Hiperguiño I

En este momento mi testículo izquierdo está palpitando de adolorido y frío frente al minisplit con 16 grados centígrados se congelan mis órganos como el hígado de pollo del refrigerador, sufro de incontinencia y el olor a orines congela mi calzón agujereado, ya he buscado en Google si las chinches del colchón efectivamente degustan comer mis restos de eses fecales de mi ropa interior o si los orines secos de mi calzón son un manjar, de otra manera no encuentro razón por la cual se estén perforando mis calzones que me compré recién graduado de la universidad más reconocida de la región iberoamericana, mi alma Mater, mi orgullo de piel dorada y sangre azul mis calzones son del color de su bandera, el eco y latido de aquel furor con el que entre voces joviales se entonaba a todo pulmón la porra universitaria más icónica, como cuando entre mi facultad yo regocijaba entre la vergüenza y la extrañeza del rechazo mi lugar y entonaba "vino, mujeres, orgía, arriba, arriba, la facultad de ingeniería y si no, huevos y si no, también y si no chinguen a su madre, hijos de perra, perrisima, hijos de puta, putísima, hijos de Leda, ledisima!" En un lago de miados de unas ofrendas a los vivos donde la juventud y el futuro yacían muertos en el mismo escenario, un kosako en las venas y un mar de gente vomitando repugnancia hacia mi patética persona, enmascarado con una máscara del santo, enmascarado con la mirada perdida mientras varias parejas bailaban danzón y yo en la soledad más profunda refugiado en la esperanza de la profesión, en la esperanza de que el esfuerzo digno de un país con progreso fantasioso anhelaba, la libertad financiera, esa puta libertad financiera de un ejemplar estudiante, universitario, con olor a culo y un salario de mierda ventilado sus genitales putrefractos frente al minisplit, obeso con estrías y cinco cirugías, cuchilladas, el estómago de un cerdo, sin pudor de enseñar la barba partida con el mismo puto pantalón tieso de aquella ofrenda, el sudor de los huevos huele al recuerdo de la mediocridad, después de todo un título universitario vale lo mismo que un papel sanitario, se puede doblar mil pedazos para limpiarse el culo, ese es el valor sustancial, el que esté obeso pelón y profesionista frustrado ilustra con un hiperguiño.

 

Qué irónico leer esto,. Si los chicuelos y jovenzuelos leyeran esto, no se lo creerían. Pero que te diré. La realidad es cruda. Así es...

 

Tengo un problema en la voluntad, es como un virus cibernético sólo que hace corto circuito en mi cabeza y todo se pone oscuro pero con una rica sensación, escucho voces y no dejan de susurrar