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Jorge Teillier - Chile

Tema en 'Poetas famosos, recomendaciones de poemarios' comenzado por VAGABUNDO, 2 de Abril de 2005. Respuestas: 1 | Visitas: 5087

  1. VAGABUNDO

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    El poeta Jorge Teillier nació en Lautaro, Chile, en 1935 y murió en 1996.

    La poesía de Teillier descansa en principio en la tradición de la representación lárica (poesía del lar, del origen, de la frontera), aunque su obra trasciende el rótulo del arraigo lárico cuyos antecedentes se encuentran en Chile en Efraín Barquero (V.) y Rolando Cárdenas. Sus poemas arrancan del recuerdo ingenuo y la nostalgia con una cierta esperanza de asir el paraíso perdido, el cual paulatinamente se desintegra y se convierte en pura imagen soñada.

    El poeta se inició a los 12 años en la escritura, bebiendo las aguas de los libros de aventuras, Panait Istrati, Knut Hamsun, Julio Veme y los cuentos de hadas. Posteriormente se alimenta de los poetas del modernismo hispanoamericano (V.), de Vicente Huidobro y de la tradición universal de Jorge Manrique, Rainer María Rilke y Francois Villon. Se le vincula también con Höderlin y Trakl. Para él, lo importante en la poesía no es lo estético, sino la creación
    del mito y de un espacio o tiempo que trasciendan lo cotidiano, utilizando lo cotidiano. El poeta no debe significar sino ser. Postula un tiempo de arraigo frente a la generación de los años 50, que postulaba el éxodo hacia las ciudades.

    En su poesía existe el Sur mítico y lluvioso de Pablo Neruda , pero desrealizado por una creación verbal en donde los lugares de provincia se tiñen de referencias melancólicas y simbólicas que se hacen universales. El poeta aparece como el sobreviviente de un paraíso perdido, como testigo visionario de una época dorada de la humanidad que conserva a
    través de los tiempos el mito y la imagen esencial de las cosas: casa, tierra, árbol. Pero el recuerdo ingenuo e incorruptible que se recupera por medio de la memoria, se trasciende sólo momentáneamente y culmina con su paulatina desintegración. Como en Enrique Lihn (V.) y en Barquero, hay en su obra una voluntad rendida, en que el presente carece de toda intensidad y la visión de lo cotidiano es desoladora: persiste sólo lo estéril y lo deshabitado. Frente a ello
    se buscan las huellas perdidas, para acceder al lugar maravilloso de donde venimos. A través del recuerdo, la realidad cotidiana se hace visible y se recupera. Pero ella solamente sobrevive en los lugares del hallazgo, constituido por los residuos del pasado y los espacios secretos y ocultos: el espacio encubre al tiempo.

    De este modo, en Teillier hay dos momentos estéticos recurrentes que el poema recupera: el momento ingenuo de la infancia y el del recuerdo. La poesía de Teillier se encarna en la polaridad entre la felicidad del tiempo del origen recordado y el dolor de su desintegración. El sujeto de la poesía de Teillier es un desterrado que vive en la ciudad moderna y que fantasmalmente vuelve una y otra vez al espacio de la infancia, de la frontera, del límite, para
    reencontrarse con algo que ya no existe.

    Frente a la tradición totalizadora de las vanguardias y los planteamientos rupturistas de la antipoesía (V. Poemas y antipoemas), Jorge Teillier convirtió de nuevo la poesía en experiencia vital ligada a una memoria poética que busca sus símbolos ancestrales y puros. Esa búsqueda primordial lo convirtió en uno de los poetas chilenos más originales de la
    actualidad.

    En Diccionario Enciclopédico de las Letras de América Latina.Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1995
    ------------------------------------------------------------------
    Algunos de sus poemas:

    NIEVE NOCTURNA

    ¿Es que puede existir algo antes de la nieve?
    Antes de esa pureza implacable,
    implacable como el mensaje de un mundo
    que no amamos, pero al cual pertenecemos
    y que se adivina en ese sonido
    todavía hermano del silencio.
    ¿Qué dedos te dejan caer,
    pulverizado esqueleto de pétalos?
    Ceniza de un cielo antiguo
    que hace quedar sólo frente al fuego
    escuchando los pasos del amigo que se fué,
    eco de palabras que no recordamos,
    pero que nos duelen, como si las fuéramos a decir de nuevo.
    ¿Y puede existir algo después de la nieve?
    Algo después
    de la última mirada del ciego a la palidez del sol,
    algo después
    que el niño enfermo olvida mirar la nueva mañana,
    o mejor aún, después de haber dormido como un convaleciente
    con la cabeza sobre la falda
    de aquella a quien alguna vez se ama.
    ¿Quién eres, nieve nocturna,
    fugaz, disuelta primavera que sobrevive en el cerezo?
    ¿O qué importa quién eres?
    Para mirar la nieve en la noche hay que cerrar los ojos,
    no recordar nada, no preguntar nada,
    desaparecer, deslizarse como ella en el visible silencio.

    OTOÑO SECRETO

    Cuando las amadas palabras cotidianas
    pierden su sentido
    y no se puede nombrar ni el pan,
    ni el agua, ni la ventana,
    y la tristeza ha sido un anillo perdido bajo nieve,
    y el recuerdo una falsa esperanza de mendigo,
    y ha sido falso todo diálogo que no sea
    con nuestra desolada imagen,
    aún se miran las destrozadas estampas
    en el libro del hermano menor,
    es bueno saludar los platos y el mantel puestos sobre la mesa,
    y ver que en el viejo armario conservan su alegría
    el licor de guindas que preparó la abuela
    y las manzanas puestas a guardar.

    Cuando la forma de los árboles
    ya no es sino el leve recuerdo de su forma,
    una mentira inventada por la turbia
    memoria del otoño,
    y los días tienen la confusión
    del desván a donde nadie sube
    y la cruel blancura de la eternidad
    hace que la luz huya de sí misma,
    algo nos recuerda la verdad
    que amamos antes de conocer:
    las ramas se quiebran levemente,
    el palomar se llena de aleteos,
    el granero sueña otra vez con el sol,
    encendemos para la fiesta
    los pálidos candelabros del salón polvoriento
    y el silencio nos revela el secreto
    que no queríamos escuchar.
     
    #1
  2. ASTRO_MUERTO

    ASTRO_MUERTO Poeta fiel al portal

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    Sin duda alguna, un grande de la poesía chilena. Dios lo salve.
     
    #2

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