Hoy hay luna para mí.

Hay luna creciente para mí. Hay luna creciente para soñar. El presagio más sublime de todos es aquel dado por la luna en su vasta claridad. Hay muchas lunas, una para cada sueño, pero una sola tierra: la querida realidad.

Los sueños son del cielo, están y no están, invisibles como el viento, son de estrellas, miran a la luna, una ideal y cómplice presencia que las acoge en su reino silenciosamente. Hoy hay luna creciente para soñar, y mi noche comienza a dibujar vergeles en los que puedo encontrarte.

Bajo su fría estela que se pierde antes de tocarme, emerges en la penumbra de mis ideales. Su luz es la tinta etérea que dibuja mis sueños. En las noches, mientras haya luna, hay tiempo para viajar a mi fuero interno que se desborda por su influjo y encontrarte retozando como hada, así, cada noche puedo creer que puedo alcanzarte.

Cada noche mientras haya luna creciente podré soñar contigo, ir por un camino circular, pronto a ti, con los brazos extendidos… a tu encuentro; así como la luna cruza noche a noche el cielo de mis fantasías hasta alcanzar su forma perfecta. Bajo la luna creciente sueño a estar contigo, cerca de la perfección.

Hoy hay luna creciente y la noche oscura juega con las sombras, hoy hay luna creciente dando testimonio de que sólo hace falta tiempo para llegar a nuestros sueños y estar completos, y a mí sólo me faltas tú.

 

Sombría prosa que evoca la luz, el sentido de los desvelos... un gusto.