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Ideas de un emigrante español (de José Pacheco Ramos)

Tema en 'Ensayos' comenzado por Carrizo Pacheco, 22 de Noviembre de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 651

  1. Carrizo Pacheco

    Carrizo Pacheco Moderador Global.Corrector.Miembro del Jurado Miembro del Equipo Moderador Global Miembro del JURADO DE LA MUSA Corrector/a Director de concursos Equipo Revista "Eco y latido"

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    Hombre
    Ideas de un emigrante español
    (Buenos Aires, 1970)

    Corría el año 1966, y un buen día pensé en mi familia, en el pueblo donde yo me había criado y donde yo inicié mis primeros trabajos como agricultor y campesino.
    De más está decir que era un trabajo rudo y de sacrificio, pero el trabajo no mata a nadie, y sí hace más fuerte a quien lo realiza, y el hombre se aclimata y toma cariño a esa forma de vida.
    Pero la inquietud del hombre por abrirse caminos más prósperos, hace que abandone la tierra para recorrer el mundo y probar fortuna, que no siempre es provechosa. Y después de largo tiempo y probar fortuna en varias empresas, unas veces con éxito y otras sin él, pasan los años y le entran deseos de verse de nuevo en el mismo ambiente que dejó para recorrer el mundo. Y pensando que su "tierra" lo espera con las mismas costumbres y virtudes, el hombre lleno de ilusiones vuelve a su patria, a su pueblo, a su antiguo hogar, si es que existe. Pero cuál desengaño recibe uno al llegar al pueblo de su infancia. Habían transcurrido ya cuarenta y un años; todo se hallaba cambiado, todo era distinto: el campo, las costumbres, las personas, los alimentos y el trato humano.
    La desilusión del emigrante hace que uno se sienta desconcertado, y no es para menos; porque uno piensa en las piedras, en aquellos trigales, con sus espigas rubias, en las sierras florecidas de tomillos que perfuman el ambiente de esos campos. Las llanuras verdes, los cerros con retamales florecidos, "cañadones" blancos como la nieve, de magarza con aroma de manzanilla, y no faltaba algún galapero que nos embriagara con los exquisitos perfumes de sus flores. Los sauces en el río, las alamedas, donde los pájaros cantaban para alegrar nuestra vida. Los montes de encinas, que filtraban el aire para darnos el oxígeno, y el abrigo, y la sombra para el ganado. Y como si fuera poco, daba la bellota, la leña y el carbón. La encina daba todo a cambio de nada, porque no precisaba cultivo, ni riegos, ni siembras. Su duración era eterna, y si tuviéramos en cuenta todas sus virtudes, no habría palabras para elogiarla. Los campos para dar sus frutos, y las personas para respirar, necesitan del oxígeno de los árboles que purifican el aire al emanarse por entre sus hojas. Porque los aires vienen viciados. Desde las atmósferas con insectos invisibles que toman vida al contacto con la tierra. También se contaminan las aguas, y mueren los ganados que la absorven, como se pudren las raíces y los frutos de las plantas. Y esa es la causa de las malas cosechas. Los retamales destruidos en los campos, es otro factor.
    Yo me reía cuando me contaban que sacaban las encinas para sembrar peras.
    Todo esto que yo cuento, son recuerdos que forman parte de mi vida, que tuvieron que contrastarse con visiones de mi regreso a España. Confieso que hay que ser muy valiente para enfrentar ese cambio de vida. Yo confieso que fue tan brusco, que me trastornó el cerebro. Pero no por los adelantos, sino por los atrasos. Unos ocasionados por la naturaleza, y otros por las torpezas cometidas por el hombre que destruye los árboles para que no den frutos. Lo mismo que la ganadería. La caza, la pesca, pájaros, hasta las piedras, que son patrimonio de todo habitante, han vendido, y cerca está el día en que se devorarán unos a los otros. Porque a mí no me convence el riego. Esos canales son gastos superfluos. Las tierras están exhaustas, calcinadas, y el riego lo único que hace es lavarlas más y más.
    Cuatro años ya han transcurrido desde que salí de España por segunda vez. Pero aunque nada se me informa, considero que después de puesto en marcha el plan de regadío, hay hoy más pobreza que cuando yo estuve.
    Y si alguna "perrina" corre, será por las divisas que entran de los hombres que van a fomentar la "producción" a otros países. Porque el suyo no les rinde. ¿No les parece? Así piensa este servidor. Si estoy desacertado, díganmelo porque errar es también humano.

    José Pacheco Ramos
    (Segovia, 1899 - Bs. As. 1971)
    Escrito de mi abuelo. A.C.P.


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    #1
    Última modificación: 22 de Noviembre de 2015

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