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Incitación al nixonicidio y alabanza de la revolución chilena (Pablo Neruda)

Tema en 'Poetas famosos, recomendaciones de poemarios' comenzado por ARIEL TORRE Y MOLINO, 7 de Enero de 2013. Respuestas: 0 | Visitas: 1035

  1. ARIEL TORRE Y MOLINO

    ARIEL TORRE Y MOLINO Poeta que no puede vivir sin el portal

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    Incitación al nixonicidio y alabanza
    de la revolución chilena
    [1972-1973]




    Comienzo por invocar a Walt Whitman


    Es por acción de amor a mí país
    que te reclamo, hermano necesario,
    viejo Walt Whitman de la mano gris,

    pata que con tu apoyo extraordinario
    verso a verso matemos de raíz
    a Nixon, presidente sanguinario,

    Sobre la tierra no hay hombre feliz,
    nadie trabaja bien en el planeta
    si en Washington respira su nariz.

    Pidiendo al viejo Bardo que me invista,
    asumo mis deberes de poeta
    armado del soneto terrorista,

    porque debo dictar sin pena alguna
    la sentencia hasta ahora nunca vista
    de fusilar a un criminal ardiente

    que a pesar de sus viajes a la luna
    ha matado en la tierra tanta gente,
    que huye el papel y la pluma se arranca

    al escribir el nombre del malvado,
    del genocida de la Casa Blanca.




    Me despido de otros temas


    Amor, adiós, hasta mañana besos!
    Corazón mío agárrate al deber
    porque declaro abierto este proceso.

    Se trata aquí de ser o de no ser:
    si dejamos vivir al delincuente
    los pueblos seguirán su padecer

    y el crimen seguirá de Presidente
    robando a Chile el cobre en las Aduanas,
    destripando en Vietnam los inocentes.

    No se puede esperar una semana
    ni un solo día más porque, carajo,
    es por atrocidades inhumanas

    que atraparemos este escarabajo
    y es un orgullo para el hombre entero
    que soportó el puñal de la noticia,

    como instrumento duro y duradero
    anunciar en la tierra la justicia:
    por eso te buscaba, compañero,

    el tribunal de sangre que se inicia
    y, aunque sea un poeta el justiciero,
    los pueblos me entregaron una rosa

    para que con mi verso verdadero,
    yo castigue la saña poderosa
    del inmenso verdugo comandado

    por el concubinato del dinero
    para quemar jardín y jardinero
    en países remotos y dorados.


    La canción del castigo

    No hay que contar con su arrepentimiento,
    ni hay que esperar del cielo este trabajo:

    el que trajo a la tierra este tormento
    debe encontrar sus jueces aquí abajo,
    por la justicia y por el escarmiento.

    No lo aniquilaremos por venganza
    sino por lo que canto y lo que infundo:
    mi razón es la paz y la esperanza.

    Nuestros amores son de todo el mundo.

    Y el insecto voraz no se suicida
    sino que enrosca y clava su veneno

    hasta que con canción insecticida,
    levantando en el aiba mi tintero,

    llame a todos los hombres a borrar
    al Jefe ensangrentado y embustero,
    que mandó por el cielo y por el mar

    que no vivieran más pueblos enteros,
    pueblos de amor y de sabiduría
    que en aquel otro extremo del planeta,

    en Vietnam, en lejanas alquerías,
    junto al arroz, en blancas bicicletas
    fundaban el amor y la alegría:

    pueblos que Nixon, el analfabeto,
    ni siquiera de nombre conocía
    y que mandó matar con un decreto

    el lejano chacal indiferente.


    Él


    Al criminal emplazo y lo someto
    a ser juzgado por la pobre gente,

    por los muertos de ayer, por los quemados,
    por los que ya sin habla y sin secreto,
    ciegos, desnudos, heridos, mutilados,

    quieren juzgarte, Nixon, sin decreto.


    El juicio


    Convocada por mí la tierra entera
    que cabe, lo verás, en mi soneto,

    dará el dictamen de la primavera,

    frente a frente, mirando tu esqueleto,
    para que nunca más madre ninguna

    se desangre en las tierras arrasadas
    cargando al sol, bajo la triste luna,
    un niño que levanto como espada

    frente al cuello de Nixon, camarada.


    El cobre


    Al cobre lo llamábamos chileno
    porque nacía de chilenas manos
    y nuestro territorio estaba lleno

    del subterráneo sol cordillerano,
    del cobre que no estaba destinado
    a los piratas norteamericanos.

    Hasta que yankizado hasta el ombligo
    el presidente Frei, momiocristiano,
    regaló nuestro cobre al enemigo.

    Pero mi pobre Patria intransigente
    esperó entre el saqueo y las escorias,
    entre Chuquicamata y El Teniente,

    la hora de despertar, y se comprende
    que, con el pabellón de la victoria,
    dé un solo golpe Salvador Allende

    de los colmillos norteamericanos
    rescató el cobre, para siempre ahora,
    devolviéndolo a Chile soberano.


    Victoria


    Honor a la victoria apetecida,
    honor al pueblo que llegó a la hora
    a establecer su derecho a la vida!

    Pero el ratón acostumbrado al queso,
    Nixon, entristecido de perder,
    se despidió de Eduardo con un beso.

    Cambió de embajador, cambió de espías
    y decidió cercarnos con alambre:
    no nos vendieron más mercaderías

    para que Chile se muriera de hambre.

    Cuando la Braden les movió la cola
    los momios ayudaron la tarea

    gritando «Libertad y cacerolas»,
    mientras que los parrones victimarios
    pintaban de bondad sus caras feas

    y disfrazándose de proletarios
    decretaban la huelga de señores
    recibiendo de Nixon los dineros:

    treinta monedas para los traidores.



    La herencia


    Así Nixon comanda con napalm:
    así destruye razas y naciones:
    así gobierna el triste Tío Sam;

    con asesinos desde sus aviones,
    o con dólares verdes que reparte
    entre politijarpas y ladrones.

    Chile, te colocó la geografía
    entre el océano y la primavera,
    entre la nieve y la soberanía

    y ha costado la sangre de la gente
    luchar por el decoro. Y la alegría
    era delito en tiempo precedente.

    Recuerdan las masacres miserables?
    Nos dejaron la patria malherida
    a golpes de prisiones y de sables!


    A ti te llamo


    Esto heredamos de los anteriores
    y hoy que el rostro de Chile se agiganta,
    cuando echamos atrás tantos dolores,

    te necesito, mi joven hermano,
    joven hermana, escucha lo que digo:
    yo no creo en los odios inhumanos,

    y no creo que el hombre es enemigo:
    creo que con tu mano y con mi mano,
    frente al malvado y contra sus castigos,

    llenaremos la Patria de regalos
    sabrosos y dorados como el trigo.


    Regresa el trovador


    Por eso estoy aquí en tu compañía.

    De vuelta estoy como un enamorado
    tocando el sol, el aire, el mar chileno
    sufriendo de partir y haber llegado.

    Siempre mi corazón estuvo lleno
    como una copa de fulgor dorado
    de Chile, de su cántico sereno.

    Nunca mi Patria de dulzura y nieve
    fue para mí substancia pasajera.
    O fue terrible herida en mis entrañas

    o luna derramada en la pradera.
    Yo puse mi raíz en tus montañas
    y florecí sobre las cordilleras.

    (Yo nunca estoy afuera en tierra extraña
    porque mi poesía es tricolor
    y vivo todo el año en tu bandera.)

    Por eso Patria blanca y estrellada,
    Patria roja y azul, Patria primor,
    Patria chilena, Patria delicada,

    yo escuché desde lejos tu tambor.

    Y me acerqué intranquilo a tu morada.

    Quedé sobrecogido de dolor!


    Son los de ayer


    Miré que lo que el pueblo construía
    después de tantos años de tormento:
    la bandera de tu soberanía

    por fin con sus colores en el viento,
    era atacada por la turbulencia
    del anacrónico establecimiento

    y que te amenazaba la demencia
    de los feudales y de los violentos;
    el pasado con negra consecuencia

    quiere otra vez tu sangre derramada.
    Y la guerra civil es sacerdocio
    para los que no hicieron nunca nada

    sino vivir de incógnitos negocios.

    Amo la paz por variadas razones:
    una es porque el canto del trabajo
    se une al color solar de los limones.

    Y porque los programas populares
    producirán tractores y cerezos:

    todo lo hace el amor y los amores
    del pueblo en su batalla y su proceso.


    Aquí me quedo


    Yo no quiero la Patria dividida
    ni por siete cuchillos desangrada:
    quiero la luz de Chile enarbolada
    sobre la nueva casa construida:

    cabemos todos en la tierra mía.

    Y que los que se creen prisioneros
    se vayan lejos con su melodía:

    siempre los ricos fueron extranjeros.

    Que se vayan a Miami con sus tías!

    Yo me quedo a cantar con los obreros
    en esta nueva historia y geografía.


    Ven conmigo


    Por esto estoy aquí en tu compañía:
    por Chile, por su azul soberanía,

    por el océano de los pescadores,

    por el pan de los niños ruiseñores,
    por el cobre y la lucha en la oficina,

    por nuestra agricultura y por la harina,
    por el buen compañero y por la amiga,

    por el mar, por la rosa y por la espiga,
    por nuestros compatriotas olvidados,

    estudiantes, marinos o soldados,
    por los pueblos de todos los países,

    por las campanas y por las raíces,
    por los caminos y por los senderos
    que llevan a la luz al mundo entero

    y por la voluntad liberadora
    de las banderas rojas en la aurora.

    Con esta unión están mis alegrías.

    Lucha conmigo y yo te entregaré
    todas las armas de mi poesía.


    una historia vulgar


    Doña Cacerolina Lagañín,
    encumbrada en el trono de su plata,
    estuvo a punto de llorar por fin,

    y casi a punto de estirar la pata,
    al saber que es posible gobernar
    a Chile por el pueblo popular.

    Para Cacerolina un maremoto
    no le daría tanto descontento.
    Esto de ver por todas partes rotos

    le causaba un horrible sufrimiento:
    «Aquel siútico es más que suficiente».
    «Después de todo es él nuestro sirviente

    y al procer Viaus: salvó con su dulzura.»
    «El servirá de cepillo de dientes,
    lo echaremos después a la basura. »

    Ahora lo importante es lo que pasa,
    dijo Cacerolina Lagañín
    y armada de una sartén salió de casa,

    dispuesta a convertirlo en un violín
    para pelear «contra rotos groseros
    que son en Chile rotos extranjeros».

    Doña Cacerolina, bien nutrida,
    tuvo un pequeño asomo de desmayo
    cuando encontró en la calle solo viejas

    que como ella sonaban sus sartenes.
    Luego entre mil suspiros y sostenes
    volvió a su poderío y su jardín,

    doña Cacerolina Lagañín

    dejó a cursis dernocratacrististas
    peleando contra rotos comunistas
    luego bailando el Vals Sobre las Olas

    volvió a Las Condes con placer sincero

    porque a la vuelta de las cacerolas,
    pasó a los brazos de su jardinero
    gastando bien su tiempo y su dinero.




    Leyendo a Quevedo junto al mar


    Viviendo entre el océano y Quevedo,
    es decir entre graves desmesuras,
    leyendo el mar y recorriendo el miedo

    del poeta mortal en su lamento
    comprendo la razón de mi amargura.

    Porque mi corazón no está contento.

    Chile es golpeado por la misma gente
    que nos destinan al sometimiento
    y amenazan con uñas y con dientes.

    Los intereses son como ciclones,
    rompen la tierra y todo lo que vive:
    encallan en Vietnam las invasiones,

    fracasan en la espuma del Caribe.


    Una lección


    Volviendo a Nixon vuelvo a ser dichoso:
    porque juzgar delitos incesantes,
    ordenados por un ignominioso,

    es deber de un poeta caminante.

    Hoy, desde Chile revolucionario,
    volvamos a los dueños del erario,
    retornemos al Jefe del dinero.


    A verso limpio


    Horademos a Nixon, el furioso,
    a verso limpio y corazón certero.

    Así pues, decidí que falleciera
    Nixon, con un disparo justiciero:
    puse tercetos en mi cartuchera.

    Y por los tribunales venideros,
    abriendo puertas, cruzando fronteras,
    recluté hombres callados y severos,

    caídos en sangrientas primaveras.


    Retrato al hombre


    Hay que juzgar las manos maculadas
    por muertos que mató con su terror

    y que bajo las tierras desolladas
    surgen como semillas de dolor.

    Porque ésta es una edad nunca soñada.

    Y Nixon, el ratón acorralado,
    con los ojos abiertos de temor

    ve renacer banderas fusiladas.

    Fue en Vietnam cada día derrotado.
    En Cuba es derrotado su furor
    y ahora en el crepúsculo aterrado,

    quiere roer en Chile el roedor,
    sin saber que minúsculos chilenos
    le van a dar una lección de honor.


    Paz, pero no la suya


    ¡Paz en Vietnam! Mira lo que has dejado
    adentro de esa paz de sepultura
    llena de muertos por ti calcinados!

    Con un rayo de eterna quemadura
    preguntarán por ti los enterrados.
    Nixon, te encontraran las manos duras

    de la revolución sobre la tierra
    para humillar tu pálida figura:

    será Vietnam que te ganó la guerra.

    Nixon no creo en tu vencida paz!
    Tu invasión fue diezmada y fue vencida
    cuando ya no podías perder más.

    Y cuando tus aviones homicidas
    caían como moscas abatidas
    por los disparos de la libertad!

    Esta no fue tu paz, Nixon sangriento!
    Nixon, sanguinolento presidente:
    es tu medalla de remordimiento!

    Es la paz de los pueblos inocentes
    que tú entregaste al fuego y al tormento!
    Es de Vietnam la paz desfigurada

    por tus embajadores y papeles.
    Es la paz de una tierra desangrada
    y que ha llenado al mundo de laureles

    brotados de la sangre derramada:

    Es la victoria de Ho Chi Minh ausente
    la que obligó a tu mano ensangrentada

    a confirmar la paz de esos valientes.


    Cuba, siempre


    Pienso también en Cuba venerada,
    la que alzó su cabeza independiente
    con el Che, con mi insigne camarada,
    que con Fidel, el capitán valiente

    y contra retamares y gusanos
    levantaron la estrella del Caribe
    en nuestro firmamento americano.

    Notifico que son los adversarios
    De Vietnam, esos mismos «caballeros»
    seguidos de cubanos mercenarios,

    armados de metrallas y dinero,
    los que contra tu viento libertario
    invadieron la nueva claridad.

    Y allí quedaron muertos o atrapados
    los que iban a matar tu libertad.

    Ay Nixon donde vas y te presentes
    Cuba no da cuartel ni caridad!

    Cuba y Vietnam son nuestros precedentes
    contra las agresiones de esta edad!

    (Chile defenderá con sus valientes
    como aquellos dos pueblos insurgentes
    su revolucionaria dignidad.)


    Sobre conspiraciones


    Entre la Kennecott y las batallas
    que dentro de mi Patria van urdiendo
    contra el pueblo anacrónicos canallas,

    Chile va, traspasado y sacudido,
    sobre la turbulencia, construyendo
    lo que nunca le fuera permitido:

    trabajar y vivir sin desaliento
    para que en Chile manden los humanos
    y se cubra de frutos populares

    el territorio antártico y lejano

    y den las viñas de su geografía
    el vino del amor y la alegría!


    Duelo de Chile


    Hora terrible! Aquel mejor soldado
    cayó en la arena de la Capital
    y sabe el mundo que fue asesinado:

    su asesino se dice «nacional».
    Un traidor, ahora encarcelado
    director del asalto criminal,

    dijo que un presidente despechado
    dio la luz verde al crimen espantoso.
    El Mandatario aquel está callado

    como si no escuchara en su reposo
    el clamor que recuerda a los malvados,
    el acontecimiento vergonzoso.

    (Ahora el Mandatario destronado
    es el aliado de los poderosos
    y su oscuro silencio ha continuado.)

    Schneider sigue siendo traicionado

    y la conspiración que continúa
    cuenta con los injustos magistrados
    por cuyas manos la injusticia actúa.


    Que no, que nunca


    No entrará en esta casa con puñal
    el sobrino del tío senador
    a asesinarnos otro general.

    Ningún demente mate tu esplendor
    y nos lleve a la guerra despiadada:
    a la noche del duelo y del terror.

    No me muestres la sangre en tu morada.
    Dame tu resplandor de catarata,
    luz longitudinal, patria nevada.

    El incendiario no re hará ceniza,
    y no se macarán entre chilenos,
    Patria mía celeste y movediza-

    Fuera de aquí la hiena y el escualo!

    Que no maten los malos a los buenos,
    ni tampoco los buenos a los malos.

    Soy un poeta sin ningún precepto
    pero digo, sin lástima y sin pena:

    no hay asesino bueno en mi concepto.


    L. E. R.


    El furioso que agache su estatura
    bajo la luna, en la pampa de plata,
    Patria que Recabarren transfigura

    enseñando verdades y caminos
    que ayer se abrieron en la tierra oscura
    y hoy son la condición de su destino,


    Contra la muerte


    A la guerra civil como condena
    nos conduce el amargo forajido.
    El desplazado de la boca liena

    quiere quitar a otros la comida,
    y otro que con su herida se envenena
    reparte los venenos de su herida.

    A la guerra civil de los contrarios
    quieren llevarnos garras fratricidas,
    sin saber que chilenos adversarios

    siempre amaron las leyes de la vida.
    Y no triunfa el más noble ni el más fuerte
    desangrando la tierra preferida

    y cambiando la vida por la muerte.

    La tierra que nos dio las alegrías,
    la que nos enseñó el padecimiento
    florecerá con todos algún día:

    no neguemos la luz al descontento.
    Que cada hombre lleva en su porfía
    lo mejor de su ciencia y su momento.


    Nunca


    Solo el que mata es la categoría
    que dejo fuera de mí sentimiento.
    No llevemos la Patria a la agonía

    condenada a la sangre y al lamento.

    Y contra eso está mi poesía
    que va por todas partes, como el viento.


    El gran silencio


    Es tarde ya. Se han ido los malvados.
    Schneider, desangrado y malherido,
    ha muerto, el crimen está consumado.

    Un gran silencio cubre nuestras vidas:
    El estupor de un pueblo deshonrado,
    el clamor de la Patria estremecida.

    Cien hombres contra un solo soldado:
    fueron cien los cobardes forajidos
    contra mi general asesinado,

    El espionaje norteamericano
    ordenó a un renegado y sus hampones.
    Y Caín otra vez mató a su hermano.

    Sangre, dolor, coronas y crespones!

    En el alma de Chile sepultado,
    despedido por nuestros corazones,
    quedó mi general asesinado.


    Es triste


    Desde entonces un río nos divide:
    agua sangrienta, barro de marismas!
    No hay nadie en esta tierra que lo olvide.

    Desde entonces la Patria no es la misma.


    Mi general, adiós


    Desde entonces tu sangre ha separado
    dos zonas hasta ahora divididas:
    el rencor que amenaza por un lado

    y el pueblo que acompaña tus heridas.

    Y hasta ahora tu estirpe de soldado
    cerca de Allende, claro presidente,

    defiende al pueblo y a su nuevo Estado

    (como si aún tu mano militante,
    aún después de ser martirizado,
    cumpliera su deber de comandante).

    Adiós, mi general asesinado!

    Vivirá tu recuerdo de diamante
    en lo más alto de la cordillera.

    La Patria va contigo en cada instante
    por el camino de la primavera.


    Mar y amor de Quevedo


    Aquí en mi casa de Isla Negra leo
    en el mar y en el verso favorito,
    en la palpitación y el centelleo

    del mar amargo y del amor maldito,
    la misma espuma de la poesía:
    el mar que se ilumina en la ruptura

    y yo leyendo con melancolía,
    a Quevedo, su amor y desventura.

    Tal vez es mi destino diferente:
    mi pecho militar de combatiente
    me inclinó a las guerrillas del Estado:

    a conseguir con la paciencia ardiente
    de la verdad y del proletariado

    el Estatuto de la pobre gente.


    La victoria


    Y así llegué con Allende a la arena:
    al enigma de un orden insurgente,
    a la legal revolución chilena

    que es una roja rosa pluralista.

    Y fue con mi Partido Comunista
    (bello como un desfile proletario)
    cuando en el mundo un día sobrevino

    este camino revolucionario.

    Hacia los pueblos alzo nuestro vino
    con la copa a la altura del destino.


    4 de septiembre de 1970


    Un recuerdo: por fin hay unidad!
    Viva Chile, Aleluya y Alegría.
    Viva el cobre y el vino y el nitrato.

    Que vivan la unidad y la porfía!
    Sí, señor. Tiene Chile candidato.
    Costó trabajo era una fantasía.
    hasta que hoy la lucha se comprende,

    Marchar, marchar como la luz del día.

    El presidente es Salvador Allende.

    Toda victoria es un escalofrío,
    porque si gana el pueblo hay una racha
    que entra por el testuz del envidioso.

    (Uno sube y el otro a su covacha
    baja huyendo del tiempo y de la historia.)

    Mientras que Allende sube a la victoria
    se van los Baítras como cucarachas.


    Desde aquel día


    Desde aquel día el mundo, al despertar,
    encontró a Chile y su fisonomía
    alzando la victoria popular

    y en el coro mundial de la alegría
    cantaron nuestra tierra y nuestro mar.

    Fue por aquellos días que un poeta
    provinciano, salido de Parral,
    en Estocolmo recibió un cometa

    de las manos de un rey profesional.
    Y así el nombre de Chile saludado
    fue por ciudades, minas, sementeras,

    como un laurel del pueblo conquistado
    durante lucha larga y vida entera.

    (Yo agregué a Chile y a su geografía
    el canto de mi vida pasajera
    con el torrente de mi poesía.)


    Reviven los gusanos


    Luego llegó la dura condición
    y los gusanos en su rebelión
    en el estiércol de la oposición

    rodearon a sus turbios candidatos
    de mentidores y de mentecatos,
    de lenguaraces y de asesinatos,

    descubriendo una táctica «imprevista»:
    «En Chile hay un peligro comunista! ».

    E intercambiando besos espantosos
    momiocristianos y momios furiosos:

    con la publicidad y la pistola,
    contra Allende y el pueblo congregado,

    llevan la sedición ola por ola
    momios tibios y momios congelados.


    Diario de loros


    Y desde Nueva York el dirigente
    es el Gerente de la Pepsicola

    (que ése sí se portó como un valiente:
    se arrancó con su piara y con su cola).

    Instruye desde allá sus carcamales.
    Pontifica El Mercurio cada día:
    Nixon le dicta los editoriales.

    Es un diario «chileno» Mama mía!
    Ay qué cinismo, qué melancolía
    la de estos loros de pajarería!


    Paro pasional


    Detrás de la I. T. T. con sus puñales
    y los enredos de su felonía
    brotan los Pillarines criminales

    y otros mondongos de la oligarquía:
    falsos adelantados sindicales,
    médicos de curiosos delantales,

    camioneros de pronto enriquecidos,
    Colegios de Abogados Presumidos
    querían aprender los viejos vicios
    de nuestros elegantes meretricios.

    (Los oligarcas por sus propios fines
    quieren usar para sus píes patricios
    o clase media o ciase calcetines.)

    Y con Níxon de fondo principal
    se lanzaron al Paro Patronal

    bien cebados dispuestos a que ayune
    el que no es del Partido Nacional.

    El hambre de los otros los reúne
    y Fuentealba les vende su puñal.

    Así por la I. T. T. desenfrenados
    sembraron el terror organizado;
    padres y tíos de un Negro Mercado
    oscuro como todos sus pecados.

    Contra la Patria se lanzaron codos
    huelga de burros, huelga de rollizos,
    huelga de playboys advenedizos,

    huelga de banquerizos principales,
    enchufados en los Bancos Centrales,
    y pálidos idiotas de rehenes

    con dueños de los grandes almacenes:
    escondieron sardinas y cebollas,
    aceite, harina, cigarrillos, ollas

    para dejar sin pan sin luz sin nada
    al pueblo y a la patria apuñalada.


    Locos y locuelos


    Pee y Punto Final, que marchan, juntos
    como va el explosivo con la mecha
    y se confunden en un mismo punto
    ultras de izquierdas y ultras de derecha,
    duros de la derecha y de la izquierda,

    trabajan juntos en la misma brecha
    para que la victoria conseguida
    por un pueblo que lucha y que recuerda
    (el cobre, el pueblo, la paz y la vida),

    todo lo manden ellos a la mierda.

    Y así están juntos en el mismo cielo
    los locos de derecha y los locuelos.




    Yo no me calió


    Perdone el ciudadano esperanzado
    mi recuento de acciones miserables
    que levantan los hombres del pasado.

    Yo predico un amor inexorable.

    Y no me importa perro ni persona:
    solo el pueblo es en mí considerable:
    solo (a Patria a mí me condiciona.

    Pueblo y Patria manejan mi cuidado:
    Patria y pueblo destinan mis deberes
    y si logran matar lo levantado

    por el pueblo, es mi Patria la que muere.

    Es ese mi temor y mi agonía.

    Por eso en el combare nadie espere
    que se quede sin voz mi poesía,




    Siempre advirtiendo


    Pueblo, en el intranquilo vendaval
    cierra los puños y rechaza el mal.

    Todas las noches aullarán las hienas
    manchando la revolución chilena.

    Todos los días quiere el adversario
    borrar el fuego revolucionario

    y dividir las armas unitarias
    de la victoria revolucionaria.

    Y quieren los amargos desplazados
    enterrar los laureles conquistados,




    Otra vez advirtiendo


    Traigo aquí un señal de una emergencia,
    toco a rebato al pueblo vencedor.

    Hay que juntar la fuerza y la conciencia:

    Chile es una batalla de existencia:
    batalla del honor y del amor.




    Con la centella


    Pueblos, mirad el horizonte claro
    y con nosotros al joven Lautaro.

    Pueblos, el inundo nuestra llama sigue
    y con nosotros va Manuel Rodríguez.

    Pueblo, no volveremos al pasado
    porque va Balmaceda a nuestro lado.

    Venceremos! El pueblo es soberano
    y su mano decide la centella
    en la defensa del género humano:

    En la noche del mundo nuestra estrella,
    la veneran los pueblos más lejanos!


    Mi compañero Ercilla


    Comencé con Walt Whitman, viejo hermano
    del antiguo esplendor americano.

    Vino Walt Whitman y me dio la mano.

    Ahora llamo a un noble compañero:
    entre todos y todo fue el primero
    don Alonso de Ercilla, el duradero.

    Lo llamo a la batalla y la esperanza,
    a la Revolución y a mi Alabanza
    y termino con él en compañía,

    cantando a coro y a plena alegría;
    la misma antigua lucha esplendorosa

    viene del fondo de la Araucanía
    y nuestra poesía no reposa.


    Habla don Alonso


    «CHILE, FÉRTIL PROVINCIA Y SEÑALADA
    EN LA REGIÓN ANTARTICA FAMOSA,
    DE REMOTAS NACIONES RESPETADA
    POR FUERTE, PRINCIPAL Y PODEROSA.
    LA GENTE QUE PRODUCE ES TAN GRANADA,
    TAN SOBERBIA, GALLARDA Y BELICOSA,
    QUE NO HA SIDO POR REY JAMÁS REGIDA,
    NI A EXTRANJERO DOMINIO SOMETIDA.»


    Juntos hablamos


    Junto a los Andes una llamarada
    y desde el mar una encendida rosa
    CHILE, FÉRTIL PROVINCIA Y SEÑALADA.

    Hoy fulgura en la noche luminosa
    de América, tu estrella colorada
    EN LA REGIÓN ANTARTICA FAMOSA.

    Y así, por fin, tu estrella liberada
    emergió de la sombra silenciosa,
    DE REMOTAS NACIONES RESPETADA,

    El mundo divisó la llamarada
    y en tu honor repitió la voz gloriosa:
    LA GENTE QUE PRODUCE ES TAN GRANADA:

    tan unida, tan ciara y valerosa,
    la Unidad Popular es tan florida,
    TAN SOBERBIA, GALLARDA Y BELICOSA,

    que en esta lucha jugará su vida
    contra las turbias bandas sediciosas.

    La estirpe popular esclarecida
    es como ayer fecunda y orgullosa
    Y NO HA SIDO POR REY JAMÁS REGIDA.

    Y aunque sea atacada y agredida
    Chile, mi Patria no será vencida
    NI A EXTRANJERO DOMINIO SOMETIDA.

    FIN

    Isla Negra, enero 1973
     
    #1

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