historia de centroamérica (II)

Esto es centroamérica, gritó embrutecido el rey leónidas.Y con un violento puntapié, arrojó al pobre negro - bueno como un cacho de pan- hasta el fondo del pozo. Esto es centroamérica, una tierra hecha cinco pedazos ( lo siento por ellos, pero panamá y belice se van a tener que joder vivos por no pertenecer a este selecto club ) que saben bien lo que es matarse entre ellos y matarse uno mismo, una y otra vez y otra hasta correrse del gusto. Agréguele usted a estos cinco países unos cuantos trozos que méxico, el eterno enemigo cachondo, coyoteó en su momento a estas ya suficientemente coyoteadas tierras, y tendrá una imagen más o menos certera de la geografía local: exuberantes selvas, largas planicies en las tierras bajas del pacífico, el frío de las tierras altas de la montaña, la magnificencia y esplendor infinito del caribe, y poderosos ríos que crean y destruyen civilizaciones.

Hablemos de ríos. Además de un equipo de fútbol respondón de tegucigalpa, hay un hermoso y poco comprendido cauce fluvial que lleva por nombre Motagua. Este bicho bonito, fresco como una lechuga o una bicha bien helada (tendrán que ir al diccionario de centroamericanismos) nace en guate y en su largo recorrido de 486 kilómetros, alimenta un delicioso valle, rodea una antigua y traicionera ciudad maya - luego hablaremos de ella - y marca en sus últimos trechos la frontera -¡por fin con unión aduanera! - entre guatemala y honduras.

El delicioso valle del motagua es interesante por un par de cositas: sus cactus - el lugar es un puto desierto con menos de 500 milímetros de precipitación por año-, y oigalo bien caballero, su jade. Oh, el jade: ese maravilloso y espléndido pedrusco verde por el que los chinos se matan. Pues bien, amiguitos y amiguitas, he aquí el único lugar con jade, no te jode, de toda mesoamérica.

Ah, qué interesante. Qué interesante. Pero seguramente el avispado estudiante que no tuvo peor ocurrencia que meterse a la carrera de historia se preguntará: ¿si ésta es de veras la única fuente de jade -desde la patria de jackie chan hasta la zona-, cómo jodidos los amiguitos de La Venta y de Teotihuacán exhiben faranduleramente tanto pedrusco verde entre sus respectivos rellanos y tesoros?

Es sencillo, camaradas: capitalismo salvaje.

Capitalismo salvaje de tres mil años de antigüedad. Yo te doy jade, vos me das putillas. Yo te doy jade, vos me das esclavos. Yo te doy jade, vos me das armas de destrucción masiva. Seguramente tal fue el diálogo cuando aquellos comerciantes olmecas aparecieron tan chulos con su juego de pelota, sus dioses muy cultitos y su calendario tan guay, a la entrada del portal de esas pequeñas aldeas que se habían comenzado a formar alrededor de la agricultura del maíz, que es donde habíamos dejado el capítulo anterior.

Los olmecas se habían desarrollado en la costa del golfo de méxico, tenían a La Venta como su primera gran capital y los tipos ya se hinchaban como sapos por donde pasaran. Aquellas aldeas, como es natural, ante los contactos y las riquezas obtenidas por el flujo comercial, comenzaron a volverse cada vez más interesantes y complejas. Una casita más bonita por aquí, el chalet de lujo por allá, el templo del dios importado por acullá… en fin, para no cansar el cuento, entre rutas comerciales olmecas y afiladas lanzas de obsidiana surgieron las primeras ciudades en las tierras bajas de guatemala y del soconusco, que es tan centroamericano como un plato de salpicón. Tan centroamericano como ir a la guerra por unas cuantas tonterías.

De pronto, los agricultores se habían vuelto reyes, sacerdotes y comerciantes, y para no perder la costumbre, también masa campesina que cultivaba mogollón para reyes, sacerdotes y comerciantes. Es lo que tiene creerse las teorías del mierdas de tomás piketty, que te vuelven ingenuo de cojones. De pronto creés que hubo alguna vez algún paraíso comunista, y sin despeinarse viene algún cachondo con su posmodernismo de medio pelo, y puff, te pincha el globo. Oh amigo: de toda ingenuidad nace la guerra.

¿Cómo habrá sido la primera guerra centroamericana? Me atrevería a decir: ingenua. Ingenua y sangrienta. Porque toda inocencia conduce a que te claven una puta lanza de dos metros en las tripas.

Sobre este primer baño de sangre preclásico, las piedras blancas y colosales de las primeras polis mayas como dios manda se levantarán: Kaminaljuyu y El Mirador.

 

Yo quiero un pedrusco de jade, sin pulir. Ya lo pulire yo.

 

Joder, eso suena porno.

 

Tu flipas, no se donde esta el porno ahí.

 

Lanzas de dos metros, pulir el pedrusco... todo suma, todo suma...

 

Sigo leyendo, jajajaja

 

Jajajajaja, curiosa manera de ilustrar la Historia, mezclando artículos del pasado con artículos del presente. Una forma peculiar la tuya, e ingeniosa, y, por supuesto, muy lúcida, pues en el fondo de la cuestión estás dejando claro todo aquello que se superpone a los tiempos y a los espacios, que es, ni más ni menos, que todo se basa en la producción y en los agentes "zorrunos"" (jajaja) que se apoderan de la idea, del concepto, y, como consecuencia, del desarrollo de la mencionada producción, creando un nuevo verbo, llamado...., explotación, jajajajajajaja.
Tu Historia de Mesoamérica tiene la virtud de entroncarse en la Historia universal, jaja.
Un alarde de ingenio has tenido. Esta es la segunda entrega que te leo. Iré leyendo las que le siguen (veo que vas ya por la 6ª o 7ª).
Un fuerte abrazo, querido amigo.

 

La verdad que siempre he andado de pie puntillas sobre la prosa jaja. Es un terreno bastante inexplorado para mí, y de hecho estas son las primeras prositas que me salen con «seriedad». Creo que la historia de acá es sumamente rica, y ante mi incapacidad para hacer un trabajo académico del tema -ya voy tarde para eso-, pues aprovecho para contarla desde un estilo desenfadado. Y además, aprovecho para repartir caña a diestro y siniestro.

Saludos amigo.