García Márquez

Con respetuoso silencio te despedimos como un escritor maravilloso que a pesar de ser Colonbiano logro el titulo de escritor del mundo los escritores que te precedieron tendran los braos abiertos para recibirte.
Hasta que volvamos a encontrarnos.

Mary Mura

 

Cuando el Gabo recibió el premio Nobel se sorprendió mucho. Jamás lo anduvo buscando, ni haciendo gestiones, ni cabildeos con nadie para alcanzar la codiciada presea, solo escribió como lo solía hacer: por placer. La familia Buendía, natural de Macondo, pasó por los ojos del mundo y lo conmovió. Decían en los cafés y en las aulas escolares: -¿Ya leíste Cien Años de Soledad?... Los libros se prestaban a los amigos, y en cadena, pasaban de mano en mano. Era una locura latinoamericana que se vendía como pan caliente hasta entre los lectores ocasionales, o entre quienes solo leen periódicos de nota amarilla. Los que gustan poner nombre y clasificar las cosas pronto le bautizaron como realismo mágico, como el de Rulfo, el de Gallegos. Luego de las ventas vinieron las entrevistas en los medios televisivos y radiofónicos. Recuerdo que los ignorantes que aparecen como expertos en las pantallas de las televisoras le preguntaron: ¿Macondo existe? La pregunta tenía su fundamento, pues en el México de aquellos tiempos, había pueblos que no aparecían en los mapas, que eran tan pequeños e insignificantes, que nadie sabía de ellos, Si esto era posible en México, por que no lo sería también en Colombia.

Uno podía ver, charlando con otros periodistas, al autor de la obra, en un conocido café de la ciudad de México. No pocas ocasiones se miraba a gente pidiendo que le firmara el libro. Hombre sencillo y de talante alegre, una mirada que revelaba la agudeza mental del autor. Era un hombre sensible antes los temas sociales, muy sensible y comprometido con ellos, tanto, que por ese mismo factor bien podría pensarse que complicaba sus derroteros a la literatura de las numerosas ediciones. Los Buendía y Macondo superaron todos esos prejuicios de las señoras bien, que hicieron el colosal esfuerzo de dejar las telenovelas y ver qué diantres decían todas esas páginas provocadoras del llanto en los ojos y de dolores de cabezas por el esfuerzo de leer tantas letras.

Cuando se agotó la última palabra de la última página, quedó ese sabor de angustia y curiosidad por tener más noticias de aquel lugar y de aquella familia. Bueno ahora Macondo ya está en el mapa. Se ha cerrado el círculo de las palabras que fluyen desde el universo del genio, todo ha quedado escrito de su parte, y cuando se lee sobre los Buendía se siente que al fin se han integrado a las páginas verdaderas de nuestra forma mágica de vivir y mirar el mundo. Una locura diferente a la del quijote y un autor genial como aquel Cervantes. Quizá el Gabo haya dejado entre sus cosas inéditas el testimonio de una visita del Señor Quijano o quijada al pueblo aquél de Macondo, que no estuvo tan lejos de ser una realidad si se realiza el proyecto aquél de Miguel de Cervantes, de venir a hacer la América.

Un sentimiento nostálgico es como un homenaje, la admiración es un tributo al genio verdadero que se derramó en sus letras. Comparto tus deseos amiga.

 

Hola mary, son hermosas tus palabras
para mi querigo Gabriel, para ese genio de las letras
que ya forma parte del Olimpo de los dioses de la literatura
con total merecimiento. Un beso.

 

Estimado Melquiades no podia ser mejor presentada la despedida a nuestro querido escritor poeta y mil títulos mas que nos por los que ha transitado,deja un inmenso legado para las
futuras generaciones.Yo no hago narrativa porque no me atrevo no me encuentro capacitada .Gracias por todo.

Mary Mura

 

Dulcinista de acuerdo en todo contigo.

Mary Mura

 

Gracias MARY, por tus palabras para mi COMPATRIOTA COLOMBIANO, ahora mi Colombia y la suya lo lloramos con los ojos secos, un abrazo y de nuevo gracias, saludos

 

Marlen RH el mundo lo llora como escritor ,como ser humano y por su himildad y por mil cosas mas.

Mary Mura