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La Alquería y el Río Turia.

Tema en 'Prosa: Generales' comenzado por Finita, 30 de Diciembre de 2010. Respuestas: 1 | Visitas: 1171

  1. Finita

    Finita Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    29 de Diciembre de 2010
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    Hace un tiempo hice un cometario aludiendo a la masía valenciana. Reflexionando sobre ello quiero aclarar que ese término, masía, coloquialmente puede ser correcto, pero en realidad esos tipos de casas se daban, según datos históricos, en las zonas de secano del interior del País Valenciano. En la huerta de regadío, más cercana al Turia y al mar, se encuentran las alquerías, que viene a ser casi lo mismo, pero con más estilo de palacetes.

    Coloquialmente se las suele denominar indistintivamente de una u otra manera. La masía es más rústica pero igualmente provista de un caserón construido en piedra y rodeado de diferentes edificaciones auxiliares: caballerizas, granero. pozo y casita, para caseros o capataces.

    La alquería es una casa de campo, especialmente de regadío. En un principio se formaron como asentamientos de los campesinos de Al-Andalus. El topónimo ALQUERIA procede del árabe al-qarya- . Tras la Conquista comenzó a utilizarse este término para designar pequeñas aldeas de aparceros musulmanes, cuya propiedad era de un señor. A partir del siglo XV ya adquirió, relativamente, su aspecto actual.

    En la huerta de Valencia han sido muy abundantes estas construcciones, aunque hoy apenas quedan unas cuantas. Muchas de ellas en estado ruinoso. Otras han corrido mejor suerte y se han restaurado, ganando con ello un sorprendente esplendor. Suelen utilizarse para fines diversos, algunos sociales: bibliotecas públicas, casas de cultura etc. o para actividades privadas: restaurantes, discotecas, hotelitos rurales, incluso prostíbulos de muy alto nivel. De esto último no puedo dar mucha fe, ya que es un tema que suele llevarse de tapadillo y sólo nos llega de refilón, a la gente del pueblo: un aura que se percibe y es difícil de catalogar.


    Fue en la antigüedad, y aún hoy, este habitáculo, una explotación agraria, con frecuencia gran latifundio, a diferencia de la barraca que era más propia del minifundio hortelano. La masía tiene más carácter cerealero, de secano, y asimismo ganadero, por ello más propio de las tierras del interior.


    Las alquerías surgieron en la época romana, pero es durante la dominación islámica cuando tomaron gran empuje. Los musulmanes habitaron estas tierras durante ocho siglos y dejaron grandes muestras de su cultura que aún hoy son visibles y dignas de admiración: la distribución de las aguas del Turia en acequias, siete grandes ramificaciones que vertebran toda la Huerta y que son la causa de que nuestro río Turia llegue a la ciudad seco: Quart, Mislata, Favara, Rovella Por la derecha, y por la izquierda: Montcada, Tormos, Mestalla, y Rascanya son los nombres de estas acequias que nacen del Turia y que riegan las huertas hasta los más lejanos puntos de la valenciana huerta.


    El río Turia nace en Teruel, en las confluencias del río alfambra y el río Guadalaviar, que es, en origen, el verdadero nombre, y que se convierte en Turia cuando desemboca en Valencia tras un recorrido de 280 km.


    Ha sido muy llamativo para gentes venidas de turismo contemplar, el cauce que parte la ciudad en toda su longitud con quince monumentales puentes, apenas sin agua, o con un irrisorio hilillo de trecho en trecho.

    Actualmente se ha desviado su curso, tras una faraónica obra de ingeniería hidráulica en prevención de nuevas inundaciones como han ocurrido a lo largo de la historia. En su viejo cauce se ha creado un jardín que ya debe cumplir 25 años de existencia y es grato pulmón para la ciudad.


    En el que fue su último tramo, cerca de la desembocadura, se ha construido La Ciudad de las Artes y las Ciencias, un conjunto arquitectónico diseñado y llevado a cabo por el genial arquitecto valenciano Santiago Calatrava. Esta magnífica obra junto con otras muchas, como el Parque de Cabecera y el Nuevo Parque Zoológico, han colocado a Valencia en la cima de la modernidad y de la Cultura europeas. Junto a estas zonas han surgido grandes avenidas y edificios de vértigo, los precios de esos apartamentos son, asimismo, de un vértigo inenarrable.



    Y volvemos al tema cultural de regadíos, de musulmanes y vocablos que aún permanecen en nuestro idioma (según estudiosos del tema se calcula que un 30% de nuestros vocablos es herencia musulmana), aunque hay quien opina que esta apreciación es un poco exagerada. Asimismo nos dejaron muestras de su Literatura, Poesía, Filosofía y Medicina, jardines, casas de baños... en pago a todo esto y mucho más se les desterró, maltrató y se les consideró infieles, como ellos nos consideran a nosotros.

    ¿Quién ha dicho que las religiones sirven para alcanzar la Paz? Porque de la misma guisa que se les combatió, entraron aquí ellos (los moros) ochocientos años atrás. Esta vida y sus conflictos está eternamente regida por una espiral infinita.

    La eterna redundancia: No hay solución. Ni la más mínima esperanza de solución en lo que a conflictos políticos o religiosos se refiere. Nada de nada.
     
    #1
  2. Una prosa muy instructiva y que todos deberían conocer, aunque creo que todos esos edificios a los que alude pertenecen a un época que no sé si recordaremos con el entusiasmo que tú apuntas. Luis
     
    #2

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