Hija mÍa perdÓname.

Fueron unos momentos, tan solo unos momentos y de las sombras surgieron esos horribles alaridos, ecos inacabados que no permiten escuchar otra cosa; durante un breve periodo de tiempo que la deje esto sucedió y hoy me siento terrible por permitir que pasara, ¿pero quien me juzgara mal al haber huido?, si hubiesen escuchado lo mismo que yo también se habrían paralizado por el horror que represento, habría sentido el mismo miedo correr por sus entrañas e inmovilizar su cuerpo ; no…no tengo palabras para describir sus sonidos, no tengo palabras para decir a que se parecía, pero me atreveré a compararlo con el aullido de un lobo que a su vez se queja, pero no podía ser un animal, el lamento era muy definido, de una criatura inteligente. Solo le pido a Dios perdón por mi cobardía, a ella perdón por ser tan poco valeroso, mi hija, ¡mi dulce hija!, ¿estará muerta?, ¿seguirá viva?, ¿regresara a reclamarme algún día?, ¿debo seguir buscándola?
Recuerdo lo acaecido, dos años, solo han pasado dos años y ahora estoy a un día de que se cumplan tres , ella tendría entonces 8 años, mi pequeña, mi dulce y tierna hija, su madre murió de tristeza, amargura, dolor por su hija y murió odiándome por ser tan débil; no trato de buscar compasión por esto, no quiero describirme como un mártir, solo quiero desahogar mis pesares, mi hija ( cuyo nombre prefiero no revelar ) y yo dábamos un paseo nocturno después de haber visitado a su madre en el hospital, una apendicitis la tenia hospitalizada, todos los días íbamos a verla, maldigo el día en el que se me ocurrió ir de noche. Caminábamos por la acera, ella tomaba mi mano y saltaba con la alegría que siempre tenia, no creí que sucedería algo bajo las luces de la calle desértica.
Miraba a mi hija, mi niña, era un ángel y la adoraba; sucedió entonces, las luces de la calle comenzaron a fluctuar dando intervalos de luz y sombra, en los cielos se escuchaba algo, aleteos, alas grandes y agresivas, mi hija me presiono fuertemente la mano, las luces seguían iris decentes, abrace a mi hija y trate de tranquilizarla mientras yo trataba de tranquilizarme, la cargue y con ella en brazos camine a paso veloz las luces se apagaron por completo, las sombras nos rodearon, ella presiono sus brazos a mi cuello, fue la ultima vez que sentí el calor de su piel, fueron unos momentos, tan solo unos momentos, la caída, mi hija rodo por los suelos y yo…yo quede paralizado al escuchar ese alarido de, unos segundos de luz me permitieron ver como…algo se llevaba a mi niña, algo que no pude distinguir pero cuya formo logia sigue en mis pesadillas, fue como un rayo, un instante y mi hija desapareció, una vez mas escuche ese aullido acompañado del grito de terror de mi hija.
Lo sabia, ¡sabia que tenia que ir por ella!, pero me quede paralizado por unos segundos, pero esos segundos fueron suficientes para perderla para siempre. La luz eléctrica se restableció, me quede allí bajo la luz del farol como un idiota, no sabio que hacer, entonces reí, reí como un imbécil y caí desmayado, desperté tres días después en un hospital, la búsqueda de mi hija fue infructuosa, ni un solo rastro, a las dos semanas le confesé a mi esposa mi cobardía, a los tres días murió no sin antes maldecirme y odiarme, ya pasaron tres años, aun escucho ese aullido y los gritos de mi hija.
Ahora las noches me son intolerables, no puedo dormir y cuando lo hago me invaden las peores pesadillas y allá afuera, en los rincones oscuros de la noche, el grito de mi hija aun se oye como el peor lamento y el aullido de triunfo de la oscura criatura que me la arrebato, HIJA, HIJITA MÍA, por favor, PERDÓNAME…

 

que puedo decir, me desgarra esto que nos comparte, más lo aterrador es la incertidumbre, yo estuviera muerta pues no hubiera podido soportar tal arrebato, no soy fuerte, lo he dicho muchas veces, siento mucho tu dolor, pero debes llenarte de fuerza y tener esperanza, hasta no saber que pasó, abrazos