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Juego de Niños.

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Carlos Gabriel Plenazio, 9 de Noviembre de 2015. Respuestas: 1 | Visitas: 311

  1. Carlos Gabriel Plenazio

    Carlos Gabriel Plenazio Gabriel varón gay enfermero

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    Sentada y quieta después del regaño de mamá así deberé quedarme hasta que a ella se le ocurra, siempre me esta regañando por culpa de Esteban.
    El no entiende que a mamá no le gustan las cosas que hacemos para divertirnos.
    Él no es un buen amigo pero es el único amigo que me queda.
    Yo sabía que a mamá no le gustaría lo que le hicimos a los canarios de la señora Cristoforo. Yo sabía que Esteban me estaba mintiendo cuando me dijo que la señora quería las plumas más amarillas de los canarios para hacer un centro de mesa yo lo sabía, siempre miente, siempre termino en problemas por su culpa y además no sé por qué esa mujer se enfadó tanto conmigo si en definitiva a esos pájaros se los estaba por comer el gato, de todas maneras era cuestión de tiempo solamente.
    Sentada y sola al pie de la escalera en el pequeño salón a la entrada de la casa donde se habían mudado hacia un mes Valentina refunfuñaba y pensaba en su amigo y en el lio que la había metido.
    - Señora Juárez su niña no está bien ya se lo he dicho, lo noté el mismo día que llegaron aquí cuando su pequeña pateó al gato cuando este fue a ronronearle entre las piernas y ahora, mírela enfadada por el regaño y sin remordimiento por lo que le hizo a esos pobres pájaros, su hija no está bien, hágala ver cuanto antes insistía a la madre de Valentina la señora Cristoforo una mujer con sobrepeso cansada por los años y solitaria, mientras era acompañada hacia la salida y aún afuera la mujer seguía renegando mientras cruzaba la calle.
    -Esa niña esta loca, loca, pobres pájaros.
    La madre de valentina la podía escuchar desde la puerta.
    ¡Pero mamá!, replico Valentina cuando la señora Juárez la miró enfadada mientras se cruzaba de brazos, molesta por tener que quedarse adentro el resto de la tarde.
    -Yo no tuve la culpa, fue Esteban, el insistió en que la vieja esa iba a estar muy contenta por tener esas plumas.
    - Bueno Valentina dime donde vive ese niño, quiero hablar con sus padres.
    -No mamá no quiero meterme en más líos.
    -Valentina o me dices donde vive ese niño o te olvidas de volver a verlo no quiero que vuelvas a meterte en semejantes problemas con los vecino, compórtate como una mujercita, maldición.
    Le dijo su madre subiéndole el tono de voz mientras que la niña agachaba la cabeza en un gesto de arrepentimiento, que a la verdad no era tal ya que en sus pensamientos tarareaba burlonamente lo que su madre le decía, a la ves que buscaba que decir para conformarla y salir del apuro.
    -Mamá lo prometo no volverás a saber de él.
    Pasó un rato y la señora Juárez que era muy floja con los castigos sintió remordimiento por su hija, pobre. Allí sentada en la escalera sola, inocente, acusada y aburrida, ya había sido suficiente.
    -Si me prometes no meterte en mas líos, puedes ir a jugar sonrío a su hija la señora Juárez.
    -Si mamá lo prometo dijo la pequeña y salió corriendo de la casa.
    Valentina corrió hasta un viejo pozo de agua que se encontraba entre el patio de su casa y el patio de su vecino y allí se sentó a esperar. De tanto en tanto se paraba y miraba el fondo del pozo y se volvía a sentar para seguir esperando.
    Después de unos minutos empezó a soplar el viento que parecía gritar entre las ramas de los árboles y Valentina reproducía el sonido hacia el interior del pozo.
    En las aguas estancadas del fondo retumbaban los sonidos devolviendo el eco al oído de la niña.
    Un instante después por detrás de ella apareció Esteban entre los árboles que se abalanzo para asustarla empujándola y tomándola de un brazo para que no cayera y riendo dijo:
    ¿Que haces otra vez hablando con el agua?
    Valentina recobrando el equilibrio y el aliento lo miro y enfadada respondió
    - Si, al menos no me intenta hacer daño como tú.
    -Bah! sólo por que no quieres jugar conmigo replicó Esteban.
    -Allí sólo hay huesos podridos.
    -No es cierto exclamo la niña con fuerza
    -Si lo es. Allí quedan sólo huesos podridos, pero vamos a jugar, ven a ver, la invito Esteban.
    Y de la mano bajaron hacia una eterna oscuridad.​
     
    #1
    Última modificación: 10 de Noviembre de 2015
    A joblam le gusta esto.
  2. joblam

    joblam Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Muy atractiva la trama de un entretenido relato. Tiene un final inesperado y tétrico. Saludos cordiales.

    Debes releer para corregir deficiencias de ortografía.
     
    #2

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