FotÓgrafo...

Aquí estoy viendo tus fotos, malditas fotos, superfluas fotos que no sirven más que para ponerme sentimental. No son más que pedazos de tiempo “en pausa” la vida una estatua, relatos que narran… nostalgia. Ahí estabas tu con tu sonrisa fosilizada, y posando como para una revista, y aquí estoy yo intentando discernir si le sonríes a la vida o a tu ego.
Así son las fotos mentiras de hoy verdades de ayer, teorías del futuro que me hacen mas duro cada vez… olvidarte. Pero… cometí un grave error tomándole fotos a los días de fiesta, a las burlas y las carcajadas, a los globos, a los besos, los paseos con buenos amigos.
Hoy me di cuenta… de que los álbumes de fotos solo son una cárcel de momentos.
Una celda para tus miradas, todo lo resumo en esta frase…
“La alegría está en un álbum y en mis recuerdos dolor” ¡eso es! Me encargué de meter los buenos ratos en prisión, porque uno nunca le toma fotos a los muertos, pues no existe manera de sacarles una sonrisa. Yo nunca le tomé una foto a la melancolía, yo nunca le tomé una foto a la tristeza, yo nunca disparé el flash contra una lágrima. No! Nunca lo hice, esas imágenes quedaran por siempre en mi memoria, en cambio tu sonrisa vive con un traje a rayas, y tal vez juega cartas con sus compañeras de celda fumándose un cigarro mientras espera que yo me de cuenta de lo importante que eres para mi y te saque de este álbum.
Por eso hoy no soy más que un loco que le toma fotos a la lluvia, a la luna, y que recorre las calles buscando como capturar la melancolía, entre canciones en sepia, y escritos en blanco y negro. Fotógrafo del llanto, tomo la cámara… adecúo el obturador, y le apunto a capturar la tristeza, de la que siempre espero quedarme con los negativos para manipularla a mi antojo.