Heridas.

Esta noche la luna parece estar cubierta de sangre, y los gatos maullándole a la nada, pasos cortos en mi cabeza, ¡Maldita sea!, no puedo alejarlos de mi mente, me persiguen en el más mínimo suspiro. Miro hacia la ventana, sentir esa frialdad que produce la noche, observo el panorama tan repulsivo, ¡Maldita frialdad!, no sé va de mi piel, mi gato se acerca, me maúlla y me observa con sus ojos brillantes como los que me persiguen cada noche tras mi espalda, sentir esa soledad cada noche, me excita por completo. Esta noche tengo otro acompañante, aparte de mi felino, un hombre de gran bigote, cabello rizado y tez blanca, me mira con gran furia, me tortura con sus ojos oscuros, ¡Déjeme en paz!, le gritaba una y otra vez, deje de mirarme así, solo escuchaba una risa burlona, me tortura la presencia de ese señor esta noche, no quiero que este esta noche a mi costado, me torturo durante horas el señor de gran bigote pero al fin se fue, pude terminar mi noche a lado de mi pequeño hombre que nunca me deja, aparece desde que tenía 10 años, un hombre de tez pálida, ojos negros como la noche, cabello negro, en su piel podía apreciarse el color de la sangre, ese color tan hermoso, que me recuerda aquellas noches que mi piel se abría de pequeñas heridas y ver como escurría la sangre por mi piel pálida, sentir dolor por cada herida que se habría, era un dolor tan relajante, tan magnifico, que podría decir que me he he vuelto adicta a ese dolor que produce mis pequeñas heridas, hombre de piel trasparente ven hacerme compañía esta hermosa noche de luna roja, tócame con tus manos heladas, hazme el amor sin penetrarme, solo como tú lo sabes hacer, mi hombre de hielo, haces que se me erice la piel con el contacto de la tuya, me encanta cada que te acercas y siento tu presencia cerca de mis senos, ¡Me fascinas!, mi hombre de hielo, me encanta hacer el amor en plena luna de sangre, aun que nunca me has hablado, tus ojos me dicen más cosas que tu voz podría decir.