1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

Frío, calor...amor

Tema en 'Prosa: Obra maestra' comenzado por pabloenguera, 10 de Noviembre de 2013. Respuestas: 0 | Visitas: 1137

  1. pabloenguera

    pabloenguera Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    17 de Abril de 2012
    Mensajes:
    17
    Me gusta recibidos:
    3
    [h=2]Lo sabía. Sabía que soñaba. Todo era un sueño, y lo veía y lo sentía como tal. Pero, apareció...apareció ella en aquel pasillo tan normal, con cuadros normales, y personas normales, en él, apareció ella, y ya nada fue normal, ya quise que no fuera un sueño. Estaba allí, mirándome, correspondiendo mi mirada, noté un escalofrío,empecé a darme cuenta de que no solo era un sueño, esa noche no sería mi sueño, un sueño que olvidaría sin más al día siguiente. Era nuestro sueño.[/h]
    Se acercó a mi, y me empujó del pecho hacia abajo, caí al suelo sentado, estaba frío y me gustaba. Ella se hechó en el suelo, y apoyó su cabeza en mis piernas. La gente empezó a conversar con ella, pasaba de mi, yo no estaba, y ella, hablaba con esas personas mirándonos sin parar, hablaban de que no le caía bien a nadie, y hasta ella me despreciaba. Me cansé, era nuestro sueño, no el de esas personas. Le cogí por la barbilla la cara con la mano y se la gire hacia mi, se quedó mirándome con los ojos llorosos, sintiéndose culpable. Le acaricié con mis dedos su pelo y se lo eché hacia atrás de la oreja, me acercaba a ella, mi sueño, nuestro sueño. Besé su mejilla suavemente y la volví a mirar, estaba tensa. La besé, despacio, dulce, saboreando sus labios. Las personas del pasillo seguían hablando mal de mi, pero no me importaba. Me puse de rodillas, y ella me siguió, sin dejar de atravesarnos la mirada nos empezamos a acariciar, le di la vuelta poniéndola de espaldas a mi, le levante el pijama poco a poco y empecé a besar cada una de sus vertebras desde abajo, hasta arriba, llegando a su cuello sin parar, pero lentamente. Ella se giró y me cogió la camiseta y me la quitó pausada, besándome del ombligo hasta el pecho. Me miró y empezó a hablar de lo que decían las personas del pasillo, que ella no quería hablar mal de mi, que...La callé, con mis labios rápidamente, la callé, ella cerró los ojos y suspiró. Llevaba un sujetador rosa apagado que no podía dejar de mirar, me atraía, pero aún más sus ojos, llorosos, verdes, profundos. Empecé a acariciarle las piernas mientras la besaba disfrutando cada beso y poco a poco su pantalón salió de allí. Me reí y me correspondió, mi pantalón con su ayuda salió de mi. La tumbé en el suelo de madera, frío...Y seguimos besándonos y acariciándonos la cara, los brazos, las piernas, las prendas que quedaban. Yo estaba solo con mi torso al desnudo encima de ella, pero empezó a acariciarme más allá del torso, con mucha suavidad.
    De repente, estábamos en otro sitio, era un sueño, nuestro sueño. Era una cabaña de madera, con fuego en la chimenea, una alfombra, una cama...y fuera, nieve, fría nieve. Ambos desnudos nos acercamos a la cama. Yo tenía calor, mucha calor por la hoguera, me ahogaba, y ella sintiéndome abrió una ventana. Un viento frío entró a la habitación, y me inundó, estaba limpio y puro, sin temblar de frío, era perfecto. Respiré y me acerqué a ella. Llevaba los pezones duros y fríos, empecé a besarlos y a absorberlos suavemente, ella se mordía el labio y me acariciaba el pelo. Pasé mis labios por su cuerpo hasta llegar de nuevo a su boca. Me tocaba, ella era mía. Tirada en la cama le empecé a tocar, a acariciar con una mano su pelo y su cuello. Con mi pecho me frotaba con los suyos para que tuviera calor, y con mi otra mano le tocaba de arriba abajo, de lado a lado, pero sin ir rápido. La notaba mojada, y la sentía expirar un sonido en mi boca y aire cuando le gustaba. Ella me empezaba a tirar a veces el pelo con poca fuerza, bajando su mano y acariciándome también despacio, estaba caliente, y no por el fuego. Paré de tocarla y la miré, me asintió. Metí mis dedos con cuidado, con suavidad, hasta que llegué a donde le gustaba, estaba donde tenía que hacerlo. Lo empecé a hacer y de repente me clavó las uñas en la espalda suspirando de placer mutuamente. Se mordía el labio y no podía abrir sus ojos, moviendo la cabeza de lado a lado, sin saber a donde mirar.
    Me acerqué y le sonreí. Me miraba con unos ojos que a penas podía mantener abiertos y yo seguí con mis dedos, pero siempre con mi cuerpo cerca del suyo. Ella me tocaba, si yo iba rápido, ella iba más aún. Le abrazaba y la oía gemir, le mordía la oreja. Estaba roja, me preguntaba cosas sin sentido que ella no podía contestarme, porque estaba en otro mundo, y yo disfrutaba con ello. Se movía tanto que me extrañaba, me susurraba que no parara y seguí hasta que me clavó las uñas y me miró. Me cogía el cuello y con las manos enlazadas me acercaba a ella. Ella lo cogió y me acarició contra ella. Estaba mojada y me miraba. Lo cogí y lo metí, sentí un calor, un calor nuevo que no me hacía sudar, me gustaba, me recorrió un escalofrío por la espalda de placer. Me cogió las manos enlazándolas, yo la seguía mirando pero su cara se alejaba y se acercaba despacio. Soltamos las manos y me abrazó, el mundo se movía cada vez más rápido. Sus uñas me dejaban su marca en la espalda, mi pelo parecía que fuera a ceder a sus manos separándose de mi cabeza, pero me daba igual, ella respiraba, gemía, me sentía con ella. En ella. Se sentó encima mío, y yo me acerqué a ella, seguíamos abrazados, el cielo subía y bajaba y el aire de invierno se me metía en el pecho, ella me lo besaba y me acariciaba. Besé su cuello, no supe a que sabía, pero no había nada más con ese sabor, alimentaba mi pasión. Baje y le besé los pechos, ella se retorcía y tiraba su cara hacia atrás suspirando.
    Paró, nos movíamos hacia la hoguera, calor, hacía mucha calor, y el aire ya no corría. La pared, era de piedra gris, la puse contra ella, y la besé. Ella se giró y la abracé. Lo volví a meter. Despacio, gemía despacio. Ella notaba que me estremecía, pues estábamos unidos. Se acabó soltando de mi abrazo y apoyó las manos en la pared,pero mi mano no se despegaba de su cuerpo. Ella se tiraba el pelo hacia atrás y suspiraba fuerte, pero sus gemidos estaban por encima de sus suspiros. Más rápidos, no parábamos, yo no quería que eso acabará nunca, hacía más calor, la pared parecía sudar, ella empezó a gritar a moverse más rápido...hasta que poco a poco se calmó, paró. Me dijo que quería mirarme, y me impulsaba del pecho hacía la alfombra. Me deje caer y ella se puso encima de mi, lo metió. Volví a sentir ese escalofrío y el calor que no me hacia sudar. Pero...ya no había tiempo, ya no había clima, había amor. Me miraba y se movía hacia delante y hacia atrás suavemente, me acariciaba el pecho recorriendo todo mi ser. Su mirada a veces se apartaba y desaparecía, otras me miraba y sonreía, hasta que acabó acercando su cuerpo al mio, no había nada, ni siquiera el frío, el calor, la rapidez de aquello era todo. Yo empecé a gemir, ella iba más rápido, le decía que parara, que no podía aguantar, pero siguió, yo apartaba mi mirada, no podía contenerme, esa fuerza ...en ese momento...me cogió fuerte del pelo y me hizo mirarla mientras la besaba. Me sintió, me tuvo. Un sonido y un gran suspiro hizo eco en su boca. Ella estaba allí,yo no necesitaba más, y mucho menos, que pasara el tiempo. Se dejó caer abrazada a mi, con su cara apoyada en mi pecho,mirándome, le besé la frente, la nariz, la boca, y sonreí. Era nuestro sueño. Me desperté... no,no era nuestro, era mi sueño, la cama quemaba. Bebí agua fría sintiéndolo otra vez, frío...me acosté en la cama, sintiéndolo otra vez...calor...y cerré los ojos para ver si con suerte, lo podría volver a sentir...amor.​
     
    #1

Comparte esta página