Hilo de Locura

Llegó la hora de los amantes, cobijados entre su propia humedad y besando el calor de sus hábiles lenguas. Las mentes se adivinan, se hablan y se nublan en el fuego de la piel.

Perfectos torbellinos de dulzura, entregados a todo lo que el ser pudo vivir. Sábanas rotas y ensangrentadas, un lápiz escribió en un pétalo el crimen de la seducción.

La bruja triste y el vampiro muerto. Contó las lágrimas y las convirtió en mariposas, volaron negras hasta la punta del cielo y regresaron al mar sus insípidas sales.

¿Cuál beso le consumió el alma? Pecado resbaladizo en las memorias de la mujer desnuda. No entiende al amor, no sabe de caricias. Lúgubres sonetos adornan la alcoba y los picos de metal se ablandan ante su paso. Linda mujer carga a su amante, muerto, rojo, mordido en el corazón.