que opera sin permisos donde pocas veces se lava el piso. La luz que cuelga justo en medio de la plancha sigue fallando desde el día en que entre por primera vez aquí; recuerdo haber pensado que aquello no estaba tan mal, un par de años en la universidad y un buen trabajo saliendo, es algo que pocos consiguen tan pronto y por mérito propio. A muchos les parecía desagradable, pero ese cuarto frio lleno de cadáveres, ese penetrante aroma a cloroformo que no se quita ni con una buena ducha y esos instrumentos quirúrgicos que más bien parecían salidos de una película de horror eran el lugar donde más cómoda me sentía.
Casi sin darme cuenta estoy sumida en mi rutina, comienzo por lavar el cuerpo con mucho cuidado, para no dejar ir ni un trozo de evidencia, poco a poco el fango se desvase y el agua se abre paso, dejando ver una silueta de mujer con un tono de piel que solo un muerto puede tener. A medida que avanzo me doy cuenta de las múltiples incisiones que hay en todo su cuerpo, el asesino debió estar furioso al momento de matarla, pues a simple vista se cuentan algo mas de cien heridas, posiblemente hechas con un tenedor. Al llegar al rostro es imposible saber quien era, ya que le han sido removidas pequeñas partes de los pómulos, frente y labios. Es quizás el caso mas violento que me ha tocado en los cinco meses que llevo aquí.
Tomo las fotografías pertinentes, detallo mi informe y casi sin darme cuenta son ya las 3 de la mañana, así que apresuro el paso pues aun tengo la esperanza de llegar a casa a dormir un rato. Pongo el cadáver en la gaveta y el expediente en mi escritorio, con una nota para el fiscal donde le aclaro la ferocidad con la que fue desgarrado el cuerpo y pido unos días, pues es el bautizo de mi sobrino y no quiero faltar. Ya casi apunto de irme regreso nuevamente a la gaveta y veo fijamente el cadáver y sin querer esbozo una sonrisa de satisfacción, ya que recuerdo cuando aun estaba con vida. Ella es Clara, mi compañera de universidad, ambas nos graduamos al mismo tiempo, y aunque yo tenía mejor promedio y estaba más preparada, ella tendría mi puesto solo por ser la amante del fiscal. Aun recuerdo el día que le invite a mi casa, supuestamente para felicitarla por su la buena nueva, tenía una mirada de indiferencia que nunca olvidaré... Recuerdo haberle dicho que podría matar a una persona y no me atraparían jamás, ya que me conocía el manual a la perfección, luego de eso se asusto y antes de que pudiera correr le di un fuerte golpe con un sujetador de libros que casi la dejo inconsciente, y mientras encajaba cada tenedor en su cuerpo le contaba de las mil veces que me humillo, las sádicas bromas que solo ella disfrutaba, y las veces que la gente me lastimo por su culpa.
Poco después de que desapareciera y se dieran por vencidos en buscarla, yo obtuve el puesto de forense encargada del distrito, y comencé a salir con el fiscal, y aunque ahora la han encontrado, se que las pruebas halladas no podrán vincularse conmigo, me encargue de eso al firmar mi informe.
Cerré la gaveta, tome mis cosas y salí pensando que debía componer aquella luz.

 

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