José y Julian, dos vidas en paralelo... ( Parte I)

José

Navidad, veinticinco de diciembre. La época más esperada de todas, los niños corren, saltan y no dejan de hacerlo, pues navidad es y será el día más feliz de todos…sin embargo hoy no cuadro del todo en ese conjunto.

Eran las diez de la mañana, como era de costumbre una sábana gris cubría nuestra hermosa ciudad, no había nada que evitara que esa hermosa sábana desapareciera, ni si quiera la Navidad; uno miraba al cielo y no veía absolutamente nada, ni un pequeño rayo de sol y al deslizar la vista un poco más abajo dabas con los preciosos gallinazos que en esta época invadían los techos de los edificios.

Por lo pronto todo esto no me sorprendía, era común, era algo cotidiano. Hoy, para mí era un día como todos, un día más en el almanaque, y pasado las doce, tendría que ser tachado para dar paso al siguiente, y así sucesivamente, hasta que le pudiese dar un rumbo a mi vida…

-Número cincuenta y seis- se escuchó al final del pasillo. Miré a través de los barrotes y vi como Juan Ernesto se dirigía a la muerte…tragué un poco de saliva y me senté a ver a través de los barrotes que proporcionaban una vista ligera hacia la ciudad. Pensando en voz alta grité:

-“El día que me toque pasar por aquella puerta, me verán con la cabeza en alto y con la mirada al cielo, aquel día confirmaré mi victoria”…

Inmediatamente entró un guardia y comenzó a apalearme violentamente, mientras lo hacía gritaba –Estamos cansados de tu locura, cállate de una buena vez, cállate. El día en que te toque, ese día será el mejor de mi vida, estoy cansado de ti – Las paredes a mi alrededor comenzaron a moverse en dirección de las agujas del reloj, los barrotes se movían de arriba hacia abajo, y yo caía, caía lentamente hasta que solo vi sombra y mis pupilas comenzaban a caer...