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furia y pasión

Tema en 'Prosa: Obra maestra' comenzado por hank, 29 de Junio de 2011. Respuestas: 1 | Visitas: 1218

  1. hank

    hank Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    27 de Junio de 2011
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    Una tarde una joven mujer dejó todo por su hombre amado. Soportó todos los avatares de la vida y de la gente. Aguantó con estoicismo la avasalladora fuerza de la moral pública. Soltó una tarde las amarras de su pequeño bote, remó incansablemente hacia la orilla de su sagrado amor.
    Desde el día en que sus ojos vieron a su amado surgió como una lava reprimida en las entrañas de un volcán esa pasión que quemaba como el fuego, que sacudía sin misericordia todas las células de su naciente ser. El palpitar de los pechos húmedos en el fragor de unos brazos estrechos y profundos.
    Esa tarde el espíritu inquieto de su amor recorría por todos los insultos, los golpes y las humillaciones que recibió por causa de su pasión. Todo el señalamiento de sus parientes y de sus profesores, la mirada escrutadora de los sicólogos y siquiatras, el fervor henchido de religiosidad de sus sacerdotes y pastores de turno.
    Vio pasar como en una película de terror la angustia de no estar junto al ser amado, de no poder besar sus labios y tocar su piel. De no alcanzar con las manos levantadas hacia el cielo esa estrella que alumbra su existencia, esos ojos que iluminan como el sol de la mañana y son el reflejo de la luna en la noche.
    Matar o morir por su amor. Dejar la vida misma por tener entre sus morenas y pequeñas manos el adorado que la salvaría de sus sufrimientos y tribulaciones. Su pueril y patética vida solo cobra sentido junto al ser amado, se manifiesta junco a él como naturaleza abundante y bondadosa, exhuberante e irrefrenable.
    Esa tarde desafió como héroe dionisíaco a los mismos dioses-humanos que la crearon. Vulneró con desparpajo sus leyes más divinas y asumió para sí su existencia y su destino. Se encumbró pervirtiendo todo lo escrito y conspiró para desdeñar desde su carne viva todo lo establecido.
    Vivió la tragedia y la felicidad, el amor desbordante y el horror de la separación. Una y otra vez enalteció a su amado ser y volcó todos sus esfuerzos y sus pensamientos, sus esperanzas y sus frustraciones para alcanzar su cuerpo. Incluso, ella no supo de dónde tuvo tanta tenacidad y tanta valentía como para luchar así.
    Ella planteó su propio escenario. Estructuró como el mejor de los dramaturgos la posición y el papel de cada personaje de su obra teatral. Creó con astucia e hipocresía extremas el argumento de una actuación memorable, recordada a través de los tiempos como la oda a la más loca de las pasiones humanas.
    Esa tarde no importó que su destino fuera incierto, jamás temió que la cruda verdad la arrojase sobre las fauces abiertas de la vida, al pozo sin fondo de las cosas cotidianas que pierden sentido cuando el amor las supera y las opaca. No dudó un instante en volar a la sazón del porvenir en la nube enamorada de sus horas.
    Impulsó desde sus tiernas entrañas, aquellas que sintieron la inédita caricia íntima, la que estremeció la sima de su ser en inmortales espasmos que deleitaron su carne y sus sentidos; una inagotable energía alimentada por su ser amado. Unas voces y unos ecos que le sostenían como una torre hecha de ilusiones.
    En su perturbado afán blandió su espada de acerada verdad como un guerrero atormentado por batallas perdidas y cruentas rendiciones. Aniquiló a su paso a amigos y a enemigos, los partió en dos, los destazó como a cerdos, tragó sus vísceras y bebió en señal de triunfo la sangre de los derrotados.
    Armada con la filosofía de la cruel naturaleza, que no distingue de átomos y moléculas, menos aún de corazones ardientes y fríos cerebros; cabalgó con la cabeza del poder entre sus morenas y pequeñas manos, las mismas manos que entregaron a su amado el trofeo al valor de la desesperación y el deseo trunco.
    Al antojo de los nuevos dioses del amor, enaltecida con la memoria apolínea de la tragedia y de la felicidad, del discurso que manifiesta el arte y la muerte, la vida y la comedia. La joven mujer cobijó con su ansiosas manos al ser amado, le llenó de pleitesías y de suculentos manjares le extasió.
    Sin detenerse en las consecuencias, que alcanzar su empresa demandaba, barrió desde sus orígenes la turbulenta aventura de su niñez, la desquiciada ausencia de su padre en sus años de flor naciente. Exterminó como por arte de magia esa adolescencia que cortaba sus alas y sus fantasías de amor eterno.
    Se hizo mujer, la mujer que por dentro no era más que una infeliz criatura, asustada y forzada a amar más de lo que ella podía. A pretender ser la respuesta a todas las incertidumbres de la carne, del hombre, a las incógnitas que despedazan las ilusiones humanas y las hacen trizas en medio de un espectáculo aberrante.
    Pero todo valió por su ser amado. Hasta destruir de un solo tajo la poca inocencia que le quedaba, los sueños y las muñecas que aún duermen plácidamente sobre su cama, ignorando por completo la vorágine de pesadillas y monstruosas realidades que enaltecen la condición humana y el don del amor.
    Amar hasta morir. Ese fue su norte, esa fue su más preciada idea. La barrera infranqueable de esos ojos tiernos, de esos labios que imploraban otros labios para ser uno solo, para caer en cada beso en el abismo insondable de la pasión, de la refulgente luz que alumbra desde la médula de los huesos.
    Esa tarde sus pequeñas manos morenas se hicieron gigantes, tanto así que tomaron al mundo entre ellas y exprimieron de él toda fuente de placer, todo manantial de felicidad, hasta no dejar más que sobras y lechos vacíos. Luego, arrojó con odio sobre los rostros de los hombres la vida que le sobraba.
    Hasta las estrellas se conmovieron con el hecho, mandaron sobre el planeta destellos de salvación, de nuevas luces que luchen contra la sombra que el amado ser emanada desde su etérea figura, cristalizada solamente en el corazón y en los deseos ardientes de la joven mujer que lo amaba con rabia y con furia.
     
    #1
  2. Rosario Martín

    Rosario Martín .

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    No creo que sea tu obra maestra,creo que estoy ante un gran escritor y vendrán muchas más...Enhorabuena !!
     
    #2

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