Hace un Año

Hace un año la vida era otra cosa. Era vida. Rebozaba de globos coloridos. Hace un año cenábamos frente a frente. A la luz de la luna. Nuestras sombras jugaban escondidas, proyectadas por la tenue luz cansina de las dos velas amarillas que, como único souvenir, coronaba nuestra mesa. La bóveda celeste extendía su manto adornado de guirnaldas titilantes sobre nuestras cabezas. Guirnaldas que conoces tan bien. Nos bebíamos la noche derramando gotitas fantasiosas transformadas en ocurrencias transitorias, ladronas de sonrisas contagiosas, que algún comensal cercano sufría y otro disfrutaba. Éramos luminosos. Se notaba. El mundo era generoso, y nosotros, sus dueños.
La zíngara nos auguró amor eterno. Hace justo un año. Apenas un año.
Doce meses atrás me repetías: -¿No somos la pareja perfecta?-, -¿qué nos puede pasar estando juntos?-
Tus palabras, sepultura de mis recuerdos, mantienen abiertas las llagas de dolor intenso, inesperado. No te culpo. No tengo derecho. Pero tu ausencia presente a mi lado es concluyente.
Hoy, las guirnaldas ya no existen. Las copas se llenan con el recuerdo de un tiempo pasado que sólo trajo consigo el vacío y el polvo de un ambiente cambiante y solitario. Tu ausencia es demasiado, y no consigo asirme a ningún salvavidas que quiera retener a un moribundo. Se fugó la alegría tras de ti. El paso incesante de las horas, sentencian al recuerdo permanente. La oscuridad es tan grande y tan vacía que debe ser pasaje del infierno. Si pudiese volver atrás el tiempo, renunciaría al placer de conocerte.
El precio es alto, y todavía no lo pago.
Un año atrás éramos uno pero de a dos. Hoy, vacío, casi yerto; sigo pensándote día tras día, en el interminable sopor de los lamentos.
Te has ido y he quedado abandonado. Destruido. Todo pasó en un año. Pero tengo tu foto en mis pupilas, colorida, ajada y archivada.
Es imposible no hablarte cada noche. Como cuando susurros encontraba perdidos sobre la almohada que embebe tu perfume, a pesar del tiempo transcurrido. Y hundirme en tu imagen transparente, que hasta que el sueño vence, me acompaña.

Al menos me queda tu recuerdo, y el anhelo de que me recuerdes.
Porque entre las mil cosas que juraste, grabaste en mí: -¡sin olvido no hay muerte!-

 

Eres genial...Trasmites con tanta fuerza los hechos, emociones, situaciones.
Un gusto.
Saludos fraternos para ti.

 

Parte del amor, en ocasiones, es el desamor, cuando se da de un sòlo lado lo mejor es guardar en las pupilas aquel retrato y aquellas imagenes que en su momento dieron tanta felicidad.

excelente la forma de mostrarme tu melancolia, un abrazo fuerte

 

Que triste es perder a la persona amada,se me extremecio el alma con tu bella y sentida prosa amigo.
besitos...

 

Agradezco tu devolución eloisa y tu persistente visita.
Es un placer.

Un beso.
Diego.

 

Gracias Francisco, es un gusto estrenarte en mis letras.
Devuelvo el abrazo agradecido.

Diego

 

Gracias soledades, ya me conoces bien, así que sabes que esto es inspiración, no autorreferencial.

Otro beso.
Diego.

 

Saludos poeta,hermosa prosa, la llama del amor se mantiene encendida por esos recuerdos, disfruto leyendote cada día... eres genial!

Besos.

 

Gracias 16, es reconfortante saberlo.
No te canses!

Un besote.
Diego.

 

Las guirnaldas si existen y seguiran existiendo como tus prosas amigo,hacia tiempo que no te leia .Agradable sensación al leerte.ABRAZOS

 

Tristes letras me llegan Diego, pero sé que son estados de ánimos, bella prosa Diego, bellos sentimientos me transmiten tu lindo poema, un abrazo fuerte amigo, besitos, te echaba de menos