Inánime sin causa

Hay días que te descubro callado,
pensativo, huérfano de iniciativa,
inmutable a todo lo que te rodea,
mirando a los dioses en sus casas
con sus barrotes de hormigón,
a los ángeles caídos de los balcones
envueltos con batas de algodón,
contemplas la dejadez del enfermo
postrado entre sábanas de lavanda,
a los ancianos en su partida de dominó,
mientras la mañana sin prisa
deja en el aire aroma a café,
a los niños correr tras el futuro
y a nosotros dos tras el presente
que nunca atiende a razones
y nos deja olvidados en un rincón.
Sé que lloras ante el desaliento,
dejas ir las cosas, el tiempo y la vida
sin la más mínima esperanza,
que en la clara del día eres derrotado
y en el ocaso cavas tu tumba
ornamentada con la bandera rota
de los que murieron sin causa.
Me muestras tus manos abiertas
llenas de tus lágrimas salinas,
me miras y en tu retina veo sed,
sed de amor, sed de libertad
y un hambre ingente por vivir,
pero de tu piel desvaída el dolor
hace una horadada profunda
que alcanza los latidos del corazón,
es entonces que me miras asustado
e intentas agarrarte a un clavo ardiendo,
pero bien sabemos que para ti y para mi
el cielo es un pedazo de tierra baldía,
la calle es un decálogo de pobreza
donde los dioses jugaron a ser hombres
y los ángeles van a la tienda en bata,
a los niños como intentan engañar
a la chica de la tienda de golosinas,
y como tú yo, sin ánimo de venganza,
dejamos esas promesas de juventud
para otras y mejores ocasiones,
cuando atrapados por la realidad
nos hacemos culpables y lloramos,
nos resignamos por ser como somos,
que en nuestra guerra no hay causa
y donde siempre hay un perdedor.​

 

Hermoso tu poema tiene todos los condimentos de una poesía melancolica me encanto leerte

 

Muchas gracias por tu comentario, en verdad es un tiempo de melancolía por los tiempos que corren.
un abrazo poeta y reitero mil gracias.

 

Un poema hermosísimo en su inmensa melancolía, es que el corazón
se duele en esos días en que parece que sobramos en el mundo, que
por mas que nos digamos que todo esta bien falta algo que nos de el
aliento necesario, luego pasa, lo se, mas en esos días, como hacen
faltas los abrazos!! Me encantó leerte. Besitos apretados en tus mejillas.

 

En verdad poeta, la salinidad de las lágrimas, el sentirse fuera de lugar, o no pertenecer a ningún sitio carcome el alma, y si, hay días, esos días donde la piel se desvive por ser abrigada, hace falta una sonrisa aún en cara extraña.
Un abrazo poeta y como siempre gracias por tus palabras.

 

Muy agradecido por tu comentario, lo agradezco enormemente.
Un enorme abrazo poeta y gracias de nuevo.