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Tema en 'Prosa: Ocultos, Góticos o misteriosos' comenzado por Simbolo, 7 de Julio de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 898

  1. Simbolo

    Simbolo Poeta adicto al portal

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    Toda esta historia empieza aquel día, con un grito en la ventana...

    Una noche de fiestas se había hecho demasiado larga, para un corazón ya agotado. Los llantos barrían la felicidad del ambiente y las luces de los fuegos artificiales solo quedaban como una tenue mancha que ocultaba las estrellas. Aunque ahora mi mente ya no es capaz de captar los nombres de los interpretes, debido a que solo fueron meros pasantes en el largo camino de mi vida, siempre recordare aquella escena plasmada como un cuadro en la memoria.

    Allí aquel joven chico tan triste, lleno de pesares reprimidos. Su corazón latía al ritmo del tic tac, como una bomba de sentimientos apunto de explotar. A su lado, una voz... mi voz, haciéndole recordar todas sus penurias, alimentando su rabia. Pero poco antes de que estallará en llantos, con una voz autoritaria simplemente despeje el problema.

    Resulta curioso que aveces la solución provisional al más complejo de los problemas sea una palabra tan simple como: ¡Grita!.

    Enmarcada la escena con aquel chico vociferando maldiciones y quejas sobre el traicionero mundo en el que vivía, y a su lado, su mejor amiga besándose desapasionadamente con un chico que acababa de conocer, mientras miraba como la más macabra de las risas salia de mi ser tumbado en la carretera.

    Pero como muchos sabréis, la memoria no es como un cuadro sino más bien como una nube, así que claro, mis recuerdos se espaden por el tapiz.

    En otro lugar, mi hogar. En el sofá tumbado y frente a mí una chica pequeña, no por edad o estatura, sino por que se decrece con cada pensamiento negativo que atormenta su mente.

    Ella muerde mi brazo y aumenta mi libido, en mi mente desaparece todas las veces que le dije que no quería nada con ella. Supongo que los jóvenes a quienes no les sobran las mujeres sufren todos de este mismo problema, por el cual les pone toda aquella que le presta su atención. El mordisco lleva al abrazo, al beso, al empujón y entre unas y otras ella esta volando sobre la cama dentro de la habitación. Una mano se desliza por todo su cuerpo, mientras la otra le controla el rostro acariciando su cuello y mejilla. Poco a poco la mano entra en sus bragas para acariciar primero sus piernas y después el coño que se ubica entre ellas, hasta que por la boca de abajo hecha babas esperando la cena. Pero vuelve la conciencia así que espera nena que si eres la violadora girate y mira al odidador, porque te ha tocado joderte. Me levanto de la cama y culmino con unas palabras sencillas y directas.-No puedo querer a una persona que no se quiere a si misma.-

    Puede que os resulte extraño pero así recuerdo esta escena, una chica desnuda que se sentía perdida estaba tumbada en una cama vacía, mientras un chico con una alma vacía miraba la habitación con una mirada perdida y una estridente, grotesca e irónica canción le ponía melodía.

    Recuerdo al hombre que insulta y va de guay por la vida para llorar a escondidas por las noches, recuerdo el dinero sucio que caía en unas manos, recuerdo las cosas de la gente que a cambiado. Veo como todos se escondían tras esas mascaras para sentirse invulnerables por el día, aunque se asfixiarán en el interior de su vida al llegar la noche. Me recuerdo forzando el dolor a salir, la esperanza a llegar, forzando el cambio, forzando el caos. Me recuerdo robando sus mascaras, buscando a las personas que se escondían en lo más profundo de sus mentiras, para ayudarles a salir.

    Pero aquí estoy tras la mascara, pues ¿soy un héroe que quiere ayudarles o un arrogante que quiere el mundo a su capricho?...Tal vez la verdad no sea ninguna, simplemente sea algo más cruel. Tal vez solo disfruto del momento de dolor que se le causa a las personas cuando se les arranca la mascara.

    Me dirijo a tomar aire hacia la ventana para pensar con más claridad. ¿Recordáis como comienza esta historia? Quien sabe, tal vez sea...otra sutil ironía de la vida, pero es que vivir en sí, ya es estar muriendo.
     
    #1

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