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Freddy Crueger

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por Évano, 22 de Abril de 2013. Respuestas: 2 | Visitas: 838

  1. Évano

    Évano ¿Misántropo?

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    Duermen los edificios de la ciudad mientras Francisco vuelve a casa después del trabajo. Pasea temeroso y cansado de servir copas a deshechos, prepotentes, adinerados y facinerosos humanos; hombres y mujeres, todos metidos en el mismo saco de hastío sin fondo.

    Es una noche donde la luna medita si continúa siendo el vómito de esa Tierra de comparsa.

    Francisco mira a la luna y escupe al cielo oscuro. La saliva vuela con el viento, a sus espaldas. Piensa que ojalá vaya a parar a su pasado, que traspase el tiempo y caiga sobre su ayer.

    El rumor de los pasos se disipan debajo de los coches perezosos. Un Renault con insomnio sigue con los ojos abiertos. Le da una patada a un faro, dejándolo bizco. El humo del cigarrillo exhalado por Francisco juguetea un ratito con las luces amarillentas de las farolas; luego asciende acariciando la fachada y se mezcla con los sueños que acuden a las casas desde todos los rincones. Pero hoy no le apetece alzar más la vista. Está preocupado. La noche anterior, por primera vez en su vida, un sueño había sido rechazado. Atónito, lo vio salir otra vez de la vivienda en la que había entrado. Casi al instante. Pero lo peor fue el grito terrorífico surgido de esa pesadilla tan horrible, casi le reventaron los tímpanos. Era también la primera vez que oía la voz de un sueño, de una pesadilla.

    Las luces de neón y de semáforos le hacen pensar que los edificios también deben soñar, que son esos objetos las cuevas de donde emanan. ¡Qué idiotez! -se dice-. Aunque a lo mejor no es ninguna idiotez. ¿Quién sabe?

    Arroja la colilla unos metros adelante para poder pisarla a su paso. Quizás es esa la metáfora de su vida: lanzar ilusiones que luego aplasta. No quiere perder la punta de sus zapatos. Cierra las orejas. Está a punto de arribar al lugar del extraño suceso. Se detiene y enciende otro Ducados, alzando al cielo la mirada, como acto reflejo. ¿Pero qué haces, estás tonto?

    Encoge el cuerpo y prosigue acurrucado en sí mismo. Las aceras están desiertas. Por las calles ni el rumor lejano de algún miserable vehículo. Ni siquiera el más mínimo murmullo de una riña, discusiones en las casas. No hay prostitutas por las esquinas, ni sus chulos ni mercaderes del mal. Los tiempos, indudablemente han cambiado. Antes la gente disfrutaba de las noches; eran un bullicio hasta entrado el alba, -venía diciéndose, para distraer al miedo.

    Jamás he oído ningún sueño. ¿Por qué el de ayer sí? Los veo penetrar por las ventanas, las fachadas, por el suelo, por cualquier sitio, pero siempre callados, como si no quisieran ser descubiertos. Entonces, ¿Por que oí el de ayer? ¡Y qué rugido emitía, santo Dios!

    Se acercaba. Las piernas comenzaron a temblarle y el cigarrillo, el Ducados, bailaba en su mano.

    No lo niegues, estás aterrorizado. Piensa en el trabajo.

    Debió aceptar la oferta de Laura. Haberse ido con ella a su casa, y más después de lo ocurrido. Sin duda no había sopesado el miedo que ahora le invadía. Por muchos años que llevara recorriendo el camino del trabajo a casa, lo de anoche debió incitarle a aceptar la invitación de Laura.

    Una Harley Davidson lo adelantó en un segundo. Hubiera jurado que el hombre que la conducía lo escrutó al mínimo detalle, como si se hubiera quedado en el aire mientras marchaba la moto, para volver a montarla más adelante, como por arte de magia.

    A penas quedaban cien metros para llegar. La luna decidió dejar solitaria a esa Tierra impasible. Dejó de mandarle mensajes de plata y cerró los ojos con un montón de algodones grisáceos que empezaron a soltar sus lágrimas, una vez empapados de ellas.

    No mires arriba. Piensa en Laura.

    Recordó meditar la oferta: miedo o volver a las redes de ella. ¡Joder, qué imbécil! Si pudiera decidir ahora...

    Llovía con más fuerza. ¿De dónde coño ha salido esta lluvia? ¡Hace un momento el cielo estaba más claro que un cristal!

    Unos gritos espeluznantes llenan la ciudad entera de terror; la ciudad que solo él ve, y que ahora también sólo él escucha.

    No puede caminar. Se le niega el cuerpo, como en las peores pesadillas, esas en las que te quedas paralizado mientras algún monstruo horrible viene a por ti. Pero esto no es una maldita pesadilla.

    No mires.

    Nuevos bramidos revientan a los cuatro horizontes, penetran en sus entrañas y tocan sus músculos como si de cuerdas de un arpa se tratara.

    Oye cristales rotos seguido de un golpe tremendo sobre el capó de un coche. Suena estruendosamente la alarma del vehículo y agradece que los bramidos de aquel ser de ultratumba hayan desaparecido. Se acerca al lugar del suceso.

    Una mujer desnuda, Laura, yace sobre el vehículo, con la cabeza abierta y sangrando sobre la acera. Su cuerpo es un campo de cicatrices profundas. No duda de que fueron causadas por los dedos y las uñas de cuchillos del ser de la noche anterior. Huele a azufre, a ácido. Da unos pasos para atrás y vomita en el portal de enfrente. Intenta llamar a la policía pero su móvil no funciona. A causa del pánico y de los nervios estremecedores se le cae el teléfono sobre los vómitos.

    Ahora lo entiende. No es que Laura continuara enamorada de él, sino que estaba aterrorizada; por ello le insistió tanto para que pasara la noche con ella. Duda de si hizo bien o no. Quizás él también hubiera muerto si hubiese aceptado; quizás hubiese podido salvarla. ¡Ahora qué más da! Ya no hay arreglo, se dice mientras mira la ventana de los cristales rotos, la del tercer piso, de la que fue arrojada Laura. Decenas de velas titilan en su interior; son rojas y negras, como el color de la sangre y la muerte.

    Nadie parece haber oído nada. Ha pasado más de media hora y no han acudido ni policía ni ambulancias. Nadie mira por las ventanas ni balcones. El viento ensordece más todavía los silenciosos rumores.

    No sabe qué hacer. Aún guarda las llaves de Laura, por si acaso cambiaba de opinión y se decidía a pasar la noche con ella. Sopesa la situación. Si sube a la vivienda la policía le hará un montón de preguntas: ¿qué responder del cuerpo acuchillado de Laura? ¿Qué del violento... ¿accidente...? Se lanzó por gusto al abismo? ¿Y si vuelve ese ser de los infiernos?; ¿qué hará, entonces?

    Han pasado dos días. Está siendo interrogado en la comisaría, sin coartada, con un montón de pruebas en su contra. El apartamento de Laura está repleto de huellas dactilares suyas. ¡Cómo no, éramos más que amigos, ya sabe...! ¿Y el guante con las cuchillas en los dedos? Dentro hay ADN suyo. No sé, inspector, se lo juro, no había visto jamás ese maldito guante. ¿Y el motorista... Afirma que lo vio entrar en el portal de Laura, y la hora coincide...¡Déjese de tonterías y coopere! está clarísimo que la mató usted. Yo no lo hice inspector, se lo juro por lo que más quiera. Usted mismo. Ya nos veremos en el juicio. Lo tiene todo en contra, ¿lo sabe verdad?



    Pero no hubo Juicio. Francisco apareció acuchillado en su celda una noche. Las heridas eran idénticas a las de Laura. Pero esta vez no había guante alguno, ni arma que hubiese podido inferir tales heridas mortales en el cuerpo de Francisco.

    -¿Ha sido Freddy Crueger, inspector?

    -Sin duda alguna, celador, sin duda alguna.


    Los sueños que acuden a nosotros son producto de lo que vemos y hacemos en la realidad del día a día. Si perdemos nuestro preciado tiempo en estupideces tales como ver películas norteamericanas, podrimos nuestra imaginación y fantasía, y con ellas, a nuestros sueños. Enfoquemos nuestra vitalidad, energía y valioso y único tiempo (que jamás volveremos a tener) en utilizarlo para hacer crecer nuestro interior; y ayudemos luego a que los demás nos acompañen. No vean más películas de mierda, ni lean libros de mierda. Vayan a la luz, o, mejor dicho, creen ustedes la luz, no hace falta que vayan a ningún sitio, la luz la crea cada uno de nosotros.
     
    #1
    Última modificación: 23 de Abril de 2013
  2. marea nueva

    marea nueva Poeta veterano en el portal

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    Podrías escribir algunos guiones tu con tanto ingenio e imaginación!!
    Sin duda hay mucha basura exhibiendose por ahí y anegando la mente quue se vuelve mas débil, absurda y violenta a causa de ello. Muchos creen que el cine y otros artes se limitan a EUA...
    Crear luz, ese sueño si me parece interesante!!

    Un abrazo bien iluminado en espera de los abrazos abstractos jeje
     
    #2
  3. Évano

    Évano ¿Misántropo?

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    Muchas gracias, Ethel, por tus siempres agradables comentarios.

    ¿Sabes que aquí en España las salas de cine de autor van a cerrar prácticamente todas? Y ya no hablo de los libros que se salgan de lo común.

    Más multinacionales acaparándolo todo.

    Intentaré escribir lo que me apetezca, y que tenga luz propia. Mientras no creas que se me olvida el pensar cómo son los abrazos abstractos jajajjajajjajja.

    Un montonazo de abrazos desde este castillo a medio montar, rodeado de sueños que esperan ser escritos.
     
    #3

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