Humanidad.

Me han educado para que domine el mundo.
Y pueda volver a ser fecundo.
Pero no encuentro el momento apropiado,
para invadir países, paisajes, montes, selvas y prados.


En toda esa geografía, me pierdo, como hormiga que pulula por la cocina de un restaurante.


Como escorpión ante las olas enormes de un Mar embravecido.
Como mariposa en tormenta de nieve.
Como helado de vainilla, que se ha derretido.
Como piedra plana que hace la rana en el agua de un lago.


Botando voy. Hago diez círculos que emiten ondas concéntricas...


Y es que no debo ser tan orgulloso.
Porque no igualo a cien mil árboles frondosos, en esa calidad de vida.
Ni siquiera puedo poner nombre a cada animal, si yo fuera como Adán, y estuviera solo.
Investigando, poco a poco, a medida que evoluciono, como raza del planeta Tierra.


¡ Millones de años ! Y sigo siendo un hijo de perra.

 

En serio te han educado para ello?
Mucha verborrea, y todo, completamente todo, sin sentido.
Pasas de un polo a otro y el lector se queda igual de templado.
Tienes muuuuuucho que pulir en este, tu sinsentido y sinsabor.
Bah!
Cuéntaselo a un cura, un gurú, o un guía espiritual.
No sirves para jugar a los marcianitos.
Tengo una muñeca con tu nombre.
No, no se llama Amor ni Poesía.
O si quieres podemos jugar a las casitas.
En serio macho, muestra algo de humanidad, no de interés, que se te ve el plumero.
Y las personas no están tan perdidas ni tan colgadas como para necesitarte.
No eres necesario para nadie.
Lo fácil y falso nunca es necesario.
Y si no, que me lo pregunten a mí, ¿no?
Hayyyy que joderse.

 

Yo soy solamente un hombre.
Conozco a la mujer, sin embargo.
Me dan miedo los perros...
Eso me hace sentir mi cobardía.


Me las apaño como puedo, para dejar atrás esa sensación de que soy especial, o preferible al resto. Esa apariencia de nobleza, que oculta muchas imperfecciones. Estoy estudiando mi máscara social. Mi personalidad secreta. Ese súper-héroe de ciencia-ficción, que desde fuera, parece aburrido. Porque a decir verdad, podemos salir fuera de nosotros mismos, y no sólo a costa de la emoción. No es estando furioso, la manera de perder los estribos o estar uno, fuera de sí. También podemos emborracharnos, o incluso fumar tabaco. Ya que hay otras drogas que abrasan las neuronas del cerebro, y son estupefacientes muy dañinos. Sin embargo, para el auto-conocimiento, conviene escuchar a los demás. Porque pueden transmitirnos algo nuevo, al respecto de nosotros mismos. Y sobre todo, la obra. Tu dibujo te muestra tu vida interior. Tu canción también lo hace. Y cómo no, la Poesía.


Vida interior que puede ser pobre y austera.
Vida interior que puede estar llena de tesón, sin embargo.
Fervor religioso, apoyo moral, devoción e idealismo, frialdad y análisis, etc.


Yo no estoy ocioso, y de eso presumo.
Lo demás, quizá no esté a mi alcance, por el momento.
Pero soy honorable, hasta cierto punto, y con ello, me conformo.

 

Enaid, apruebo tu comentario, porque es verosímil.
Cierto, como el aire que respiro.
Muchas expectativas, y pocas percepciones.
Así, disminuye la calidad, en un Servicio.
Y así, también empeora la calidad de vida.


Servicio y Vida son una misma cosa. Vives para servir.

 

Nos educaron de modo diverso y el chiste está en como afrontamos esta vida tan diversa y compleja Buen poema Nomito

 

Da igual lo que digas Nommo, para ti las palabras se las lleva el viento.
Es decir, tú mismo reconoces el sinsentido de lo que haces.
Di lo que quieras, ponlo todo lo bonito que quieras, pero ésa es tu realidad:
No crees en lo que haces.

 

Gracias, Edith.
Ricardo, mi pequeñez es atroz.
Pero la pequeñez es propia de los seres vivos.
Porque como es lo macro ( la Madre Naturaleza ) es lo micro ( los seres vivos ).

 

A ver, Nommo, macho, qué pequeñez ni qué leches. Te dije que juntos podíamos cambiar el mundo, y lo mantengo.
La cuestión es que me lo proponga.
Locura, lo sé, pero sueño, también.

 

Tú puedes ser la raíz engarzada, y yo el vuelo del águila.

 

Movemos el mundo, moviéndonos nosotros mismos.
Lo dijo Sócrates.
Porque cada persona es un mundo, y el mundo es un pañuelo.