Hola, soy nuevo y novato. Dejo un cuento corto.

Pensaba en escribir algo para la posteridad, algo que me definiera y entonces me di cuenta de que no sabia escribir, y pensé, que aunque supiera el abecedario, y como formar palabras y oraciones, aunque supiera las reglas básicas de coherencia y cohesión y otras tantas cosas que uno aprende en la escuela, aun así, no sabia escribir, entonces me dije a mi mismo “debería leer e instruirme, y así lograre escribir algo hermoso que quede en el recuerdo de las personas” sin embargo tras leer y releer no fui capaz de escribir. Me sentía frustrado. Por momentos creía ver la luz de la esperanza en pequeños fragmentos de texto y sin embargo, esa esperanza terminaba siendo un espejismo y esos versos escritos solo una imitación de lo que había leído. Entonces busque ayuda, consulte con amigos y me encontré con que ellos tampoco podían escribir, y mas aun, este hecho no los molestaba en lo mas mínimo, su mente estaba ocupada con otros saberes mas prácticos, ciertamente un código binario se veía como una herramienta útil incluso ante mis ojos que siempre habían anhelado la poesía. Entonces consulte a estudiosos de la lengua, ellos me dieron consejos y pautas a seguir para escribir algo realmente bueno, sin embargo tras seguir sus instrucciones solo logre mejorar mi redacción y el aspecto técnico de mis escritos. Lo que yo buscaba estaba aun tan lejos de mí que parecía que nunca lo alcanzaría. Luego decidí consultar con verdaderos autores, esos que con sus obras me habían hecho hervir la sangre, derramar lagrimas o mejor aun, habían dibujado una tonta sonrisa en mi cara. Ellos me dieron valiosos consejos y sin duda mis escritos fueron mejores, pero nuevamente lo que yo quería estaba aun muy lejos, y mi sentimiento de frustración aumentaba por ello. Observaba a los demás escritores con envidia pues ellos lograban algo que yo pensaba no podría hacer jamás, “nunca podré escribir algo tan bueno como esto o aquello” solía pensar. Un día cualquiera mi voluntad se quebró y deje de intentarlo. Así pasaron los años y a otras cosas me dedique. De pronto tenía una familia y era feliz.
Y fue un día, hace un tiempo, que mi pequeño de 10 años de edad me pidió que lo ayudara a escribir una carta para el cumpleaños de su madre, mi esposa, con mucho gusto lo ayude, dejándome llevar ante la oportunidad de redactar algunas líneas. Escribí una carta orgulloso de no haber perdido mis dotes que tanto trabajo me habían costado desarrollar en el pasado, sin embargo a mi hijo no le gusto. Continuamos escribiendo durante un rato largo sin lograr buenos resultados. Finalmente, el decidió escribir la carta por su cuenta. El resultado fue una clásica tarjeta de cumpleaños, sin nada fuera de lo común, un saludo y un agradecimiento por los mimos que mi esposa le brindaba en la rutina cotidiana que conformaba nuestras vidas. Algo decepcionado conmigo mismo por no haber sido capaz de ayudar en la redacción, observe como aquella simple carta conmovía a mi esposa hasta hacerla derramar lágrimas. Esa noche, llegada la hora de dormir observe que mi esposa guardaba la carta en una pequeña caja de cartón, la interrogue sobre la naturaleza de aquella caja que se veía mas como un cofre del tesoro que como una caja de zapatos. “acá guardo cosas preciadas. Como las cartas de amor que me enviabas cuando recién nos conocimos” me dijo en un tono coqueto. Algo avergonzado por aquella confesión le dije que aquellas cartas estaban mal redactadas y llenas de clichés y que no valía la pena conservarlas como si fueran un gran tesoro. Ella me observo un momento en silencio y después dijo “pues gracias a esas cartas hoy estamos acá, personalmente creo que no hay escritos mas bellos en el mundo entero. Claro que la carta de nuestro pequeño no se queda atrás, quizás un día cumpla con tu sueño de ser escritor profesional” y luego sonrío tan calidamente que mi corazón se derritió. Me acerque para besarla, pero antes de que pudiera hacerlo me dijo “quizás deberías volver a escribir, estoy segura que podrás encontrar ese escrito que tanto anhelabas”. Me frene un momento antes de llegar a sus labios y pensé en la carta que mi hijo había redactado esa misma mañana, entonces sonreí y le conteste “lo haré, tengo una mejor idea del camino que debo seguir para escribir una verdadera obra maestra” luego hice una pequeña pausa y añadí “aunque probablemente, ya he escrito mi mejor verso”.

 

Totalmente cierto, supongo que será cuestión de practica, o de inspiración, no lo se. Pero realmente muchas veces lo que escribo resulta muy soso. Si usted me ve dando vueltas por ahí, medio perdido, no dude en marcar mis errores, después de todo llegue hasta acá para aprender y mejorar.
Muchas gracias por haber pasado por mi publicación, y perdón por tardar tanto en responder, he tenido algunos problemas técnicos últimamente. Espero nos volvamos a cruzar en alguna otra ocasión. Saludos.

 

interesante manera de expresarse es lo que cuenta, bienvenido y saludos