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Huyendo del destino.

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Kaatty, 15 de Febrero de 2012. Respuestas: 2 | Visitas: 700

  1. Kaatty

    Kaatty Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    18 de Julio de 2010
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    Sólo tenía 13 años de edad y ya me apasionaban los autos. Simplemente los amaba y deliraba con la idea de poseer el de mis sueños; uno que siempre me detenía a observar cuando pasaba por la esquina de mi colegio.
    Un día que pasé con mi madre por aquel lugar, vimos un letrero al que apenas si se lograban ver las letras. "Se vende" -decía-; fue entonces cuando vi que mi sueño podría hacerse realidad. Me congelé por un segundo, no sabía si sería buena la idea de presionar a mi madre; pero por otro lado, no podía dejar pasar tal oportunidad que me daba el destino, tenía que hacerlo. Y así fue, rogué a mi madre para que hiciera semejante esfuerzo de comprarlo, pero ella sólo rió y no prestó atención a mi mayor deseo. No obstante, insistí hasta el punto de lograr que "lo pensara".
    Así pasaron los días y ni señas del vehículo habían, por lo que comencé a perder esperanza alguna, y hasta el deseo de tenerlo ya se estaba yendo.
    Pero un milagro para mi vida tenía que suceder, algo que ya no me esperaba; algo difícil de creer en ese momento. Sí, mi sueño se había cumplido; mi mamá había escuchado mis súplicas, y cuando menos lo pude haber imaginado, me fue a buscar al colegio en el ansiado auto. Sencillamente, no podía creer que fuera la dueña de tan fascinante maravilla. Lo tenía en mis manos y ya nada podría impedir mi felicidad. Desde aquel día que comencé a salir en auto a todas partes. Estaba en el clímax de mi alegría.
    Sin embargo, no todo podía ser color de rosa. Fue el último día de clases en el que mi madre debía ir a buscarme para celebrar mi egreso de la escuela, por lo tanto la estaba esperando. Pasaban y pasaban los minutos y no había señal de ella. De pronto veo a mucha gente correr hacia la esquina; sin entender qué pasaba, corrí yo también al encuentro de mi martirio. Al llegar al lugar, todos mis pensamientos quedaron entre el limbo de la cordura y la desesperación; lo que mis ojos veían era, simplemente, la peor escena que alguien pudiera presenciar. Estaba mi auto ahí, atravesando la casa en donde lo habíamos comprado; y al lado, sólo se podía apreciar un manto negro tapando un bulto rodeado de un charco de sangre. Corrí a ver de cerca lo que parecía evidente, y sí, era mi madre la que se encontraba debajo de aquel manto, ¡estaba muerta!. No pude contenerme, el dolor era tan grande que comencé a llorar desconsoladamente, estaba destrozada. Cuando de repente, entre tanto llanto y gritos, logré prestar atención a una voz que pude reconocer al primer instante de escucharla, que decía: "cariño, ¿segura que quieres que compre ese auto?"; fue ahí que pude darme cuenta de que todo había sido un mal sueño que tuve despierta; y respondí: "no mamá, mejor vamos por un helado".
     
    #1
    Última modificación: 19 de Febrero de 2012
  2. Rosario de Cuenca Esteban

    Rosario de Cuenca Esteban Verso Suelto

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    29 de Octubre de 2008
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    Si... a veces lo que deseamos, no nos conviene.
    Te dejo estrellas y un beso
    Rosario
     
    #2
  3. ARIEL TORRE Y MOLINO

    ARIEL TORRE Y MOLINO Poeta que no puede vivir sin el portal

    Se incorporó:
    24 de Marzo de 2011
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    un deja vu, algo asi, me gusto el vuelco terrible que dio el relato, y el desenlace onirico, fue genial...gracias por compartirlo, saludos y hasta luego
     
    #3

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