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Hombres de fe.

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por PEQUEÑO GRANITO DE ANIS, 26 de Julio de 2011. Respuestas: 3 | Visitas: 1152

  1. PEQUEÑO GRANITO DE ANIS

    PEQUEÑO GRANITO DE ANIS Poeta asiduo al portal

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    Tuvo que quitarle el arma antes permitirle entrar al confesionario. Era un revolver conocido por él ya que su padre tenía uno exactamente igual con el que le enseño a lograr tiros certeros. Lo mantuvo entre las piernas mientras hacia la señal de la cruz.

    -Ave María purísima-
    -Sin pecado concebida-

    Lo que siguió fue una narración nacida del infierno mismo: Robos, tortura, estafas, violaciones, ajustes de cuenta. // Aquel hombre era un sádico; un sicario que ejercía su profesión más que dinero, por gusto//. La sangre le llegó con fuerza a la cabeza. ¡Tantos años en el sacerdocio y jamás se había enfrentado a una situación parecida!

    -Pido su perdón padrecito- Musitó el hombre con la cabeza gacha.
    -Solo si te has arrepentido y juras alejarte de esas horripilantes acciones, todas en contra de Dios y la humanidad- Replicó esperanzado.
    -Ahí si va a estar difícil padrecito, yo no me arrepiento de nada, es más si tuviese la oportunidad lo volvería a hacer. Lo único que necesito es descargar mi alma y buscar el perdón, total ¡Por eso soy un hombre de fe!-

    El sacerdote le negó el indulto exacerbado y fuera de sí. ¡Válgame el Señor!
    Entonces el hombre le respondió sereno:
    -Mire padre con su perdón o sin él yo seguiré mi encargo. Le confesaré algo más, su parroquia se me atravesó cuando iba camino a la casa de los Montesino ¿Los conoce verdad?, llenos de hijos y la mayor preciosa, una flor de jazmín antojable a cualquier hombre sensato. Nunca he matado niños y se me doblaron las corvas, por eso pasé por aquí pero pues ni modo. Otra vez será.-
    El hombre se levantó y se encamino a la salida, pero la primer ráfaga lo detuvo y la segunda lo hizo caer de bruces sobre la alfombra color olivo.

    El padre Joaquín, aún con el olor a pólvora en sus manos, arrojó espantado la pistola junto al cadáver y temblando buscó el reclinatorio más cercano al altar. Puso sus rodillas en la madera dura y rezó mecánicamente con los ojos fruncidos. No estaba arrepentido de lo que hizo y si tuviera la oportunidad lo volvería a hacer. Lo único que buscaba era descargar su alma y solicitar el perdón, total, era un hombre de fe…©
     
    #1
  2. Cisne

    Cisne Invitado

    Vaya, ¡¡Qué cosas!!
    el padre tuvo que actuar...¡¡Total, era hombre de fe!!
    me ha gustado un mundo tu relato
    Estrellas y un abrazo
    Ana
     
    #2
  3. dulcinista

    dulcinista Poeta veterano en el Portal

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    Nuevamente vuelves a sorprenderme mi querida amiga. Lo que te dije en el relato titulado La huelga de dedos caídos sirve también para este. Creo que nuevamente se trata de una Obra Maestra del relato corto.Acuérdate De Camilo Torres, el cura guerrillero...Lo digo en uno de mis poemas: Es lícito matar para defender la vida. Gracias por este maravilloso regalo. Un beso y estrellas.
     
    #3
  4. Osa

    Osa Invitado


    Guau amiga, maravillosa tu prosa, me has tenido esperando el desenlace con ansias,
    y me has dado una grata sorpresa. El padrecito escandalizado se convirtió en lo mismo que su víctima, un asesino. Esa es la moral de la linda sociedad religiosamente sepultada en la maldad. Ha sido un gusto graaaaannnnddeeee leerte amiga. Te sigo en tus historias. Besitos !!! Osa.
    :::hug:::
     
    #4

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