Hoy la ciudad me huele a primavera

Está anocheciendo y hoy la ciudad me parece más bonita que nunca. Quedan unas horas para verte y parece que estás aquí, inundando cada parte de mí, cada rincón. Hoy recordé la primera vez que nos vimos, bendita tarde de primavera, maravilloso reloj de estación de tren que captó nuestras primeras miradas de enamoradas. Ya han pasado dos años y medio y sigo teniendo la misma sensación cuando voy a verte, sé que se parará el minutero del reloj y que volveré a sentir esa esencia adentrándose por mi fosa nasal pasando por mi pituitaria, cabalgando sin descanso hasta lo más profundo de mi alma y allí perdurará por siempre, sí, tu esencia perdurará por siempre, sé que no se marchará jamás. La música de piano me acompaña en estas horas de poesía, donde las palabras y yo bailamos al son de tus recuerdos, de nuestros recuerdos. El viento de fuera mueve con gran fuerza las ultimas hojas del otoño, que con firmeza se aferran al árbol, como el azahar se aferra a la primavera. Y hoy en nuestra habitación huele a primavera, parece que el otoño nos abandono por unas horas. Me pregunto si sabrás lo mucho que te amo, pero al mismo tiempo me daría miedo que lo supieras, es demasiado amarte con cada poro de mi piel, con cada latido, con cada suspiro. Pero recuerdo que tú trajiste a mi vida la primavera, cuando mi alma estaba vestida de mil inviernos, tus rayos de sol entraron por mi ventana, ya no hubo más frío ni días oscuros, la nieve desapareció y nacieron flores donde antes no había vida. Como no amarte, si ya no tenía miedo; como no amarte si te llevaste mis mil inviernos, desde que estás aquí hay flores, hay sol y días claros. Y aunque esté anocheciendo, y aunque sé que es noviembre, y quedan horas para verte hoy la ciudad me parece más bonita que nunca. Hoy la ciudad me huele a primavera.