Insatisfacción.

Insatisfacción.

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A lo largo de esta vida, cada paso que damos, cada bocanada de aire que inhalamos, cada empresa que abordamos y, a grosso modo, cada cuestión que se lleve a cabo y mantenga nuestra sangre fluyendo rauda a través de nuestras venas, parece ser producto de algún tipo de insatisfacción.

Dormimos largo y tendido para satisfacer la necesidad de descanso, nos levantamos por las mañanas y nos ponemos en acción para satisfacer nuestra necesidad de actividad, nos relacionamos con ciertas personas huyendo de la insatisfacción que suele acarrear la soledad, nos adentramos en curiosidades de todo tipo con el fin de satisfacer una ambición de variedad y dejar atrás su contraparte: la insatisfacción de la monotonía del día a día. La insatisfacción está allí, omnipresente como una fuerza motriz cuya consecuencia es algún tipo de movimiento, es un capataz cuyo látigo hace al esclavo mas trabajador, y una musa que inspira al artista a emprender sus creaciones. No hay escape posible de su yugo, pero quizás si exista un modo de establecer una asociación amistosa con él.

Esto lo descubrió aquel hombre cuando al saltar de un acantilado producto de la desesperación que le causaba la vida, mientras caía descubrió la manera de hacer el mejor clavado de toda su vida.

Siento la sequedad en la sangre,

me revelo, la refresco con la furia del andante.

Entonces creo y sigo adelante.




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