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Fugaz existencia

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Passionnelle, 8 de Mayo de 2013. Respuestas: 4 | Visitas: 542

  1. Passionnelle

    Passionnelle Poeta recién llegado

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    Fugaz existencia



    Recuerdo vagamente el viaje. Yo estaba terriblemente asustado, me metieron en un coche con gente que no conocía y que hablaba raro. Me sentí diminuto e indefenso, el miedo me atenazaba. Rodeado por otros tan asustados como yo, pensé que sería mejor no llamar la atención, no dar problemas. Hubo ratos en los que tuve una sensación muy rara en el estómago, después aprendí que se llamaba mareo. Conseguí no vomitar, no sabía si esas personas se enfadarían conmigo por hacerlo. Poco antes de llegar, sentía como si me fuera a explotar la vejiga. ¡Qué alivio cuando bajé de aquel coche!

    Estuvimos un rato esperando, yo no sabía a qué o a quién. Pero pronto lo supe. Allí estaba; tan guapa, con su osito preferido en una mano, y agarrada a su madre de la otra. Esa señora no me gustó, pero pronto se me olvidó todo cuando Ella se abalanzó sobre mí; mi Ángel. Un hombre que sonreía y parecía muy feliz ― después descubrí que era el padre ― las acompañaba.
    Me llevaron a una casa grande y cálida. Tenían una cama comodísima preparada para mí ¡sólo para mí! Yo no daba crédito.
    Pasé horas jugando con mi Ángel: ella me tiraba juguetes para que yo se los devolviera y se reía ¡siempre riendo! A veces, se quedaba dormida abrazada a mí después de jugar largo rato.
    Día a día, las cosas que antes me parecían enormes fueron disminuyendo de tamaño. Esas personas tan altas ya no me daban miedo, eran buenos conmigo. El papá de mi Ángel, como ella lo llamaba, salía siempre a pasear conmigo y también jugábamos juntos.
    Algunas zonas de la casa estaban prohibidas para mí, y si entraba a curiosear la Señora se enfadaba mucho y gritaba cosas que nunca entendí. Regañaba a mi Ángel por dormir conmigo y a mí me echaba de la habitación. Pero, para mi regocijo, Ella siempre volvía a mi lado.
    Mi cama se volvió muy pequeña de repente, y empecé a dormir en el suelo, pero no me importaba porque no era un suelo frío. Empecé a pensar que mi Ángel estaba enferma, porque cada día era más pequeña, y entonces entendí que yo estaba allí para protegerla. Es entonces cuando le vi sentido a mi vida.
    No dejaba que nadie que no conociéramos se acercara a ella. Y la dejaba montar encima de mí cuando estaba cansada de caminar, no sé si tal vez debido a alguna dolencia en sus pequeños huesitos.
    Un mañana ella se fue temprano con la Señora, y así una mañana tras otra. Mañanas en que yo me quedaba preocupado en la puerta esperando su regreso. Nunca supe dónde iba, pero afortunadamente siempre volvía ilesa.
    Una de esas mañanas, tras llevarla a Ella a donde quiera que fueran, la Señora me sacó a mí de casa. Creí que por fin sabría a dónde iban todos los días.
    Se me hizo largo el viaje, y es que se me hace siempre tan larga la espera para volver a verla...
    Llegamos a un sitio en que no parecía haber nada. Bajamos del coche, y la Señora me ató a un poste. Yo no entendía nada. Se montó de nuevo en el coche y entonces sentí un nudo en el estómago. Pero pensé: no pasa nada, habrá ido a buscar a mi Ángel a ese sitio al que yo no puedo ir. Decidí sentarme a esperar. Pero la espera no terminaba, se hacia de noche y empezaba a hacer frío. No importa — pensé — ahora vendrá mi Ángel. Necesita que la proteja porque ya es de noche.
    Caí dormido, y alguien me despertó por la mañana, pero no era Ella. Era una señora con un uniforme azul que me hablaba bajito. Me asusté muchísimo, pensé que le había pasado algo a mi Ángel y por eso no había venido a por mí. Me puse histérico, aquella señora no me entendía ¡y no me decía qué había pasado! Me echaron un lazo al cuello y me metieron en un coche grande con rejas. No sabía qué es lo que había hecho, ¿me llevaban a lo que llamaban la cárcel? ¿Acaso la Señora llamó a la policía por algo que yo había hecho? No paré de gritarles que era un error, que yo no había hecho nada, y que era muy importante que me soltaran porque una niñita enferma me necesitaba.
    Aún hoy no sé qué he hecho. Paso los días en una celda en la que me meten comida y agua. Pero ya no doy paseos. Los celadores no son malos conmigo pero tampoco amables. Y nadie me da una explicación. De vez en cuando viene gente a la cárcel, a hacer visitas a algunos presos. A veces se los llevan con ellos; a mí ni me miran.
    Hoy me han sacado y me han metido en una sala fría, con una mesa en medio que está más fría aún. Un señor me ha pinchado con una cosa que recordaba vagamente de hace mucho, de antes de conocerla. Ahora me han dejado sólo, y tengo mucho sueño, no consigo mantener mis ojos abiertos. Pero no importa, porque cuando los cierro la veo a Ella; mi Ángel...
     
    #1
    A Évano y (miembro eliminado) les gusta esto.
  2. alicia Pérez Hernández

    alicia Pérez Hernández Poeta que no puede vivir sin el portal

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    UN RELATO MUY INTERESANTE
    AY OCASIONES EN QUE LA VIDA NOS HACE PENSAR QUE YA NO SOMOS AQUÍ
    Abrazos infinitos
     
    #2
  3. dulcinista

    dulcinista Poeta veterano en el Portal

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    Entre el sueño y la pesadilla amiga,
    así he sentido tu relato, por una parte parece
    una situación surgida de un sueño terrible, cercano
    a las pesadillas que esos mismos sueños crean para hacernos sufrir.
    El o la protagonista parece estar en una cárcel
    o en un manicomio, aunque ¿no son acaso la misma cosa?
    Un beso y un abrazo de tu amigo Eladio.
     
    #3
  4. Passionnelle

    Passionnelle Poeta recién llegado

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    Pesadilla sin duda. Pensaba en uno de los muchos perros olvidados e incomprendidos que son sacrificados para que dejen de estorbar. Colaboro con varias asociaciones y veo las atrocidades que se cometen en mi país a diario, y pretendía expresar cómo deben sentirlo esos maravillosos seres. Gracias por leer y comentar. Un abrazo!
     
    #4
  5. Évano

    Évano ¿Misántropo?

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    Por desgracia hay mucha gente irresponsable que arrojan a sus mascotas a la calle, cosa que ellas no harían jamás.

    Un relato muy bien narrado desde el interior del perro-personaje.

    Un placer haber pasado y saludarla
     
    #5

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