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La barca y su barquero

Tema en 'Poemas de Amor' comenzado por jorge enrique mantilla, 1 de Septiembre de 2020. Respuestas: 0 | Visitas: 165

  1. jorge enrique mantilla

    jorge enrique mantilla Poeta asiduo al portal

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    22 de Julio de 2010
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    La barca y su barquero

    Atravesaba la charca, la barca conducida por su barquero

    Del riachuelo, que emanaba sus aguas a la vereda campesina por un vertedero

    Iba a recoger a sus labores, sus amigos alegres de pasajeros

    En el puerto, amarró de un lazo a la estaca, junto a su sombrero



    Debajo de un frondoso árbol, espero sentado, no sé cuántas horas a sus clientes

    Se quedó dormido un largo tiempo, el barquero de aire fresco de sus corrientes

    Despertó asustado, vociferando la tardanza de los campesinos ausentes

    Dejó allí su barca y se dirigió al caserío, insultando entre sus dientes



    Atravesó la calle real, solitaria de espantos y aullidos fantasmales

    Buscó a sus clientes y llegó hasta el fontanero, de los tejados y los umbrales

    Subió las escaleras del atrio, buscando respuesta a los sonidos lúgubres musicales

    Las puertas del caserío estaban cerradas con candados y sus ventanales

    Uno que otro perro aullaba, alaridos de miedos de ecos infernales



    A lo lejos se divisaba la humareda, de la cocinanza de barro en la ladrillera

    Se dirigió hacía el horno por un camino empinado y polvoriento

    Y allí encontró encima de una carretilla al fontanero fornido, dormido y sin movimiento

    El barquero lo fue a despertar y escuchó un atroz grito, ¡no lo toques!, si no tiene conocimiento!

    Le preguntó al hornero, que era lo que sucedía a las personas del caserío, al fontanero sin quejidos de sufrimiento

    En otro carruaje, apareció tirado el sepulturero, retirado del cementerio y su camposanto



    El hornero sacó del horno una varilla con gancho, de fuego al rojo vivo

    Y enganchó por el cuello al fontanero y lo lanzó a las llamas en forma repulsiva

    Con su gancho ardiente, se lo incrustó al sepulturero y los dos ardieron en forma primitiva

    El barquero quedó paralizado y mudo, de aquello que estaba presenciando, nunca visto sin calificativo alguno



    Salió corriendo por la calle real, hacía el puerto sudoroso y meditabundo

    Detrás venía el hornero persiguiéndolo, ya apestaba de olores nauseabundo

    Saltó a la barca, presuroso, pero el hornero con su gancho le atravesó las mejillas, de sangrado a borbotones profundos

    Lo jaló de la barca hacía el tablado, pero ya agonizaba de los estertores moribundo

    Le prendió fuego a la barca, a la estaca y a su sombrero, como todo un criminal furibundo

    Arrastró al barquero por el camino y lo lanzó a las llamas del horno y ardió como todo un inocente vagabundo

    La pandemia arrasó con el caserío, con los campesinos, con el sepulturero, con el fontanero y con el barquero, sin virus de alaridos profundos

    Y allí sentado en la carretilla, quedó el hornero, esperando contaminados de miedos profundos

    “Joreman” Jorge Enrique Mantilla – Bucaramanga mayo 23-2020
     
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