Juramentos aparte-.

Y con este sueldecito

que me corresponde como ministro,

señorial, grave y responsable,

de no sé cuántas áreas de la administración,

asumimos que la nación, funciona a la perfección,

y que este abrigo nuevo me queda como un guante.

Siempre habrá algún quejica que crea

que es cosa de poco valor, esto de estar en el gobierno;

(a mí, compañeros, compañeras,

lo mismo me da el pastel de almendras que el

de turrón,aunque probaré de los dos).

Y así, amigos, llegamos a la defunción

de los despojos, si quedan, de este ameno banquete

que nos hemos propiciado por nueve euros,

en la cafetería del Palace, que para algo está enfrente

del congreso, y de la diputación-.



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