La Ausencia De Su Figura

Siento como si una especie de animal comenzara a devorar, el lado de mi mente que me hace sentir placidez.
Siento una gran pulla en mi corazón que me duele y me hace entrar en cólera, empiezo a sentir un cierto odio por los demás, por aquellos que no se dan cuenta de la situación que vivo ahora. Quisiera prescindir el miedo desquitándome con ellos, desfogar esa ira al rechazo, herir a quienes no aceptan mi forma de pensar y a los que se aprovechan de esa dificultad pero no es hora de convertirme en un monstruo.

La soledad constante puede crear un desabrigado sitio para pensar, un desvió de la realidad que me consume en su profundidad y en lo más oculto de mi ser crear un segundo de tranquilidad.
El temor ronda a mí alrededor, cada instante que me concentro llega el miedo destruyendo; acabando con la calma, con lo único que hace unos minutos me quedaba Y en lo que ya tarde empezaba a confiar. La valla que me separa de la felicidad, es hora de que pronto halle la forma de traspasar.

El miedo en la vida es quien no me deja prosperar, porque para tener a la mujer que amo tengo que sobrepasar muchas cosas más, cosas de mi vida social que me detienen cuando quiero avanzar, cosas sin sentido que me hacen caer y contra las cuales no puedo luchar, por qué no cuento con el valor suficiente para poderlas afrontar.
Siento que para tener esa dama espectacular, debo ser fuerte y un ilustre hombre en el que ella pueda confiar. Miro con sosiego a través de la ventana; en el vacio panorama no hay más que una simple distracción.

Deseo un instante para soñar, un feliz momento para dormir. Miro su rostro soñando y me doy cuenta que es imposible inmortalizarlo tal como es, acostado en mi cama busco descanso pero siempre fatigado y exhausto de pensar.
El tiempo retirado cerca de “la mancha” se hace cada vez más largo, a decir verdad utilizaba el espacio para ir a admirar esa dama sin igual. Ahora que estoy ausente me siento en un lugar apartado para perpetuarla, para revivir su imagen y se me hace imposible el variarla.

Hago cosas impulsadas por la orfandad, cosas tristes que si ella las viera se daría cuenta, de todo lo que me emerge al pensar lo que sería tenerla y demostrando lo pésimo que vivo al no verla.
Ambiciono besarla y acariciarla, palpar su cabello y concebir que se sienta amada, decirle cosas al oído para que perciba que hay un hombre que la aclama, manifestarle que la adoro y que aún no he podido relegarla. Es su rubio en lo que me hago centrar, para luego expresar que la amo como a ninguna otra más.

Se entromete algo inesperado, no sé que es, pero puedo sentirlo, su retrato ya no es tan claro en mi mente y me cuesta Conceptuarlo.
Con respecto a ella no hallo respuesta, pasó por mi pensamiento muy repentinamente y creo que personifica el abandono de algo, ¡no sé! Es difícil decir que es verdad, diría que algo se comienza a acabar cuando creía que por siempre iba a durar. Necesito… necesito algo para recordar de una forma más fresca, una cosa en especial para continuar. Es insólito este aviso pero aun no lo acepto completamente.

Un destino sombrío crece en mi interior, este es el momento en el que más confundido quedo. La vida deja de tener sentido, el tiempo se vuelve algo desaparecido, en unos minutos todo cambia para hacerse peor.
Ella… sabrá el mismo Dios donde estará, solo guardo el recuerdo de su hermosa figura desvaneciéndose como el polvo desaparece en el aire, como una flor se marchita y como la hoja de un árbol cae.
Mi mente se debilita y el desvarió llega a mi cuerpo.

Supongo que estoy perdiendo, las horas en el día son demasiado largas y al anochecer no se en que las utilicé.
Desperdicio el tiempo que podría aprovechar con ella en mis brazos, rosando su rostro y regocijando sus dulces labios en los míos. Un año completo ha transcurrido, un año consumado ha finalizado, mi amor en una parte entera está guardado y tal vez en este nuevo año se me otorgue predicárselo. La moral en una parte de mi corazón de alguna forma empieza a ayudar.

Resguardo un objetivo, una esperanza depositada en mi corazón, ansío decírselo de una forma exclusiva y especial:
Creo vivir un sueño ahora confiado de que es real, el tenerte en mis brazos frotando tus manos, el mirarte de frente sin la necesidad de recordar solo de preservar, el sentir tu aire sobre el mío… dime ¿es la brisa del viento la que te hace temblar? O somos los dos palpitando de nervios y de que por fin juntos podamos estar, lo que hace que me envuelva en tus ojos y no pare de mirar.

Esas palabras anhelo decírselas para despertar su pasión en la cual después de tanto trecho nos consumiéramos los dos, para después de aguardar en silencio un lapso de tiempo solo un propósito se haga presente y poder hacer brillar mi fantasía principal. El agujero negro del destino algún día consumirá todo eso, así se forje verdad, así después de un término de amor como ninguno haya extenuado nuestras mentes, ese será el momento crucial de la realidad irrevocable de toda la humanidad; la cual es cuando te das cuenta que por más puro y bello que sea algo por siempre no durará.

Creo que el propósito de nuestra vaga existencia sea solo aprender para después naturalmente olvidar, puesto que ningún conocimiento es tan agraciado para que pueda durar por la eternidad.
En esta mesilla que estoy ahora su figura es imposible recordar, solo recojo un poco de amor para que avive en el día que tanto afán tengo de vivir, o tal vez cuando vea de nuevo ese prodigioso rostro sin igual, esa sublime figura que conquistó mi ser que ahora solo nostalgia me produce al especular que aguarda en algún lugar para mí.

La hora se acerca poco a poco, la hora en que decidirá el destino si de nuevo vuelvo a sentir prosperidad.
Estoy a la deriva sin saber que será de mí, camino dotado deliberadamente de dolor, viendo como la esperanza de vida aguarda en una mujer y ahora más que no sé si por alguna razón la iré a tener. Falta poco para volver a aquel ámbito en donde yace mi salvación. No sé si estará para darme consuelo, ya su imagen se vuelve un misterio y mis fuerzas de luchar caen lentamente en la fría tierra así nada más.

Solo me queda esperar que final tenga el día de mañana, acostado en mi cama solo pienso en ella, recuerdos surgen en mi mente pero su figura aún no, ni su rostro ni su cuerpo, el sueño llega fortuitamente y la oscuridad se hace dueña.
Una pequeña luz nace en la sombras, estas se vuelven blancas y un extraño fulgor se toma el alrededor… cuando me entero ya estoy despierto. Prontamente el desasosiego desaparece, al transcurso de unas horas en la mañana me encuentro listo para marcharme y lleno de expectativa para avanzar.

El día estaba oscuro, parecía el anticipo a algo trágico para mí ser, en una parte de mí corazón nacía el presentimiento de lo que para mí sería fatal, en un instante el cielo comenzó a tornarse claro, comenzaba a ver que la luz se tomaba las calles, no lo entendía pero lo trataba de descifrar.
En el corto paso que tenía que hacer para llegar a aquel recinto, me sentía un poco nervioso y en una parte de mi alma el miedo comenzaba a surtir efecto, lo que era un adelanto para lo que más tarde probablemente presenciaría.

Casi llegando veía colegas, algunos que tal vez no volvería a ver y uno solo que se acercó a acompañarme.
Cuando llegué me hice en un lugar diferente al cual no estaba acostumbrado, ya que estaba rodeado de “la mancha” lo cual me incomodaba más. Mirando al alrededor no la encontraba por ninguna parte, estaba a la expectativa, los nervios me consumían, la boca me temblaba aun sin mirarla, aun sin saber si estaba. Algunas personas en particular brotaban de “la mancha” acercándose saludando de una forma peculiar.

Muchedumbre comenzaba a entrar, después de un rato propuse lo mismo a algunos y todos accedieron sin dar a más. Seguía mirando por todas partes y seguía sin hallarla pero aun guardaba ilusiones de volver a verla.
Caminaba por un extenso pasillo y podía observar gente en las estradas que estaban ubicadas frente a una gran cancha de patinaje, esa era mi última esperanza de encontrarla y volver a estimar su imagen. Habían transcurrido más de cuarenta días desde el último que la miré, esas jornadas de trabajo en el hogar sin un ser tan bello, fueron eternas y mi alma estaba vacía.

Solo faltaban unos escalones para reparar todo completamente, cuando subí mire al frente, en un instante sentí un extraño estremecer, la luz no me deja ver bien, se escuchan las voces de muchos y no puedo escuchar adecuadamente.
En un punto elevado, en un lugar especifico para mi, el tiempo fue súbito pero lo pude creer, allí estaba… con las dos damas que acostumbraba residir; parecía una Diosa refugiada en la multitud que solo yo pude ver para después hacer notar en mi entristecida cara, que harta de amargura estaba ya.

Mi corazón se detuvo por un santiamén, disipado en el espacio y tiempo la alegría llenaba mi espíritu, era como ver la misma gloria del señor colocada frente a mí.
De un momento a otro mi corazón se agitó, la más hermosa mujer, el más precioso ser, la más divina figura existente en esta tierra estaba allí.
Mi felicidad era inmensa pero muy repentina, tanto que nadie la alcanzaba a notar, solo ella inquieta volvía a ver a aquel joven que no se cansa de contemplar, cruzando un patio bajando la mirada para hacer pensar que no se ha dado cuenta que ella nuevamente está.

 

Este tema ah sido movido del foro de Poema Melancólicos al foro de Prosas Melancólicas por tener un mejor contenido con lo acorde de tal escrito.

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