La Aldea

En el tronchado firmamento de la fría noche,las estrellas vomitan luz malévola sobre el pueblo fantasma,donde,dentro de sus destartaladas casas duermen de contumaz modorra los ateos habitantes de gris semblante.Mas un sacerdote severo e hierático se acerca con pasos furtivos,haciendo crujir de espanto las frágiles hojas que pavimentan el camino,hacia la aldea anatematizada.Cuando los rayos malévolos de la luna creciente le dan en la pálida cara,este se asusta y recita para sus adentros un credo supersticioso que no hace más que llenar de fantasmas diabólicos su frágil corazón.Entonces,sabiendo que no va a ser escuchado por esa ralea de humanos que no se levantarán jamás de sus camas enmohecidas dado el sacrílego peso de sus negros pecados,se diluye en la difusa obscuridad.