Hoy el mundo me queda grande

Ando con la calma del que ha pasado una página más del libro y no ha ocurrido nada que vaya a cambiar el curso del capítulo.
Observo mi propia realidad que es una ciudad gris, cristalizada, filtrada a través del cristal del autobús. La rutina ha apagado poco a poco los escasos sueños que me quedaban, y el contínuo pasar repetitivo de los coches ha sustituído el latir de una caja muerta que solía tener por corazón. Apenas siento nada excepto la angustia de no poder salir de mí. Tengo dentro la extrañeza de un pájaro al que enseñaron a volar y le han cerrado la puerta de la jaula. Me duele hasta el aire.

 

Es una hermosa prosa, yo diría que la puerta está en la belleza de tus palabras... suele ser un camino posible. Mis aplausos.