Humano

HUMANO

El ser humano es náufrago y patrón
de un madero que flota en la orfandad
de un prodigioso mar llamado mundo.
Se busca en su horizonte de ansiedad
al giro de un compás que no comprende.
Y así, en la más profunda soledad,
se empeña en divisar la tierra firme
mientras se pierde allá en su brevedad.

El ser humano existe en tanto en cuanto
ondula el tiempo en su torrente verde.
¡Que sea el canto rojo de los besos
el que gire en el lecho que nos muerde!
Que no falte el amor en la ribera,
y que no sobre el tiempo que se pierde.
Que la sal del ciprés nos cubra el alma
cuando el recuerdo ya no se recuerde.

Es el humano un animal gramático,
mas la palabra es hueca y retrocede
si no va de la mano del silencio;
el silencio semántico intercede
en favor del milagro sensitivo.
Esa mágica pausa hace que ruede
el corazón humano en la palabra,
prende su llama, y hace que se quede.

...Pero no está de moda la palabra
nacida en el silencio y lo fraterno,
más bien la que se cría en el tumulto
de nuestro perturbado desgobierno.
La palabra sensata y compasiva
se arruga en nuestro gen de barro tierno,
mientras el odio firma con su hiel
un macabro epitafio en el infierno.

¡Ay!, dime, humano, ¿no eres tú consciente
de que entre puñaladas te descoses?
No pararás, ¿verdad?, no pararás
hasta que en tus crueldades te necroses.
Querido humano, ¿qué será de ti
animal de lunáticos desgloses?
¿Cuánto hace falta, hijo de la ira,
para que no te mates por tus dioses?

El humano es el fuego primitivo
que ruge en la pupila de su selva.
Razón e instinto, ¡trágica ecuación!,
que solo el tiempo puede que resuelva.
Tal vez no sea demasiado tarde
para que el ser humano le devuelva
a su madre el amor que le ha robado,
...y que el resto del mundo nos absuelva.


Kalkbadan
En Madrid, 26 de febrero de 2017

 

Andreas, yo cuanto más mayor más creo.
No sé si la edad me hace más vulnerable, más sensible, más crédula o ingenua o más gilipollas.

Es posible que sea esto último. Pero sigo creyendo en cosas, es más, creo en cosas que no creía o había dejado de creer.

Creo en historias mágicas, creo en los humanos, no en todos, pero sí creo en personas, en bastantes y algunas están a mi lado.

Creo que en muchas cosas que aquí no debo de decir.

Pero es posible que algún día, nos perdone el mundo o nos perdonemos los unos a los otros.

Y volver a empezar de cero y sin rencor.

Y es posible que dentro de unas cuantas generaciones sean mas inteligentes que nosotros y se den cuenta de lo que importa de verdad.

Jopetas Andreas, que cuando publicas a esta hora me haces soltar el sermón de las 12 jsjaja y ya me acuesto mas ligerita.

A ver si duermo.

Un besito.

 

¡Hola, Elenita! Yo pienso que el humano es capaz de llevar a cabo los actos de amor más sublimes, siendo igualmente capaz de las acciones más horrendas y despiadadas. A la vista está. Somos volubles, y estamos muy jodidos de la cabeza..., pasamos del amor al odio en un silbido. Demasiadas neuronas en demasiado poco tiempo, quizá. No lo sé.
Si no cambiamos ya, en unas cuantas generaciones esto se habrá ido al garete, y sí, todo volverá a empezar, allá estarán los astros girando, y la naturaleza retomará su ciclo como si nada hubiera pasado.
Sufrimos de una egolatría que no parece que tenga remedio; no somos musgo, desde luego, pero tampoco dioses. De hecho no tenemos ni idea de por qué las cosas son como son y suceden como suceden, pero parecemos los putos amos del universo.
El humanitarismo anida en el ser humano, pero la otra cara de la moneda parece que tiene la suerte de su lado.
Un beso, Elena, y gracias por comentar.

 

Un poema que suscita profundas reflexiones. Las dos primeras estrofas, donde el amor aparece como la orilla salvadora al final de un mar agitado, me han recordado un tema muy clásico de la literatura: la redención por medio del amor (cuántos años hace que me sumergí en el Fausto de Goethe). Luego parece que evoluciona en las siguientes estrofas: si no puede haber amor, al menos nos quede la palabra... (como diría Blas de Otero).

En lo técnico, el verso segundo tiene doce sílabas en vez de once.

Saludos.

 

¡Hola, Pablo! Me gustó mucho tu comentario. Resulta impagable presenciar la doble creación, la del propio creador, y la que tiene lugar en el pecho de quien te lee.
El tema del poema es «El humano», que hace tiempo quería abarcar. Procuré tratar por estrofas algunos de los aspectos que, bajo mi humilde opinión, más nos moldean y nos definen. En la primera estrofa trato la soledad del ser humano, y nuestro ser-interrogante. Nadie, salvo nosotros mismos, sabe a ciencia cierta cómo y cuándo sentimos, cómo y cuándo pensamos, y creo que esa realidad individual supone una barrera infranqueable. Queremos saber qué somos, y qué nos rodea. Nos define como especie querer resolver las conjeturas de la causalidad natural. Pero enfrente un mar inabarcable nos responde con su grandeza indolente.
En la segunda, trato el tiempo. Ese extraño concepto asociado a la sucesión de eventos. Si no hacemos, si no actuamos, parece como que existiéramos menos; hagamos ondas, y amemos al prójimo y a nosotros mismos, en ese torrente, en ese río rápido de la vida en el que las ondas del tiempo solo viajan hacia aguas abajo.
En la tercera, pretendo tratar el profundo vínculo entre la gramática y el pensamiento, apuntando hacia la importancia de la semántica del silencio, en la que cabalga nuestro sentimiento más puro. De seguido dos estrofas pesimistas. Somos volubles. Odio y amor, las dos caras de una misma moneda. Como bien decían Elena e Isabel, somos capaces de los actos más heroicos y solidarios —puesto que el humanitarismo anida en nuestro ser—, pero también del exterminio más horrendo. El cierre, pues sí, compañero, un deseo de que seamos capaces de evitar nuestro propio suicidio.

Corregido queda el defecto métrico en el verso que me indicabas. ¡Gracias!
Saludos.

 

Cada vez estoy más convencido que básicamente existen dos tipos de seres humanos, y aunque parezca una clasificación muy trivial o radical creo que es la más real y válida: aquellos que hacen que la humanidad tenga esperanza y sentido y los que están por aquello del ying y el yang, y que quizás existen solo porque por algún misterioso motivo deben de ejercer de contrapunto, y de alguna manera son necesarios para que la humanidad no olvide su propia condición y bajeza, y de lo destructivo que puede llegar a ser..
Excelente poema, Andreas. Un abrazo amigo.

 

¡Querido, Luis! Muy buena reflexión, amigo... El problema es que desaparezca allá por las espiras de nuestro ácido nucleico esa bondad que aún albergamos, momento en el que ya tendrá camino libre el odio por no estar presente ese "opuesto" tan necesario: una cruz en cada cara.
Buen sábado, compañero, ¡y abrígate que el grajo va a trompicones!

 

¡Querida, Isabel! Lego tarde, pero llego a tu visita... Disculpa.
Igualmente creo que ese humanitarismo existe como esencia en nuestro ser, aunque solo sea porque nos conviene, ¿verdad?
Pero está la otra cara de la moneda, el odio, la envidia, el egoísmo..., y cuántas veces gana la partida en este mundo desigual y bestia.
Un beso, compañera.

 

Y qué complicado el ser humano, y a la vez cuán previsible. Lo describes en sus diferentes facetas e interioridades, en sus descubrimientos y en sus naufragios, en su dicción y en sus silencios, en sus consciencias e inconsciencias.
Quién lo redima... No sé si existe tal "quién".
Encantado con este endecasílabo y poético recorrido, compañero.
Un abrazote Andreas.

 

Siempre he pensado que eres uno de los grandes poetas de este foro, y este poema lo corrobora. Qué bien has sabido utilizar el lenguaje para disertar sobre la condición humana, y hacerlo de una manera hermosa cargada de lirismo. Me identifico mucho con la forma que tienes de hacer poesía, amigo. Enhorabuena, me encantó tu trabajo. Un fuerte abrazo, Andreas.