1. Invitado, ven y descarga gratuitamente el cuarto número de nuestra revista literaria digital "Eco y Latido"

    !!!Te va a encantar, no te la pierdas!!!

    Cerrar notificación

JUAN CLEMENTE ZENEA - Cuba

Tema en 'Poetas famosos, recomendaciones de poemarios' comenzado por VAGABUNDO, 2 de Abril de 2005. Respuestas: 0 | Visitas: 2343

  1. VAGABUNDO

    VAGABUNDO Administrador y Propietario del Portal Miembro del Equipo ADMINISTRADORA

    Se incorporó:
    27 de Diciembre de 2004
    Mensajes:
    502
    Me gusta recibidos:
    27
    Género:
    Hombre
    JUAN CLEMENTE ZENEA
    (1832 – 1871)

    Nace en Bayamo, Provincia de Oriente y muere fusilado por el gobierno español en La Habana. Su padre era un militar español y su madre fue hermana del poeta cubano José Fornaris. Comenzó los estudios primarios en una escuela privada de su ciudad natal. En 1845 pasó a La Habana, donde ingresó en el colegio El Salvador, también privado. A la edad de catorce años comenzó a escribir y publicar poemas en La Prensa.

    Por este tiempo, siendo él muy joven, comienzan amoríos con la actriz. bailarina y poetisa norteamericana Adah Menken, que llegó a la Habana en un viaje artístico. Esta actriz le enseñó inglés y francés. Más tarde él mismo se fue a Nueva Orleáns, en donde continuó sus relaciones con la dicha actriz. A ella le dedicó uno de sus mejores poemas, forma de romance, titulado Fidelia. Muy pronto se afilió a dos organizaciones que querían la independencia de la Isla del imperio español y que buscaban una posible anexión a los Estados Unidos.

    Estuvo en Nueva York varias veces. También en México. En ambos países escribió infatigablemente para un sinnúmero de periódicos y revistas. Su situación política y nacionalista, lo puso en situaciones delicadas. Tanto es así que, vuelto a La Habana, cuando en 1870 quiso regresar a Estados Unidos, fue interceptado por una columna española y puesto en la cárcel. Después de medio año de encarcelado en la fortaleza de La Cabaña, La Habana, fue fusilado.

    Son muchas las obras literarias, aparte de innumerables artículos periodísticos y en revistas, que publicó en su relativamente corta vida. Antes de morir, tenía el proyecto de una novela en verso y leyendas que quedaron inconclusas. En cuanto a poesía, podemos destacar una Antología de versos de temas variados, pero siempre líricos, y su maravilloso librito titulado Diario de un mártir, publicado póstumamente, en 1874, en donde, haciendo uso de un lirismo exquisito y tierno, presagia su infausta muerte.
    --------------------------------------------------------------------
    Algunos de sus poemas:

    VIII

    Conozco esa canción; ecos perdidos
    sus notas son de plácidas historias;
    que a sus dulces y lánguidos sonidos
    desde mi edad de fáciles victorias
    están acostumbrados mis oídos.

    Una noche -¿te acuerdas?- recorrías
    las teclas de marfil: tierno, amoroso,
    mirándome en tus ojos me veías,
    y tú con el intérprete armonioso
    los misterios del alma me decías.

    Sentado junto a ti, mi pensamiento
    de la existencia mísera y precaria
    las cuitas olvidó; y un vago acento,
    preludio de una mística plegaria,
    la fiebre estremeció del sentamiento.

    Después, dichosa, angelical, serena,
    alegraste mi hogar con tu sonrisa
    y esa canción que de pesar me llena,
    que viene en alas de la errante brisa
    y en las bóvedas cóncavas resuena.

    ¿Qué cosas al espíritu agitado
    no dirán esas voces gemidoras?
    ¿Qué no dirán al pobre encarcelado,
    hablándole en las ansias de estas horas
    de alegres tiempos del amor pasado?

    Le dicen, ¡ay!, que su infortunio es cierto;
    que dentro del pecho el corazón sucumba
    y allí repose inanimado y yerto
    cual reposa el cadáver en su tumba.

    ¡Porque es verdad que su esperanza ha muerto!


    IX

    Prisión, enfermedad, negras pasiones
    contra mí desatadas;
    ¡y tantas, tan acerbas aflicciones
    en un pecho mortal acumuladas!

    ¡Por la esposa infelice suspirando,
    y de mi niña ausente,
    y el soplo de la suerte marchitando
    los pálidos laureles en mi frente!

    ¡Oh Dios!, ¡que así mi corazón heriste!
    Recibe un alma tierna;
    ¡cierra las puertas de este mundo triste!
    ¡Abre las puertas de la patria eterna!
     
    #1

Comparte esta página