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Historia de Amor

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por Jose Anibal Ortiz Lozada, 14 de Junio de 2024. Respuestas: 1 | Visitas: 206

  1. Jose Anibal Ortiz Lozada

    Jose Anibal Ortiz Lozada Poeta adicto al portal

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    La primera vez que la vi, éramos adolescentes, dos almas flotando en el vasto mar de la vida. El sol caía lentamente, derramando su luz dorada sobre el parque. Ella, sentada en un banco, con un libro en sus manos, parecía una pintura de un sueño. Sus ojos, dos luceros curiosos, se levantaron y se encontraron con los míos. En ese instante, el universo se detuvo, y todo lo demás dejó de importar. Me acerqué, con el corazón tamborileando en el pecho, y le pregunté qué leía. Su sonrisa, un amanecer radiante, me desarmó por completo.

    Pasaron los días, y nuestras vidas se entrelazaron como hiedra en un muro antiguo. Cada tarde, después de la escuela, nos encontrábamos en el mismo parque, compartiendo sueños y risas. Mi amor por ella crecía con cada conversación, con cada mirada furtiva. Era como si nuestras almas hubieran estado buscando este encuentro desde el principio de los tiempos.

    Nos hicimos novios en un suspiro, con el vértigo de quien se lanza al vacío sin red. Recuerdo la primera vez que le dije "te amo". Estábamos bajo un árbol, las estrellas testigos mudos de nuestro amor. Ella se volvió hacia mí, con esos ojos que brillaban como mil soles, y me dijo que también me amaba. Fue un momento mágico, un instante eterno que quedó tatuado en mi corazón.

    El compromiso llegó como una promesa inevitable. Nos comprometimos jóvenes, con la certeza de quienes saben que el amor verdadero no se mide en tiempo. Nuestra boda fue sencilla, un ritual de amor bajo un cielo despejado y un sol radiante. Al verla caminar hacia mí, vestida de blanco, supe que había encontrado mi lugar en el mundo.

    La vida nos regaló hijos, dos pequeños seres que llenaron nuestro hogar de risas y desorden. Cada risa, cada lágrima, cada pequeño logro de nuestros hijos nos unió más. La vida era una danza constante de momentos felices y desafíos, pero siempre los enfrentábamos juntos. Ella era mi ancla, mi compañera, mi todo.

    Pero la vida, con su cruel sentido del humor, nos puso a prueba. Un día, la enfermedad llegó sin avisar, una sombra oscura que se extendió sobre nuestro mundo. Luchamos juntos, como siempre lo habíamos hecho, pero esta vez, la batalla era demasiado grande. La vi desvanecerse lentamente, día tras día. Su espíritu, aunque fuerte, no pudo resistir. Me quedé a su lado, sosteniendo su mano, susurrándole palabras de amor y promesas de eternidad.

    La última vez que nos vimos, el cielo estaba nublado, como presagiando el dolor. Sus ojos, aunque cansados, aún brillaban con esa luz que me había cautivado desde el primer día. "Te amo", me dijo con voz débil. "Siempre te amaré". Sus palabras, un último suspiro de amor, quedaron suspendidas en el aire mientras ella se desvanecía en mis brazos.

    Ahora, cada vez que miro al cielo, veo su reflejo en las estrellas. En cada puesta de sol, en cada brisa suave, siento su presencia. La vida sigue, pero ella vive en mi corazón, en cada recuerdo, en cada rincón de mi alma. Nuestra historia de amor, escrita con lágrimas y risas, con momentos de alegría y dolor, es eterna. Porque el verdadero amor nunca muere, solo se transforma, encontrando la manera de vivir en la memoria y en el alma de quienes lo han conocido.

    En cada paso que doy, en cada susurro del viento, sé que ella está conmigo. Su amor es mi guía, su recuerdo mi fortaleza. Y aunque la separación por su muerte es una herida profunda, el amor que compartimos es un bálsamo que cura, una llama que nunca se extingue. La historia de nuestro amor sigue viva, resonando en cada latido de mi corazón, iluminando mi camino en la oscuridad de la ausencia.
     
    #1
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  2. Alde

    Alde Miembro del Jurado/Amante apasionado Miembro del Equipo Miembro del JURADO DE LA MUSA

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    11 de Agosto de 2014
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    Muy dulce historia y sentimientos.

    Saludos
     
    #2

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