Furiosa Pasión

FURIOSA PASIÓN
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Despierto temprano, siempre muy temprano, la luz no me alcanza con su lumbre, me sostiene la electricidad de un rayo artificial.
Siento el frío por mi piel convirtiéndose en un nuevo lenguaje que atraviesa por completo mi existencia.
Un estallido recorre al pensamiento, agarro mi celular y escribo…
Vuelan metáforas y versos, los llego a contener en mis poemas.
Escapan los minutos de un lánguido momento. Me levanto y observo desde las alturas de mi habitación a una silente calle.
Los recuerdos llegan fantasmales, las huellas sonrientes se dibujan flotando en mi mente.
Antes todo florecía fluyendo sin detenerse, sin que nos diéramos cuenta del esplendor de caminar, de mirar a los ojos, de casi tocarnos al pasar…
El fuego de aquellos tiempos estruja mis latidos, y no puedo evitar pensar en el oscuro manto que nos está rondando.
Las manos invisibles que tejen los destinos, que conectan mil caminos y que cuando el reloj agota la arena que lo contiene, estas lo sostienen para el viaje final.
Mi celular se desliza por mis manos nuevamente para volver a escribir.
Esta vez lo acompañan hechiceros los audífonos con paganas melodías de metal.
Respiro su poderío, me dejo envolver y aparecen nuevos mundos ante mí.
Diluido en eternas estrofas, en la métrica de un soneto y otras veces en lo libre de los versos, regreso, poco a poco regreso.
Confirmo que la mañana madura con algunas voces cantantes. Vuelvo a mirar.
El negocio de enfrente se encuentra de par en par, la gente con sus mascarillas viene a comprar el pan respetando la invernal distancia.
Muchos miran al suelo esperando su momento, muchos miran al suelo no queriendo que alguien se le vaya a acercar. Y así el nuevo rito continúa, la que llaman los infames, "nueva normalidad", se despliega ante mis ojos.
De pronto escucho a lo lejos al demonio hecho ministro, las frías cifras que escurren de su viperina lengua me golpean aún más que el frío al despertar.
Mis pensamientos se concentran en esta realidad, en el dolor de saber que muchos ya no volverán, en ese horror genocida que algunos se permiten administrar.
Y la rabia me hierve en la sangre, masticando lo amargo que me sabe la fragilidad de nuestras vidas suspendidas en este sistema infernal, oligárquico, plutocrático, patronal.
Anhelo con furiosa pasión ver caer este orden maldito.
Destruir la sonrisa de los boys de Chicago, derribar hasta el último ladrillo neoliberal, con el soplido licántropo de la manada.
Sé que podremos derrumbar el castillo de naipes que han montado, marchando todos juntos tomados de las manos...
Quemaremos las leyes empapeladas en letras chicas. Quemaremos los decretos surgidos a espaldas de la gente. Quemaremos la asfixiante constitución dictatorial...
Nuestro espíritu arderá en las llamas de un nuevo amanecer.
Y seremos finalmente ese pueblo ingente y soberano, que siempre debimos ser.

Dvaldés
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Primero, gracias por darte el tiempo y leer esta extensa composición. Segundo, te doy las gracias también por tan profunda reflexión para la misma. Comparto mucho de lo que expresas en ella querida bristy. Solo pondría de manifiesto que en Chile vivimos el extremo del neoliberalismo fundado en una dictadura. Entonces crecer en ese contexto me ha llevado a no ver con buenos ojos al sistema. Otra vez gracias por venir, cuídate mucho, un gran abrazo.

 

Apoyo casi en su totalidad el comentario de la compañera bristy, aunque también discrepo en la parte del sistema político, yo soy Uruguayo aunque ahora vivo en México y el sur ha estado expuesto hasta demasiado por dictadura y gobiernos de títeres que se olvidaron del pueblo, pero también la estupidez humana no tiene límite, hablamos, y hablamos pero la verdad es que no sirve para nada somos consumistas y el resto no nos importa nada, pero no miramos que nos estamos extinguiendo y nada hacemos. Impresionante, detallado y muy profundo escrito, Dvaldés, saludos Daniel

 

Concuerdo contigo estimado Daniel. Hay libros que hablan de eso. Queremos vivir siendo presos de esta falsa comodidad. El consumo no puede valer más que la vida misma. Y deseo con furiosa pasión, ver caer todo este entramado. Un gran abrazo.

 

Dvaldés, es grato leer tu prosa, y es que aunque a mí no me gusta la política porque me simpatiza memorizar tanto ismo, sencillamente eso me aburre, pero bueno, es profundo, saludos, Desiré. A pesar de todo hay que reír un poco, como estoy en una etapa de aprender algo nuevo, gracias por despertar mi curiosidad por los conceptos opuestos al neoliberalismo, que sin ser fanática creo que lo prefiero porque vivo en ese sistema, cada vez que hay cambió de sistema se llega a una depresión económica, sin cambiar de sistema creo que estamos a las puestas de una más, que stress, creo que a veces prefiero la ignorancia,

 

Danilo, en todos los géneros es un lujo leerle. Me quedo con esta frase, que me hizo pensar.
Su pluma es oro, no cabe duda...

Besos de colores en la distancia, leyendo y aprendiendo

 

Muchas gracias por darte el tiempo de leer esta composición querida poeta. También por dejar tu profunda reflexión y por compartir tus conceptos. Creo que los sistemas son o serán buenos, en la medida que las personas que los implementan lo sean también. En Chile no sucede eso. Hay un histórico desprecio a la clase trabajadora, que se ve con masa influenciable y sin valor. Entonces se lleva al extremo el neoliberalismo, que favorece a las fortunas más grandes en desmedro del ciudadano. Un gusto.

 

Gracias por tu respuesta y porfa disculpa mis faltas de ortografía, más no pude haber incluído. Lamentablemente toda Latinoamérica tiene sus bemoles, y los problemas se agudizan con el paso del tiempo. Sería hermoso poder celebrar la solución a la lista de problemas, aunque sea uno por uno, peor es nada. Saludos estimado poeta. DESIRE

 

Muchas gracias querida Guadalupe. Este año aprendí el lenguaje del frío. Y no me refiero al clima helado. El frío se coronó como un rey despiadado y en sus mandatos, condenó a muchos a no vivir más, a otros a no acercarnos a nuestras familias y amigos... Gracias por estar conmigo en este camino de creación. Un gran abrazo.