Hacedora de catastro encadenado

Maldita sea hacedora de mi mundo,
de la melancolía que esta noche me desatas,
maldita victimaria del sentir y los pesares
de cadenas amarillas arrastradas por el sol,
si pudiese liberarme a tu insipidez
sabría lo salado de tu carne
hasta que pudieses caer en lo que pasa,
¡de mi! ¡que pasa aquí!
pensamiento traidor iluso a mar de palabras
tan esquivas y egoístas que tanto cuesta robar,
¡maldita sea la carne
que pensó un segundo en ti!.​

No entiendo porque huyes de mi catastro,
registro de versos
con veneno sabor de niña
acércate y abrasa las espinas,
las cotillas...
¡que se heredarán en tus manos
para no liberar nunca esta mierda de veneno
que me consume en las noches!.
La música suena tan violenta
irrumpe de felicidad un alma retorcida,
¡me duele!, es tanto... es tanto,
no entiendas
son simplemente símbolos,
¡horror!,¡horror!.​

Te miro a lo ojos y mis manos no se empuñan,
¡se engrifan como bestias desatadas sulfurarte amarillas!
color del sulfuro ardiendo en el pelaje
y mi mente salta sobre ti
a romper el maldito químico que engendro tu recuerdo,
contaminador de mi arte melancólico
que sufre en existencia muriendo para poder vivir,
asi es mirarte ....
imagínate un momento....
imagíname desgraciada... sensación.​

(Para muchos quizás esto no sea un poema de amor, pero el amor es tantas cosas y en su momento este poema fue amor y desamor de intensidad, pues si tan solo pudiese definir al amor nunca hubiese empezado a escribir, asi que es asi como sigo escupiendo palabras a mi cuerpo para poder refrescarme de este calor.​

Del calor de una brazo enamorado que regala el mundo y no soy capaz de definir).​