Hablo de cosas que existen

Hablo de cosas que existen,
pero es tanta la saliva
derramada que las palabras
son tumbas para semillas
sin venas, muriéndose de olvido.
Hablo de cosas que existen,
pero nadie ve, porque los ojos
son rosas perforadas
enraizando en cuencas de yeso,
cómo el asfalto está plagado
de corazones palpitantes
entre vidrios rotos.
¿No hubiera una escalera,
un huracán o un cuchillo
para extirparle al cielo su agrio
metal mojado?
¿Y las lágrimas? Como gritos,
harían falta a multitudes, y la luz
de los prismas y el agua, como
la sangre, a borbotones para llenar
de aire las manos, las lenguas,
los nombres…, para romper
la noche por siempre, la noche.

 

Excelente Anna!

 

El desconocimiento de la norma no me exime de su cumplimiento y de posibles infracciones.
Mis más sinceras disculpas.

 

Muy bueno Anna.

Sangre, para romper la noche o el día, una tarde cualquiera.

Para romperse. Para partirse en dos. Para lo que sea, pero para algo.

Algo que exista como dices, y no la nada.

Un saludo.

Me gusta mucho como escribes, aunque te comente poco, te leo.

 

Preciosa sensibilidad estableciendo un ancla al infinito... me ha gustado mucho querida amiga...
Te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

 

mucha fuerza del lenguaje, como debe de ser. Nunca hay la suficiente rabia, ni el suficiente amor.

"de eso nunca hay bastante", dice un poema.

 

La existencia de las cosas que no se ven y sin embargo se sienten, aunque sean muchos los ojos ciegos que nunca vean como se rompe una noche con la luz. Muy bello tu poema, saludos cordiales.

 

Gracias, poeta, por tus elogiosas palabras.